Es un escritor y docente jamaiquino. Ha escrito dos novelas, dos libros de cuentos y un ciclo de la historia. Su obra más reciente es el poemario ‘Providential’. Es profesor del programa de artes literarias en la prestigiosa universidad norteamericana Bro

Colin Channer: “Los jovenes tienen que apostar por su propia voz”

Tras un recorrido por varias ciudades, los docentes del programa ‘Lines and Spaces’ visitaron la Universidad Casa Grande.

Seis escritores visitaron nuestro país como parte del programa ‘Lines and Spaces’, que difunde la literatura estadounidense. Los talleres se dictaron en Quito, Cuenca, Galápagos y en la urbe.

Tras un recorrido por varias ciudades, los docentes del programa ‘Lines and Spaces’ visitaron la Universidad Casa Grande.

- ¿Cómo ha vivido esta experiencia enseñando en Ecuador?

- He tenido suerte de participar en este viaje. Conocí a personas muy interesantes pero, sobre todo, me he visto fascinado por el trabajo de los escritores ecuatorianos y por el gran interés que hay hacia la escritura creativa.

- ¿Cómo explica ese interés?

- Lo que he encontrado en estos talleres en las distintas ciudades es que la gente joven tiene mucho que decir. Tienen muchas historias que contar y no tienen miedo a plasmar sus opiniones. Algo que me llamó la atención es que aquí hay una gran predominancia de mujeres que quieren ser narradoras.

- A la hora de escribir, ¿qué ideas son válidas?

- Todo cabe en la literatura, pero la originalidad es muy, muy importante. Está muy bien querer escandalizar, está muy bien leer a los grandes escritores y seguir su estilo, pero se debe ser original para escribir. Los jóvenes tienen que apostar por su propia voz.

- ¿Un consejo a los jóvenes que quieren dedicarse a la escritura?

- Que tener una buena idea es importante, pero que la práctica lo es más. Una gran historia no necesariamente se escribe al primer intento. Lo comparo a ser un buen bailarín. Si quieres aprender a bailar debes practicar, debes ver vídeos, debes ver bailar a gente que es mejor que tú. Eso también se aplica a la escritura, aunque los jóvenes no lo crean.

- ¿Qué elementos requieren la mayor cantidad de práctica?

- Hay cosas muy, muy importantes como la creación de diálogos, eso aporta mucho a la fluidez de una historia. Así mismo, el desarrollo de un personaje. Por más que se trate de un cuento corto, la profundidad de los personajes es algo que separará a una buena historia de una mala.

- En un mundo donde la lectura provoca menos interés en los jóvenes que hace algunas décadas, ¿cómo deben incentivar los docentes a sus estudiantes?

- Conversando con ellos. En mi experiencia como profesor me he dado cuenta de algo: si uno obliga a un chico a leer o escribir lo que no quiere, hacerlo se convierte en un quehacer. Hay que escuchar a los estudiantes, saber qué tipo de temas les interesa y partir de ahí. Eso no quiere decir que se sacrifica a los clásicos o el programa, solo que se crea un programa a partir de eso.

- ¿Cómo compagina usted su trabajo como docente con su labor como escritor y poeta?

- Tengo la suerte de trabajar para un programa literario muy selectivo que acepta, de miles de aplicantes, a diez estudiantes. Eso me permite personalizar mis clases para cada uno de ellos y así ayudarlos a alcanzar sus metas. A la vez, yo también tengo tiempo de desarrollar mis propios proyectos y, a la vez, aprender de mis alumnos.