Cierre de campaña: Arauz apela al "bien común" y Lasso a "construir el futuro"

Terminó la campaña. Hasta dentro de cuatro años, adiós a los recorridos, a las banderitas en las calles, a los ataques y a los discursos apelativos. Empieza esta noche el tiempo de reflexión como preludio de la jornada electoral del domingo en la que los ecuatorianos decidirán a quién dan su confianza para enrumbar un país asediado por todas las crisis posibles. A la económica que ya venía lastrando la actividad nacional desde antes de la pandemia, se le sumó esta misma agravando el desempleo y la vulnerabilidad social. Se agudizó la inseguridad y se cayó el estado anímico de un pueblo que muestra en las encuestas de opinión los niveles más bajo de credibilidad en sus gobernantes. El domingo, Ecuador elige su futuro. Y tiene dos opciones que se despidieron este jueves de la palestra pública. Los corazones no conquistados en el último mes de campaña, ya no recibirán más señuelos.

El primero en cerrar sus actos de proseletismo fue Guillermo Lasso, en su Guayaquil natal, al pie del río Guayas, a sabiendas de lo simbólico de la ubicación. “Cuando era niño, paseaba por este malecón oliendo el aroma del cacao que se secaba”, apeló a la nostalgia en su último discurso. A sus espaldas, un centenar de barcazas con simpatizantes que ondeaban banderas de Ecuador, no del movimiento CREO ni de la alianza con PSC que representan su candidatura. “Sé que están angustiados por la salud, la falta de empleo, la inseguridad… Que ese camino de recuperación no llega, que todo se ha vuelto más difícil”, proclamó ante unas pocas de decenas de simpatizantes que acudieron a la convocatoria limitada por las restricciones de la pandemia de covid-19.

“No ingresé a la política para acumular honores ni riqueza. Tampoco para perseguir a nadie o para ganarle una discusión a nadie, sino con una verdadera vocación de servir”, prometió Lasso una nueva etapa de progreso en la que todos puedan vivir mejor, sin odios ni venganzas.

A siete horas en coche de distancia y con 421,4 kilómetros de por medio, Andrés Arauz, el candidato de Unión por la Esperanza auspiciado por Rafael Correa, culminó su periplo promocional en el centro deportivo Cumandá de Quito. La convocatoria citó a los simpatizantes a las cuatro de la tarde, pero arrancó con dos horas de retraso. Arauz había estado en Manabí, uno de sus bastiones de voto fiel, durante la mañana. Con caravanas y discursos, el joven candidato de 36 años agradeció el apoyo de sus seguidores, tras recorrer las principales calles del sur y del centro de la capital y se mostró confiado en obtener una victoria el domingo. El día anterior, ambos candidatos se despedían de la ciudad contraria: es decir, Arauz en Guayaquil y Lasso, en Quito.

Aprovechando el capital político del expresidente Correa que ampara su candidatura desde que fuera designado por el exmandatario como el rostro que representará sus ideales en estas elecciones presidenciales, el de UNES habló del legado histórico del Gobierno correísta que "construyó decenas de hospitales y escuelas". Dijo sentirse orgulloso de esas raíces, pero al mismo tiempo marcó distancias: se trata de nuevo momento y de una renovación del proyecto político. “Nosotros si sabemos hacer las cosas porque venimos de una vida de servicio a la patria. Venimos a dar soluciones al Ecuador”, invocó. “Defendemos el bien común y por eso vamos a ese plan de vacunación para todos y para todas. Vamos a recuperar nuestra educación y adoptaremos al internet como derecho humano”.

Aunque las últimas encuestas, publicadas hasta la semana pasada, daban un empate técnico y no hay más estimaciones de la intención de voto hasta el verdadero examen ante las urnas de este domingo, hay quienes tienen claro a quién van a entregar su apoyo.

Marta Noboa Noblecilla (Guayaquil): “El candidato de mi opción para estas elecciones es GLM, porque considero que va a dar una estabilidad, progreso y vamos a tener libertad y un país democrático”.

Miguel Ángel Llerena Lara, jubilado militar (Guayaquil). “Mi confianza y mi actitud positiva y la esperanza de que un joven en este país, con un corazón sano, con mente sumamemente proyectada a la superación de la gente humilde, de escasos recursos. Más que todo el sentimiento que tiene él de llegar a mejores días para las personas de medianos recursos para abajo. Arauz, el presidente de este país”.