
Controle sus emociones: el enojo va al corazon y la angustia a su balanza
Esos episodios de ira o de extrema preocupación hacen liberar sustancias que afectan a su organismo. Hasta una impresión que le causa felicidad extrema puede darle un duro golpe a su corazón
Si es de los que no logra controlar los episodios de ira, busque ayuda. Ese coraje puede apuntar directo a su corazón. O a su estómago. Pero si es de los que no deja de preocuparse por todo lo que le rodea, es posible que la balanza le muestre el resultado: unas cuantas libras menos. Eso sí, si tiene ansiedad y comienza a comer con desesperación, deberá cargar con ese peso.
Cuando nuestras emociones y estados de ánimo se vuelven incontrolables pasan a ser problemas de salud. Atacan a cualquier órgano y si ya tiene una enfermedad como una hipertensión arterial o una diabetes, puede complicarla.
Problemas cardiacos, colitis, gastritis, afectaciones a la piel y sobrepeso son algunos de los males asociados con la forma en que afrontamos la vida. Entonces, ¿en la felicidad está el secreto? Pues hasta esa es peligrosa. La ciencia ha descubierto que un episodio de felicidad intensa también llega a “rompernos el corazón”.
Existen formas de control. Hasta la tecnología (ver aplicaciones) da herramientas para sobrellevar esos momentos de ira, angustia, tristeza o pesimismo. Se debe buscar un equilibrio.
Ernesto Peñaherrera, jefe del Servicio de Cardiología del hospital Luis Vernaza y presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Cardiología, dice que lo que se produce en el cuerpo ante las emociones puede generar un aumento en la presión arterial y en la frecuencia cardiaca.
Si su corazón está sano, no hay problema, pero si se trata de alguien que ha sufrido antes de un infarto de miocardio, tiene insuficiencia cardiaca o una angina de pecho, las consecuencias pueden ser graves, especialmente en personas mayores, causando un infarto o la muerte, explica Peñaherrera, quien es además docente de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES).
“Las emociones inciden en todos los órganos, pero especialmente en el corazón”, indica. Cita como ejemplo las decenas de estudios que muestran que la tristeza y la depresión acompañan con bastante frecuencia a las enfermedades cardiacas.
Las sustancias que genera el cuerpo frente a ciertas emociones pueden alterar el movimiento intestinal y desencadenar episodios de diarrea o estreñimiento, explica Fausto Moreno, especialista en Medicina Interna y Gastroenterología. “Hay otro factor que se investiga: en cualquier circunstancia de estrés en el organismo se producen los famosos radicales libres que incluso están relacionados con el aparecimiento del cáncer”, dice este profesional, quien es gastroenterólogo de Solca, internista en el Centro de Especialidades Central Guayas del IESS y gerente de Gastro Diagnóstica.
El efecto en el peso también es evidente. Sandra Lozada, médica y máster en Nutrición, indica que los individuos con problemas emocionales buscan comida para sentirse mejor, porque muchos alimentos contienen triptófano, un aminoácido que provoca la liberación de serotonina (los niveles bajos de esta se asocian a depresión, angustia, tristeza o irritabilidad).
Así que ante estas evidencias, lo mejor es controlarse.
Susto
Cuando nos asustamos, la respiración y las pulsaciones se aceleran y se dilatan las pupilas. Es normal. El problema se presenta cuando hay un exceso de adrenalina, que puede ocasionar daños en órganos vitales como los pulmones, el hígado, los riñones o el corazón. Puede pasar ese torbellino de sensaciones ante una situación de peligro como un robo o un altercado. Si sufre del corazón hay más riesgo.
Preocupación
Las preocupaciones o angustias causan ansiedad y en muchos casos para enfrentar esa sensación se opta por comer y comer. Los efectos entonces se ven reflejados en su balanza. Cuando sufre de estrés, la grasa extra generada se acumula principalmente en el abdomen. Además, en situaciones así se genera cortisol, una hormona que provoca desajustes en el metabolismo.
Enojo
Nos enojamos y entonces los músculos y las articulaciones se ponen tensos, la sangre circula a menor velocidad y se alteran la actividad cerebral y el equilibrio en los sistemas nervioso, hormonal y cardiovascular. Esto causa que la presión arterial aumente, además de molestias al hígado, a los músculos y al estómago.
Tristeza
Las emociones negativas como la tristeza, el sufrimiento o vivir con un estrés crónico llega a causar que el ventrículo izquierdo del corazón se deforme ligeramente, causando un estrechamiento de las arterias coronarias. Provoca dolores parecidos a los de un infarto, pero no es letal. La “miocardiopatía de Takotsubo” o síndrome del corazón roto es una enfermedad del músculo del corazón y suele recuperarse al mes.
Felicidad
No solo los episodios de tristeza afectan al corazón, también lo puede hacer un momento de alegría desbordante. Lo descubrió un estudio del Hospital Universitario Zúrich. ¿Qué lo desata? Una fiesta de cumpleaños, la boda de un hijo, reencontrarse con un amigo... El estrés emocional causa dolores en el pecho y problemas para respirar. Pasa más en mujeres luego de la menopausia.
Pesimismo
Investigadores del Departamento de Psiquiatría del Hospital Central de Päijät Häme, en Finlandia, indicaron que las personas con altos niveles de pesimismo tienen un riesgo mayor de sufrir de problemas cardiacos. Es peor si el pesimismo se junta con otros factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión o el tabaquismo.