El valor compartido un motor de prosperidad integral
El daño económico ocasionado por el cambio climático en los países de la Comunidad Andina (Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia) significará una pérdida promedio de al menos 30.000 millones de dólares anuales.
El daño económico ocasionado por el cambio climático en los países de la Comunidad Andina (Ecuador, Perú, Colombia y Bolivia) significará una pérdida promedio de al menos 30.000 millones de dólares anuales, a partir del 2025, según el estudio de El Cambio Climático No Tiene Fronteras. La cifra por sí sola grita la importancia de que las empresas desarrollen planes de responsabilidad ambiental y social.
Pero hay más números y hechos que encienden la alarma, como el hecho de que todo Guayaquil se quedó sin agua, por horas, por el derrame de búnker en el río Daule; además, según un estudio del Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible del Ecuador, un 71 % de la generación millennials del país dejaría de comprar productos y servicios de una empresa con mala reputación y sin atributos de sostenibilidad.
Afortunadamente en el país sí hay industrias que llevan la delantera en el tema, tanto que ya no solo hablan de responsabilidad empresarial, sino del valor compartido.
Mariana Tufiño, gerenta de Creación de Valor Compartido de Nestlé Ecuador, dijo a Diario EXPRESO que en el valor compartido la estrategia está integrada al giro de negocio de la compañía, para que realmente sea sostenible en el tiempo.
El concepto fue promovido por Michael Porter, catedrático en la Escuela de Negocios Harvard, que en un estudio vio que las empresas y las comunidades crecían tomadas de la mano, bajo el principio de ganar-ganar.
El valor compartido busca la sostenibilidad económica, social y ambiental, donde la industria y la población ganan de manera sinérgica.
Nestlé trabaja en varios frentes: nutrición, desarrollo rural y abastecimiento responsable, cuidado de agua, ahorro de energía, manejo de residuos, huella de carbono. En el área de la nutrición trabaja en la reducción de grasa, azúcar y desarrollo de alimentos saludables para niños. En cuanto al cuidado de líquido vital tienen el plan de sembrar agua, que incluye reforestación.
La industria de Nestlé tiene una certificación de Punto Verde, nacional e internacional.
Pero esto no es un trabajo solo de las compañías, según la academia existen dos protagonistas más en esta tarea.
Wilson Jácome, director Sede Guayaquil IDE Business School, Escuela de Negocios de la Universidad de Los Hemisferios, dijo que el desarrollo sostenible (satisfacer las necesidades del presente, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras) se obtiene cuando la empresa, el gobierno y la sociedad civil cooperan entre sí para que sus integrantes ejerciten y se beneficien de los recursos económicos, medioambientales y sociales.
Las empresas precursoras del valor compartido también tienen trabajo de inclusión. La industria láctea Toni S.A. inició a mediados de 2005 la apertura y labores de su primer centro de acopio para manejo de pequeños productores de leche y en el 2006 con el Servicio de Cooperación Holandesa juntaron esfuerzos a fin de que ellos mejoraran su calidad de vida mediante un sistema de negocio inclusivo.
Otro ejemplo es el de De Prati. Su gerente general, José Jiménez, revolucionó más los conceptos y manifestó que las empresas deben ser dirigidas por un líder y no por un jefe. Porque solo un líder tiene claro el rol de la empresa frente a la sociedad y es capaz de inspirar a todos para trabajar con sostenibilidad. De Prati trabaja en un proyecto de confeccionistas emprendedoras; con el apoyo de Acción Solidaria ayudan a mujeres de zonas vulnerables a que aprendan a coser. El acompañamiento es integral, reciben asesoría para ser microempresarias.
Urge que el trabajo de responsabilidad empresarial lo efectúen todas las industrias del país, sin que las autoridades lo exijan, así se puede evitar que ocurra un segundo incidente que deje a toda una ciudad sin agua. Para ello se puede copiar el ejemplo de quienes están convencidos de que el valor compartido es un motor de prosperidad integral. En la mala experiencia de quedarse sin agua no solo perdió la comunidad, también las compañías y en los buenos ejemplos, los dos ganan dinero y cuidan del planeta.
El trabajo del gremio
La ruta de hoja Visión 2050
El Consejo Empresarial para el Desarrollo Sostenible del Ecuador (Cemdes) tiene una agenda para los negocios, en el que se define una hoja de ruta hacia la sostenibilidad de aquí hacia el año 2050. La hoja de ruta muestra los retos y las opciones disponibles que permite incidir para que las empresas implementen sus estrategias con responsabilidad ambiental y social a nivel nacional, e identifica nueve elementos fundamentales: valores de las personas; desarrollo humano; economía; agricultura; bosques; energía y electricidad; edificios; movilidad y materiales, para ir del “Business as Usual” hacia un mundo sostenible en el año 2050.
Visión 2050 es el resultado del trabajo y colaboración de cientos de representantes de otras empresas, gobiernos y sociedad civil, así como socios regionales y expertos. Esta iniciativa pretende encontrar respuesta a tres interrogantes: ¿Cómo sería un mundo sostenible? ¿Cómo podríamos alcanzarlo? ¿Qué papel pueden desempeñar las empresas para que avancemos más rápidamente hacia ese objetivo?
La hoja de ruta de Visión 2050 y sus elementos claves presentan enormes oportunidades de cómo hacer más con menos (ser ecoeficientes), crear valor, prosperar y mejorar la condición humana. Es lo que indica Cemdes en su página web al respecto de este programa.
Hace una invitación a que más empresas ecuatorianas se unan a esta cruzada, para ello se puede escribir a su correo: cemdes@cemdes.org