Visita. El embajador Rubén Giustozzi, el cónsul Adrián Isetto, el arquitecto Carlos Jacobson, junto a Mirko Rodic.

El consulado argentino se muda, pero no cierra

El Consulado continuará funcionando en el edificio Hamburgo hasta que los trabajos de remodelación concluyan en el club de argentinos.

La tranquilidad vuelve a la comunidad argentina de Guayaquil. La orden de la Cancillería de cerrar el consulado fue revertida. Por eso ayer el embajador y el cónsul de ese país, que permanecen en la sede diplomática de Quito, visitaron las instalaciones del Centro Ecuatoriano Argentino de esta ciudad, ubicado en la ciudadela Miraflores, norte de la urbe.

Llegaron para confirmar el nuevo espacio donde funcionará la oficina que hasta el pasado octubre pendía de un hilo, tras la decisión del Gobierno argentino de suspender la sede en Guayaquil, como parte de un recorte presupuestario.

La reunión no duró mucho. “Se procede a realizar un recorte, pero el Consulado se mantiene abierto”, informó a este Diario, tras el encuentro, el embajador de Argentina, Rubén Darío Giustozzi. Eso implica que la delegación gaucha se trasladará desde el edificio Hamburgo, en las avenidas Carlos Julio Arosemena y Las Monjas, al local de Miraflores.

De acuerdo con lo manifestado a EXPRESO por parte de los miembros de esa comunidad, el espacio, cedido de forma gratuita, funcionará ya no como Consulado General, sino solo como Consulado, en donde habrá un cónsul, un oficial de la Cancillería de Argentina, más un tercer empleado.

La decisión beneficia a los rioplatenses, que ya no tendrán que viajar a Quito para realizar trámites como la emisión de certificados de supervivencia, para el cobro de la jubilación y pensiones de la seguridad social. Un viaje de 16 horas en carro ida y vuelta y de al menos 300 dólares en avión.

“Es que había muchos proyectos que estaban en el aire que compartían Guayaquil y Argentina, como la construcción del monumento a San Martín y la reiniciación del centro sanmartiniano”, enfatizó a este medio Mirko Rodic, presidente del Centro Ecuatoriano Argentino y quien reside desde hace 40 años en Guayaquil.

Él y sus compatriotas coincidieron en que la sede no solo significa algo valioso para ellos, sino también para cientos de guayaquileños y oriundos de sus zonas aledañas que estudian en Argentina o pretenden hacerlo, puesto que los trámites en esa sede diplomática por estudios son frecuentes. Así lo evidencian los 15.264 asuntos atendidos en esa oficina en los últimos años.

Las autoridades visitantes revisaron la edificación, que será remodelada para brindar más seguridad. “El diseño ya está y los trabajos empezarán a efectuarse lo más pronto posible. Calculo que en 30 días el Consulado ya podrá funcionar en este espacio”, indicó Carlos Jacobson, arquitecto encargado de la remodelación.

Con esta resolución, los argentinos tienen fe de que la delegación diplomática en Guayaquil no volverá a cerrar sus puertas, como sucedió en el 2002.