Instantáneas coronavíricas: Retratos de gente que cuida su imagen
Una sentenciada por corrupción da lecciones de moral. Un funcionario público incursiona en las series de ficción. Una comisión parlamentaria escribe un informe con los pies
Una jeta tan grande que se la pisa
Instantáneas coronavíricas: Ese devaluado sentido del ridículo
Leer más“Aquí estaré hasta el último día en que Dios me permita desenvolverme como asambleísta”, dijo Viviana Bonilla en sesión virtual del Pleno. Pero no será Dios: serán, si acaso, los jueces de la República los que la saquen de ahí. La correísta ya fue sentenciada, el pasado 8 de abril, a ocho años de prisión por corrupta. Más aún: el tribunal que la condenó la puso como ejemplo de cómo no debe comportarse un político. “Cuando me subía a una tarima no preguntaba quién está pagando la tarima”, había dicho ella durante el juicio a la banda criminal de Rafael Correa, de la que formó parte. O sea que si el dinero de su campaña provenía de Odebrecht o del Chapo Guzmán, no era cuestión suya. Esa conducta, dijeron los jueces, no solo merece prisión sino “escarnio”. Una palabra para expresar indignación en proporciones bíblicas.
Sin embargo, hela ahí otra vez. Mientras duró el juicio, había encargado el escaño parlamentario a su asambleísta alterno. Se decía que lo hizo por delicadeza. Sin embargo, ahora que el juicio terminó y ella fue sentenciada por corrupción, ¡ha vuelto! Pateando al perro. Hablando de “persecución judicial”, fiel al libreto de los suyos. Impartiendo lecciones de moral y de política económica.
Ahora sí le preocupa a Bonilla el origen de los presupuestos. Le parece atroz que el Gobierno pretenda cobrar una contribución solidaria a los que ganan por debajo de los 2.500 dólares, que es menos de lo que el Seco Guerrero cobraba a los correístas por montarles una tarima y quizá por eso le parece poco.
¿Quién debería pagar más, según ella? “El empresario que ha hecho su fortuna con base a la corrupción -se llena la boca diciendo-, el empresario que ha hecho su fortuna estafando a sus empleados, evadiendo impuestos”.
¿Y el político corrupto? De ese no dice ni pío Viviana Bonilla. Habla con la soltura de huesos de quien no debe explicaciones. Con la solvencia moral de la que fue despojada por los jueces.
Hay que salvar la pollería de Gus
Coronavirus: Dos alcaldes en la montaña rusa
Leer másDurante dos días Ecuavisa solicitó una entrevista con Jorge Wated, gerente de BanEcuador y responsable de la recolección de cadáveres en Guayaquil. Dos días. No hubo respuesta. Querían preguntarle sobre los 131 cuerpos, ya en estado de putrefacción, que permanecen sin identificar en el hospital del Guasmo por culpa, según una fiscal que investiga el caso, de la negligencia burocrática.
Se equivocó Ecuavisa: para que Wated conteste no hay que pedirle una entrevista, hay que mandarle un tuit. Como aquel que un bromista puso el jueves pasado, con la foto de un supuesto emprendedor y un llamado de ayuda: “Él es Gustavo -decía el mensaje-, es de Vinces; tiene un asadero de pollos en Guayaquil en el sector de Mucho Lote, tiene 17 empleados y ningún banco le quiere prestar para pagar la nómina”. En la imagen, efectivamente, Gustavo. Gustavo Fring, el famoso (aunque ficticio) narcotraficante de la serie ‘Breaking Bad’, posando en su negocio fachada: Los Pollos Hermanos.
“Enseguida intervengo”, respondió Jorge Wated, dispuesto a jugárselo todo para evitar la quiebra de la pollería. Cuando se pretende gobernar por Twitter, el ridículo espera a la vuelta de la esquina y puede ser sangriento. El tuit ni siquiera estaba dirigido a Wated. Pero así son las fantasías exhibicionistas del populismo. Con tal de mostrarse como el hombre que está en todo, Wated es capaz de ofrecerse para enterrar el cadáver de Obi Wan Kenobi sin reparar en el hecho de que Obi Wan Kenobi es inmortal. “Enseguida intervengo”. Mientras tanto, Ecuavisa espera en vano.
En realidad, sí hubo una respuesta para el canal. Un tuit, obviamente. Wated subió en su muro el reportaje de Ecuavisa sobre los 131 cadáveres sin identificar, omitiendo convenientemente la parte en que decía “Por dos días hemos solicitado una entrevista” y atribuyéndose el mérito de la investigación de la Fiscalía. No solo se hace el loco a la hora de responder preguntas; además, se hace el bacán. Después de todo, él está ocupado solucionando los dramas reales. El drama de Los Pollos Hermanos, por ejemplo.
58 páginas por las que un escolar perdería el año
Daniel Mendoza, presidente de la Comisión de Régimen Económico de la Asamblea, es una persona de imagen impecable. Sería incapaz de presentarse despeinado, mal afeitado, con la chaqueta arrugada o la corbata manchada de mostaza. No se quedan muy atrás sus compañeros de comisión: Henry Kronfle, Patricio Donoso, Gabriela Larreátegui, Esteban Melo… Trece damas y caballeros que saben cuidar las formas.
Si el café se hubiera derramado sobre el documento de 58 páginas de la Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas que acaban de enviar al Pleno, es seguro que habrían mandado a imprimir otro. ¿Cómo iban a entregar un documento sucio? La imagen es importante. Por eso los cuadros están bien distribuidos, los márgenes perfectamente trazados, las sangrías, los espacios en blanco, el juego de las tipografías, todo es impecable.
Sin embargo, a la hora de redactar el documento, les dio exactamente lo mismo tratar el idioma a la patada, ensuciar el texto (hasta la náusea) de faltas ortográficas inauditas, errores de sintaxis que lo vuelven incomprensible, atropellos a la gramática que ofenden al lector y desdicen de las capacidades de los legisladores para juntar una idea con otra, que los desprestigian más que toda la mostaza del mundo derramada sobre sus corbatas.
Por ejemplo, en la página 21: “Otro de los aspectos discutidos en la mesa, según se refleja en el siguiente grafico (sic) la evolución del déficit en función del % del PIB, que antes de determinar el efecto de la pandemia que nos afecta, tenía una tendencia a cerrar el mismo, y que según el Observatorio Fiscal nos llevará en el año 2020 a tener un déficit proyectado de más de 11 mil millones de dólares”. O también: “De esta manera el endeudamiento del Ecuador, que venía con una evolución como la que se presenta por la Fundación Ecuador Libre a continuación, requerirá de una cantidad adicional de recurso, que en un sistema dolarizado la opción será aumentar el mismo”. Hay que embragar y leer tres veces.
Así, 58 páginas: oraciones de un párrafo entero sin el menor sentido de la concordancia, donde los elementos de la sintaxis se ajustan entre sí a martillazos y no hay una frase bien escrita. Es increíble: ni una sola. Se expresa a martillazos, quien piensa a martillazos. Pero qué bien visten los asambleístas.