El cerebro se llena de cables
Elon Musk, el fundador de Tesla y SpaceX y creador del Hyperloop, ha presentado su nueva empresa Neuralink, con la cual pretende llegar a crear seres humanos “superinteligentes”, es decir lograr potenciar sus capacidades cognitivas a través de la intel
Elon Musk, el fundador de Tesla y SpaceX y creador del Hyperloop, ha presentado su nueva empresa Neuralink, con la cual pretende llegar a crear seres humanos “superinteligentes”, es decir lograr potenciar sus capacidades cognitivas a través de la inteligencia artificial.
Como Musk hay muchos genios de la ciencia y la tecnología que creen que la fusión cerebro-máquina, tan de películas de ficción, podría significar el próximo gran avance de la humanidad.
En Silicon Valley (EE. UU.), por ejemplo, la mente parece una frontera sin conquistar cuya importancia opaca cualquier logro tecnológico conseguido hasta ahora. Google tiene su propia división concentrada en el tema y Mark Zuckerberg ha dicho que el cerebro está entre sus objetivos: “La gente algún día podrá compartir en Facebook o en una nueva red, experiencias sensoriales y emocionales, no solo fotos”.
Europa también se apunta. El proyecto BackHome, que nació en Barcelona, ha permitido conectar el cerebro de personas con discapacidad severa con una PC para llevar un control domótico del hogar o navegar por Internet sin hacer ningún movimiento.
Y desde la Universidad de Melbourne se cuenta otro logro. Han creado una nueva interfaz cerebro-máquina mínimamente invasiva, que da a las personas con lesiones de la médula espinal la posibilidad para caminar otra vez con el poder del pensamiento.
Pero también hay trabas. La computación sigue alcanzando nuevas metas, pero nuestra capacidad de conectarnos con el silicio está atascada. Incluso cuando hablamos con un asistente de voz como Siri, la máxima información que se puede transmitir es de unos 40 bits por segundo. Esa transferencia de datos puede llegar a un billón de bits por segundo mediante un cable de fibra óptica.
La realidad es que conectarse al cerebro con un ordenador es difícil, pero las investigaciones no paran y ya se cuentan cientos de intentos exitosos, con diferentes fines, pero exitosos (en la infografía le contamos los más importantes).
Lo cierto es que a Elon Musk le preocupa, además de ser el primero en llegar a Marte, que terminemos siendo las mascotas de nuestras máquinas. Una motivación lógica para que toda la ciencia quiera llenar el cerebro de cables.