La CIDH teme por su futuro por falta de dinero

La CIDH teme por su futuro por falta de dinero

Hay que empezar a analizar mecanismos adecuados que nos permitan tener instancias para la defensa de los derechos humanos. Es necesario hacer una evaluación objetiva, sin sesgo político, sino mirando lo fundamental, que es la defensa y protección de lo

“Nuestra posición sobre la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha sido muy clara: creemos en la Corte y tenemos cuestionamientos a la Comisión”, declaró a EXPRESO el canciller Guillaume Long.

Fue después de que el organismo anunciara que atraviesa una grave crisis financiera. ¿Qué implica ese anuncio? El 31 de julio, por ejemplo, la CIDH terminaría los contratos con el 40 % del personal. Se suspenderán, además, las visitas previstas para este año, así como de los períodos de sesiones 159 y 160 que se programaron para julio y octubre.

Para el procurador ecuatoriano Diego García, el problema que tiene la Comisión es depender de donantes, muchas veces con intereses particulares. El funcionario dijo a este Diario que Ecuador seguirá apoyando la vigencia de la Convención Americana de Derechos Humanos, pero que es tiempo de hacer un cambio integral en el sistema.

“Es el momento para que los Estados sean los que sostengan a la Comisión, pero también que exijan que esta haga un trabajo acorde con la propia Convención. Es decir, que no exija a los países lo que ellos no están cumpliendo”, explicó.

La Comisión ha sido el destino final de reclamos por supuestas violaciones de derechos humanos que no han tenido eco en el país. En el último periodo los representantes de las organizaciones sociales han expuesto sus casos, muchas veces sin la presencia de los delegados estatales.

Salim Zaidán, abogado especialista en derechos humanos y catedrático de la Universidad Católica del Ecuador, cree que si los Estados dejan de comparecer a las audiencias públicas y de entregar recursos, el sistema se debilitará y, posiblemente, desaparecerá.

Y ese es el temor entre los actores de la sociedad civil, que han presentado acciones ante la CIDH.

“Tal vez hay gobiernos, puntualmente acusados por sus acciones, que han sido observados por la CIDH y que no les ha gustado. Pero, aun en esas circunstancias, el camino no es quebrarla y desaparecerla”, dijo a EXPRESO César Ricaurte, director de Fundamedios.

El presidente de la Conaie, Jorge Herrera, coincide con esa lectura. A sus ojos, hay países que están siendo observados y no les interesa poner los recursos para que la CIDH continúe. “Es una situación muy preocupante y una clara evidencia del desinterés de los Estados que dejen en la desprotección de los derechos”, opinó.

¿La solución? El excanciller Francisco Carrión sugirió una breve receta en Twitter: cambiar la sede a un país con un costo de vida menos caro, que Estados Unidos ratifique convenios SIDH y voluntad política de los Estados. RRG