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CONVENCION CORREISMO
El máximo líder del correísmo, Rafael Correa, aún tiene una base de seguidores fieles que le permiten ser una fuerza política fuerte.ARCHIVO

Los cinco errores del anticorreísmo

Aun cuando el correísmo no ha regresado al poder mantiene buenas posibilidades  por culpa de los errores de sus adversarios

Los errores que cometen a diario los líderes de la Revolución Ciudadana son aquellos que les ha impedido ganar una elección desde hace siete años. La negación para reconocer que en su gobierno hubo muchísimos funcionarios corruptos, entre ellos algunos confesos; la obsesión casi enfermiza por liberar a Jorge Glas y seguir defendiendo su falsa inocencia. Sus ataques contra todo aquel que piensa diferente, su agresividad contra la fiscal Diana Salazar. La misma cantaleta de “los corruptos siempre fueron ellos”, “para tonto no se estudia” o “culpa de la prensa corrupta”, entre otras obsesiones que solo generan odio, los ha condenado por “influjo psíquico” a seguir perdiendo elecciones, mientras no cambien su comportamiento político.

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Aun cuando el correísmo no ha regresado al poder por culpa o gracias a sus propios errores, todavía mantiene posibilidades de lograrlo por culpa de los errores de sus adversarios; sobre todo, de aquellos obsesionados con Rafael Correa. 

¿Cuáles son estos errores?

1.Asegurar que todo lo que hizo Correa durante su gobierno fue malo. Podemos estar de acuerdo en que el balance final es negativo, pero hay algunos hechos y obras importantes que se realizaron, y como ejemplo cito algunos. Antes de Correa, la afiliación a la Seguridad Social era una burla por parte de los empleadores. Durante su gobierno, los afiliados casi se duplicaron tan solo con la decisión de sancionar con prisión a quienes no afiliaban a sus empleados. Por la bonanza petrolera también se construyeron carreteras, hidroeléctricas y escuelas. Obras que ayudaron al país, especialmente a los más pobres y a algunos sinvergüenzas que se enriquecieron porque una buena parte del dinero se la robaron. Sostener que solo robaron y que todo lo que hicieron fue malo no va a conseguir que los simpatizantes de la Revolución Ciudadana cambien. Lamentablemente, el pueblo que se benefició de esas obras no ve lo robado, solo ve la obra y la agradece.

2.Aseverar que todos quienes estuvieron en su gobierno son ladrones. Si bien es cierto que hay pillos emblemáticos del gobierno de Rafael Correa, principalmente por el caso Odebrecht y por sobornos en los sectores del petróleo, energía, salud y seguros, también es cierto que hubo funcionarios serios en otras áreas que realizaron su trabajo sin que alguien haya presentado alguna denuncia seria en su contra, aparte de los acostumbrados reclamos políticos. Como ejemplo pongo a María Elsa Viteri, Ana Albán y Fernando Bustamante. Sin embargo, haber sido funcionario del gobierno de Correa en algún momento de los 10 años que fue presidente, hace que esa persona sea descalificada, agraviada o insultada en redes sociales por los acérrimos enemigos del correísmo. Hacer esto solo demuestra que los unos son tan intolerantes como los otros.

3.Pensar y sostener que los seguidores del movimiento Revolución Ciudadana son todos fanáticos, extremistas o borregos. Es verdad que hay algunos frenéticos que creen que Rafael Correa es una especie de semidiós. Algunos de ellos están en la Asamblea Nacional tratando de defender lo indefendible. Otros están activados en redes sociales y se dedican todo el día a insultar a los adversarios de su partido, pero no todos sus seguidores son así y decirle borrego o ladrón a alguien por simpatizar con ese movimiento solo va a generar rechazo al insulto y adhesión hacia el correísmo. Los simples simpatizantes de este partido también son personas que buscan un mejor país, no quieren un Ecuador destruido por nadie, sienten el mismo amor por los triunfos de la selección y la misma tristeza por los muertos en un terremoto. Puede ser que estén equivocados, de hecho, creo que lo están, pero esto no es motivo para agredirlos o insultarlos. Hacerlo es caer en su juego y cometer las mismas bajezas que cometen sus fanáticos.

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4.Darle más importancia de la que se merece. No quiero decir con esto que los adversarios de la Revolución Ciudadana deben descuidarse y dejar de luchar, pero deben dejar de ver a Rafael Correa como un demonio o como el cuco invencible que puede venir a comérselos vivos. Para que Correa regrese al poder es necesario que se produzcan demasiados cambios en la justicia para anular sus juicios y recuperar sus derechos. Además, hay que reformar la Constitución para que pueda ser candidato presidencial. No es imposible, pero no es algo que se pueda lograr de la noche a la mañana.

5. Imitar a Correa. Este es el clásico error de la clase política que critica todo lo nefasto que ocurrió durante el gobierno de Correa, pero trata de imitar sus acciones. Aunque a algunos les disguste, Correa sabía mandar. Es un tipo inteligente, preparado, estratégico y, sobre todo, estaba convencido de que lo que hacía era lo correcto. Por eso pudo hacer todos los cambios que quiso. Cambió todo, desde la Constitución hasta la justicia y las instituciones. Lo logró porque es una persona que, a pesar de estar lleno de odios y resentimientos, es un líder. Por eso aún hay quienes lo quieren sin importar lo que haga.

Actos como perseguir adversarios a través de la justicia, descalificar con epítetos a los rivales políticos, intentar callar a quienes critican, fueron los que llevaron a la división de los ecuatorianos y a que la mayoría de la población tenga miedo de la Revolución Ciudadana. Intentar repetir lo malo de Correa solo traerá malos resultados.

Rafael Correa dejó el poder hace siete años, pero la clase política sigue quejándose y echándole la culpa de todos los males del país. Puede que sea verdad, pero ya ha pasado suficiente tiempo para haberlo arreglado. Lo único que se requiere es un líder con determinación, que esté convencido de que su proyecto es lo mejor para el Ecuador. Que crea que todo su ideal es posible, que se queje menos y haga más. Aún tengo la esperanza de que ese líder aparezca.

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