De las cenizas

La permanencia de Pep Guardiola en el Bayern de Múnich aún tiene sentido. El equipo alemán sigue en la Champions League, el único torneo que podría darle una salida por la puerta grande al entrenador español.

Y lo hizo eliminando a la Juventus, vigente subcampeón, en una fase emocionante.

La definición de esta llave fue tan cerrada que necesitó de los suplementarios. En principio, Bayern era el favorito para obtener una victoria cómoda. A su favor estaba el 2-2 que consiguió en la ida. En ese compromiso estaba en ventaja 2-0 pero se confió, bajó las revoluciones y terminó en empate.

Esta vez, la misión era liquidar todo de entrada. Pero se vio sorprendido por el gol de Paul Pogba a los cinco minutos.

Bayern no se espantó de la desventaja, siguió jugando fiel a su estilo y sumó hasta siete elementos en cancha rival. Y eso le costó.

Álvaro Morata tomó el balón en su campo, corrió treinta metros y cedió para que Juan Cuadrado anote el segundo, tras un enganche, a los 28 minutos.

Aquí empezó el drama para los de Guardiola. Necesitaban marcar dos goles para forzar el alargue. Atacaron por todos lados pero sin la claridad que les ha caracterizado. No quedó otra que apostar por el pelotazo dirigido para que Robert Lewandowski se imponga en el juego aéreo. Al inicio no funcionó. Al contrario, la desesperación le ganó a la estrategia.

Solo a 17 minutos del final el Bayern empezó a creer que era posible, gracias al gol de Lewandowski.

Siguió atacando con más ímpetu que ideas y al final, en el primer minuto de compensación, Thomas Müller anotó el empate de cabeza. Si no era en esa jugada, Bayern quedaba eliminado. No había más tiempo.

Y por ello lo festejaron a rabiar. Por eso salieron a los suplementarios con el envión anímico que les permitió ganar. Aprendiendo de sus errores por exceso de confianza, liquidaron el juego con goles de Alcántara y Coman.