Ciudad Victoria, un territorio donde solo gana la violencia
El 10 de julio hallaron muerta a una menor en un terreno. Los niños crecen en medio de robos afuera de planteles, droga, bandas y escasez de servicios
Tierra de nadie. El hallazgo del cadáver de una menor de 14 años que presentaba signos de violencia y deformaciones en su cráneo, en un terreno baldío del sector de Ciudad Victoria el 10 de julio pasado, evidencia los problemas de inseguridad que acechan a los habitantes de esa zona del noroeste Guayaquil.
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Leer másCiudad Victoria es una urbanización construida hace más de diez años en el Gobierno de Rafael Correa, que colinda con varias cooperativas, terrenos con vegetación y botaderos de basura improvisados. Al norte están varias cooperativas, como Ciudad de Dios; al sur, Monte Sinaí y Sociovivienda. Fuentes policiales califican a esa zona como conflictiva por constantes robos a personas, robos de carros y motos, venta de droga y la presencia de bandas armadas y crimen organizado.
Son las 13:00 del martes 19 de julio. El paso de niños y adolescentes es notorio junto a la calle de acceso a ese enclave popular de la urbe. Luis camina rápido con su hija Lizbeth para cruzar la calle, con una botella de bebida gaseosa para el almuerzo. El polvo se eleva mientras aceleran el paso, ante los buses despintados que circulan como si participaran de una carrera. “Soy comerciante y hago una pausa para ir a ver a mi hija a la escuela. Hay que estar pendiente de los hijos, por los riesgos”, dice Luis.
La otra cara de la moneda se ve en los chicos que caminan solos, cerca de matorrales, de botaderos de basura, de casas abandonadas u otros sitios que son paso obligado para ir a la escuela y retornar a casa. Esas trochas que están entre arbustos, donde hay ropa y zapatos tirados, botellas y mascarillas, las recorre Cindy, de 12 años, quien cursa el octavo año en el Colegio 28 de Mayo (réplica).
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Leer másLos exteriores de ese plantel, cuenta la menor, son frecuentados por jóvenes motorizados que muestran revólveres para quitarle las cosas de valor a estudiantes y padres de familia. “La semana pasada vinieron. Dispararon al aire. Como soy flaca pude meterme entre las rejas del colegio. Ya estaban cerradas las puertas. Ahí les robaron los teléfonos a unos chicos. Yo le ayudé a una niña más pequeña para que entrara”, relata aún asustada Cindy.
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Leer másSon casi las 15:00 y ella tiene que retornar sola a su domicilio, que está por el sector de La Carolina. Antes de irse, la menor dice que también es común que se escuchen casos de violaciones y desapariciones de niños. Sorprende la normalidad con la que cuenta esos detalles, como si fuera adulta. Otros niños y adolescentes también tienen esa actitud.
El relato de Cindy se apega a los registros de llamadas de emergencias del Sistema Integrado de Seguridad ECU-911 de esa zona. La semana del 4 al 10 de julio, cuando fue hallada muerta la adolescente que estaba por cumplir los 15 años, se hicieron tres llamadas para reportar la desaparición de personas, desde ese y otros sectores cercanos. También hubo 82 reportes de consumo de drogas, 57 por violencia contra la mujer y otros miembros de la familia, 40 de robos a personas, carros y motos, 4 de sicariato y 3 por tentativa de secuestro.
De vuelta al territorio, el cuerpo de Cindy se aleja entre los matorrales y los montículos de tierra, después de pasar junto a la Unidad Educativa Violeta Luna Carrera. Cerca de la entrada del plantel, Julia espera la hora para que inicie una reunión de padres de familia.
“Aquí hay muchos peligros. Hacen falta canchas, parques, alumbrado público. Si usted estuviera aquí en la noche (vería que) es muy oscuro. Me ha tocado salir de noche y da miedo”, reclama la mujer quien dice hacer hasta lo imposible por acompañar a sus dos hijos hasta ese centro de estudios. Otra madre de familia comenta que a su pequeño, un compañero le ofreció droga.
En las dos horas que han transcurrido, el equipo de Diario EXPRESO ha evidenciado la nula presencia de la policía en las vías principales y secundarias, y a la hora de la entrada y salida de estudiantes.
Ciudad Victoria y sus alrededores integran el distrito Nueva Prosperina. Este Diario solicitó una entrevista a una comunicadora de la Zona 8 de la Policía Nacional, pero se ignoró el pedido. No obstante, el coronel Carlos Ortega, quien hasta hace unas semanas estaba a cargo de esa jurisdicción, afirma que el distrito cuenta con camionetas, motos y personal para el resguardo de vías y barriadas.
“Ese es un distrito priorizado. Lo que pasa es que ese distrito es bastante grande, es bastante complejo y, sobre todo, de difícil acceso. Se debería pedir al Municipio que mejore los accesos porque existe dificultad para circular. Ahí no hay asfaltado, no hay alcantarillado. Las vías están destrozadas y eso hace que el acceso de los patrulleros sea súper complejo”, indica el oficial de la Policía.
Padres y menores exigen a las autoridades del Gobierno central y del Municipio que se sienten a trabajar de forma conjunta y con objetivos claros para atender las necesidades de seguridad, de servicios públicos y obras, como parques y canchas, ante el avance de un sinnúmero de problemas que de a poco consumen a la juventud, que tiene pocas alternativas de aprendizaje y recreación.
Sin guía de los padres, chicos son presas en las ‘fauces’ de grupos delictivos
En frente de Ciudad Victoria, una veintena de adolescentes entrenan con balones de fútbol. Los chicos residen en esa ciudadela y cooperativas cercanas. Las ganas de practicar ese deporte son notorias, aunque la cancha de césped sintético está deteriorada, sin mantenimiento desde hace unos diez años.
El ciudadano de a pie quiere caminar sin temor a los robos
Leer másUn adulto que entrena a los menores pide que se los ayude, porque la autogestión es insuficiente. “Esta es una alternativa positiva para los chicos. Aunque muchos de los que ya no están, han sido reclutados por las bandas. Unos diez muchachos, por ejemplo, ya han muerto y otros están en las cárceles”.
Ese tipo de carencias, sumadas a las problemáticas de la zona, como pobreza, desempleo crónico, falta de oportunidades de educación, criminalidad, sexualidad precoz y facilidades para el consumo de drogas, generan un ambiente de violencia para los chicos, señala Dushan Navarro, sociólogo y perito de la Función Judicial: “Un entorno es una lucha contra la corriente para padres y educadores”.
Ante ese contexto, los padres deben constituirse en la mayor influencia de los chicos, sostiene el sociólogo Víctor Briones. “Los padres deben de cumplir un rol específico en la formación y protección de sus hijos, para evitar que el entorno que rodea a estos niños o adolescentes pueda influenciarlos”, apunta.
Los especialistas concuerdan en que ese escenario de violencia e insatisfacciones inclina a los menores a las promesas materiales que ofrecen los grupos delictivos.