Chautiza -Esmeraldas
En las costas de Esmeraldas, un fenómeno natural se repite de marzoa junio, marcando el compás de la vida y la cultura local, la captura de chautizaLuis Cheme / Expreso

Chautiza: La esencia ancestral de Esmeraldas

Con esta diminuta especie se prerara una variedad de platos típicos

En las costas de Esmeraldas, un fenómeno natural se repite anualmente, marcando el compás de la vida y la cultura local. La chautiza, un pez diminuto, casi transparente y de apenas 2 centímetros, emerge como el protagonista de una narrativa que fusiona naturaleza, tradición y ancestralidad.

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Desde marzo hasta junio, las aguas próximas a la playa de Las Palmas se tornan efervescentes de vida. La chautiza, conocida científicamente como Sicydium Rosembergii, arriba en vastos cardúmenes, brindando un banquete a los lugareños.

La especie no es meramente un pez; es un hilo conductor de la historia e identidad de Esmeraldas. Es una promesa de perpetuidad, un pez que no solo nutre cuerpos, sino que alimenta el alma de una ciudad, tejiendo la historia y la identidad de su gente en cada ola. Este pez, pariente de la sardina pero singular en su género, es aguardado con ansias por su sabor exquisito y su polivalencia culinaria.

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Con la primera luz del día, las playas cobran vida con pescadores que blandeen el chayo, una red especial vinculada a palos de mangle o guayabo. “En Esmeraldas, la pesca de la chautiza trasciende una mera actividad económica; es un rito comunitario que engloba a la familia entera, incluyendo a los infantes que juegan y se instruyen al lado de sus mayores”, asegura Enrique Cuero, conocedor de las tradiciones del pueblo afroesmeraldeño.

Una vez en el hogar, la chautiza se transforma en un abanico de platillos que son la esencia de la gastronomía esmeraldeña. El encocao de chautiza, acompañado de arroz blanco y plátano verde cocinado, es una delicia que cada esmeraldeño ha degustado y preserva en su memoria culinaria.

Cahtiza, pezcado diminuto
La chautiza no es meramente un pescado; sino un hilo conductor de la historia e identidad de Esmeraldas.Luis Cheme / Expreso

La especie es accesible para todos, comercializada en mercados y directamente en las playas. Su precio módico posibilita que, incluso en los sectores más modestos, los triciclos cargados de chautiza y cocos frescos ofrecen el producto en los domicilios.

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La copiosidad de la chautiza es tal que puede obstruir la desembocadura de ríos. Su procedencia y destino son un misterio, pero su presencia es una bendición anual que las familias esmeraldeñas festejan con júbilo y agradecimiento. Hay quienes dicen que se trata de vómito de ballena, pero esa es una leyenda urbana.

Según Enrique Cuero, la existencia de este pez está documentada en crónicas antiguas y en relatos orales que no solo describen su dinámica pesquera, sino también su presencia en ríos donde hoy su existencia es escasa o quizás extinta.

“Hay testimonios de antaño que narran la existencia en el Pacífico norte de Esmeraldas de un camarón pequeño y sabroso, también denominado ‘chautiza’, que se conservaba mediante ahumado”, relata el activista.

Plato preparado con la chautiza
Una vez en el hogar, la chautiza se transforma en un abanico de platillos que son la esencia de la gastronomía esmeraldeña.Luis Cheme / Expreso

Su procedencia y destino son un misterio, pero su presencia es una bendición anual que las familias esmeraldeñas. Las playas de Las Palmas, Las Piedras, Bocana de Ostiones y Bocana de Lagarto son los enclaves idóneos para la pesca de la chautiza.

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Cenaida Quiñónez, promotora cultural y conocedora de la historia afroesmeraldeña, cuenta que las mujeres eran las responsables de su preservación con sal, luego lo envolvían en hojas y le aplicaban presión con piedras para deshidratarlo. “Luego de dos días se envolvía de nuevo en hojas de plátano y se ahumaba con fuego de cedro verde, y como resultado un delicioso pastel conocido como panda”, explica Quiñónez. Durante la temporada, en varios restaurantes se anuncia: ¡Hoy encocao de chautiza!.

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