Los COE hablan de reactivación, pero las restricciones continúan

Las mesas vacías intercaladas para acatar la distancia social y el aforo máximo del 30 % permitido hasta hace una semana, hacían lucir semivacío el lugar. Pese a ello, el grupo musical había logrado entusiasmar al público que coreaba las canciones y bailaba en sus asientos. Eran las 23:30, una hora considerada ‘temprana’ en el horario de la farra porteña, sin embargo, para el administrador del local, Fernando Chávez, era el momento de decirle a los asistentes que en media hora debían cerrar.

Según dice, esa es solo una parte de la situación que deben sobrellevar por las restricciones establecidas por las autoridades debido a la COVID-19 y que, como se ha indicado, tienen en los restaurantes, cines, teatros, cafeterías y bares, a uno de los sectores más afectados.

Curiosamente, en sus últimas resoluciones, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional; y en Guayaquil, el COE cantonal, han coincidido en que la incidencia de la enfermedad sigue a la baja, han revocado algunas prohibiciones y mencionado la necesidad de la reactivación. Pero las restricciones continúan.

“Esto es fundamental, ha sido un pedido de las Cámaras de Turismo y hemos acogido por unanimidad de todos, porque lo más importante es el tema de la reactivación”, dijo el martes pasado el titular del COE nacional, Juan Zapata, al anunciar las nuevas resoluciones del organismo que incluían flexibilizar los requisitos para el ingreso de viajeros al país.

No obstante, en lo relacionado con los lugares de atención al público, el COE recomendó que sigan con un aforo máximo del 60 % en ambientes cerrados y 85 % en abiertos. Aunque revocó la prohibición de eventos masivos, los cuales podrán realizarse con la autorización de los COE cantonales y de las Intendencias de Policía.

“Consideramos que estas son las condiciones oportunas y adecuadas para iniciar nuevamente la reactivación de la ciudad y que esto se haga de una manera rápida y segura”, expresó también el domingo el director municipal de Gestión de Riesgos, Allan Hacay, tras leer la resolución del COE cantonal que bajó a nivel 2 la alerta sanitaria de Guayaquil.

La resolución eliminó la prohibición de clases presenciales en los establecimientos educativos. Pero conforme establece ese nivel de alerta, para los lugares de atención al público, “esenciales y no esenciales”, determinó un aforo máximo de 50 % en ambientes cerrados; y de 75 % en espacios abiertos. Y amplió el horario de funcionamiento hasta las 02:00.

“Nuestra postura es de que los aforos deberían ser de 75 % en los ambientes cerrados y del 100 % en abiertos”, acota al respecto el representante de la Asociación de Restaurantes del Guayas, Andrés Aspiazu.

El directivo aclara que no cuestionan la aplicación de los protocolos de bioseguridad y requisitos como la presentación del certificado de vacunación, sino las limitaciones que les impiden recibir a una mayor cantidad de personas, pese a que cumplen las medidas.

Así también lo cree el director ejecutivo de la Asociación de Profesionales de Turismo y Hotelería del Ecuador, Edson Larrea: “Los prestadores de servicio turístico en Guayaquil cumplen con las normas de bioseguridad y están pendientes del cumplimiento también por parte de sus usuarios”.

Además, advierte de que, en cada fin de semana, “es evidente el flujo de personas que viaja a la Península de Santa Elena o al cantón de Playas en busca de sitios de entretenimiento o esparcimiento” nocturno.

Aspiazu dice celebrar que se haya autorizado el retorno a clases presenciales, porque aparte de lo académico y social, impulsa la reactivación económica por todo lo que mueve.

El COE nacional emite resoluciones que pueden o no ser acogidas por los COE cantonales, según su respectiva situación epidemiológica. En ese contexto, Aspiazu indica que su gremio está a la expectativa de las próximas decisiones que tomen Guayaquil y los vecinos Daule, Durán y Samborondón.