El comercio enciende nuevas luces en la Francisco Bolona
Guayaquil es una ciudad repleta de color, ambientada por el incesante ruido de automóviles y asediada por un calor antonomástico. Lo que convierte a la avenida Francisco Boloña en un verdadero jardín. Uno donde aún se puede percibir el aroma a ciudad d
Guayaquil es una ciudad repleta de color, ambientada por el incesante ruido de automóviles y asediada por un calor antonomástico. Lo que convierte a la avenida Francisco Boloña en un verdadero jardín. Uno donde aún se puede percibir el aroma a ciudad de antaño, sin prescindir de las mieles de la modernidad.
Un ramillete de restaurantes, con toques hogareños, germinan en esta calle y le dan una nueva cara a lo que era tradicionalmente conocido como un sector residencial de la vieja Kennedy.
Probablemente el más conocido de los nuevos locales es uno de los más viejos del barrio. Con casi 20 años en el negocio ‘Los tacos de la vieja Kennedy’, posee una fama que rivaliza con el de la misma calle.
Marcelo Terán, su propietario, comenta que inició vendiendo tacos en una carreta, pero que decidió cambiarse al local tan pronto supo de la disposición que permitían la apertura de comercios en la zona.
“Fuimos los primeros, los únicos que estábamos en esta calle de comida”, afirma.
Aunque con menos tiempo en el negocio de restaurantero, pero con mucho más como residente, José Alberto Salazar, administrador de ‘Hamburguesas de la Boloña’, ve con buenos ojos la renovación del sector. Se inició hace dos años en el garaje de su casa, confía en la rápida evolución comercial de la avenida, por lo que desde ya evalúa la posibilidad de hacer modificaciones a su domicilio a fin de dar mayor comodidad a su creciente clientela.
Pero los residentes no son los únicos atraídos por el fulgor de la nueva arteria. Nicolás Altamura, un argentino, es dueño hace nueve meses del restaurante ‘Tanguito’.
Nicolás explica que el lugar le pareció ideal para el ambiente que tenía en mente: un restaurante de comida argentina, ligeramente distanciado del ruido, pero buena afluencia vehicular y perspectiva comercial.
Su menú se caracteriza por incluir comida argentina, “más allá del típico asado”, por lo que oferta cantidad de pastas.
Jaime Lozada, socio fundador de Puerto Proa, asevera que decidió ubicar su restaurante de mariscos en el lugar, por las facilidades de los clientes a la hora de ubicar parqueo. Es consciente de que la Víctor Emilio Estrada atrae a mucha gente, sin embargo, “la Boloña ofrece un entorno más calmado, lo que resulta atractivo para los visitantes que buscan también la comodidad”.
La oferta gastronómica se amplía con la ‘Lasagna del Inca’ (peruano) y el ‘Ceviche de Cabo Blanco’ (local).
El resto de la avenida está adornada por algunos consultorios médicos y negocios varios, pero la actividad nocturna parece que prevalece. Eso es fácil de deducir durante el ocaso, al observar cómo los pequeños restaurantes iluminan el naciente bulevar.