Coalicion para Alemania y Europa
Los amigos de Alemania y Europa han respirado con alivio ante la buena disposición de democratacristianos y socialdemócratas (SPD) alemanes de negociar una nueva versión de su gobierno de gran coalición. El mundo necesita una Alemania fuerte y decidida en una Unión Europea dinámica, que trabajen junto con el presidente francés Emmanuel Macron. Los Estados Unidos están aquejados de un presidente sicológicamente inestable, un gabinete plutocrático y mayoría republicana en el Congreso. Europa está sumida en múltiples crisis económicas, sociales, políticas e institucionales. En contraste, China es dinámica y con la mirada dirigida hacia el exterior, lo que da buenas razones para que la UE asuma un liderazgo vigoroso y se involucre en relaciones de colaboración constructivas con ella (para renovar la infraestructura de Eurasia que haga posible un futuro con bajas emisiones de carbono) . Son tiempos de importancia crítica para que Alemania y Europa aporten visión, estabilidad y liderazgo mundial. Y ese imperativo se extiende al Partido Democratacristiano (CDU) de la canciller Ángela Merkel; su partido hermano bávaro, la Unión Social Cristiana (CSU) y el SPD. Pero la CDU/CSU y el SPD deben hacer más que extender el gobierno anterior, que era demasiado localista. El mundo y Europa necesitan una Alemania abierta que ofrezca mayor nivel de innovación institucional y financiera, para poder ser una verdadera contraparte a EE.UU. y China en asuntos exteriores. El presidente Macron ha ofrecido algunas ideas importantes: un ministro de finanzas europeo, eurobonos para financiar un nuevo programa de inversiones europeas, más énfasis en innovación, un impuesto a las transacciones financieras para incrementar la ayuda a África, donde Europa tiene un interés estratégico en el desarrollo de largo plazo; y una armonización tributaria en términos más generales, antes de que EE. UU. active una carrera global descendente sobre la tributación de las corporaciones y los ricos. Europa ha sido incapaz de solucionar, ni Alemania ha estado dispuesta a hacerlo, el caos financiero (incluidas las impagables deudas de Grecia) de manera justa y abierta. Si Alemania no ayuda a liderar en este asunto, Europa como un todo enfrentará una prolongada crisis con graves repercusiones sociales, económicas y políticas. La corrupción de la política estadounidense amenazó el consenso global sobre el cambio climático, pero Alemania se mantuvo firme. La nueva coalición también debería asegurase de que la Energiewende (“transición energética”) del país cumpla los objetivos para 2020 fijados por los gobiernos anteriores. Una alianza CDU/CSU-SPD, colaborando con Francia y el resto de Europa, podría y debería hacer mucho más sobre el cambio climático. Y permitiría una nueva política exterior para Europa que promueva la paz y el desarrollo sostenible, apoyada por nuevos acuerdos de seguridad que no dependan tanto de EE. UU. También tendría que recuperar el control de sus fronteras, para reforzar y aplicar límites necesarios a la inmigración. Con Merkel y el líder del SPD Martin Schulz al mando, el Gobierno alemán estaría en manos excelentes, responsables y experimentadas. Los partidarios del desarrollo global sostenible esperan este importante paso.