El descenso del consumo es cada vez más marcado en el mundo, pero aun así Ecuador está en un sitio paupérrimo, 92 litros por persona, frente a los 239 de Uruguay y 201 de Argentina.

El consumo de leche baja

El descenso del consumo es cada vez más marcado en el mundo, pero aun así Ecuador está en un sitio paupérrimo, 92 litros por persona, frente a los 239 de Uruguay y 201 de Argentina.

No se nutre la gente ni la industria. La Organización Mundial de Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) recomiendan un consumo anual de 180 litros por persona. En Ecuador, el per cápita solo llega a la mitad.

“El mercado lácteo se achicó”, dice Rodrigo Gallegos, presidente del Centro de la Industria Láctea (CIL) del Ecuador a Diario EXPRESO. Hace seis años cada ecuatoriano se tomaba 106 litros al año, entre queso, leche blanca líquida, saborizada, yogur y otras bebidas.

La situación es general para la ganadería, por varios factores, como bajos precios, dificultad para sacar la leche de los potreros a los centros industriales no solo en época de invierno, sino de verano, comparten Gerónimo Sosa y Juan Carlos Dueñas.

El descenso del consumo es cada vez más marcado en el mundo, pero aun así Ecuador está en un sitio paupérrimo, 92 litros por persona, frente a los 239 de Uruguay y 201 de Argentina.

El consumo promedio de América del Sur es de 148 litros, pero existe un “cuasi equilibrio debido a que su producción es similar a su consumo”.

Si la industria pierde, porque tiene una capacidad instalada superior, que podría generar más empleo, también pierden los consumidores, en especial los que más necesitan esta proteína. Las clases más pobres son las que menos consumen.

Las proteínas animales brindan el complemento de aminoácidos esenciales, que llevan a cabo varias funciones importantes: brindan estructura a las células, transportan y almacenan nutrientes, cicatrizan heridas y reparan tejidos. Además, el hierro en los alimentos de origen animal, como la carne de res y los huevos, se absorbe más fácilmente y ayuda a la absorción del zinc de otros alimentos.

El problema se acentúa en una situación como la actual, donde hay menos ingresos. “La base de la pirámide no consume ni 30 litros por año, y no porque no les guste, el problema es la capacidad de compra y disponibilidad del producto”, señala Gallegos.

De ahí que el CIL apunta a mejorar la productividad. “Es el camino más viable, no solo volumen sino reducción de costos. Que la actividad sea rentable. Sin embargo esto se hace difícil por la informalidad, que representa un 30 % del negocio, y que adultera, no paga precio oficial o no tiene control.

La semana pasada, luego de la reunión del Consejo Consultivo, el ministro de Agricultura y ganadería, Xavier Lazo, llamó a los ecuatorianos para que consuman leche, “un producto nutritivo, pero cuyo consumo ha disminuido”.

“Jamás desconoceremos que si no existe una relación en armonía con toda la cadena y buscando un balance que beneficie al país, no saldremos adelante”, manifiesta.

El mercado local

La frecuencia

Una encuesta de Kantar Worldpanel, con una muestra a 1.700 personas en Quito y Guayaquil durante el primer semestre del año, muestra que la frecuencia de compra (las veces que se adquiere un producto) de los consumidores baja en 5,8 % en el caso de la leche líquida y 7,8 % en polvo.

Bajar precios

Mejorar el acceso a alimentos nutritivos y saludable para los consumidores, en especial de los sectores más vulnerables de la sociedad, a través del incremento de consumo de lácteos necesita precios más asequibles, con el desarrollo de alimentos económicos para poblaciones desfavorecidas.