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“Cuidado, cuidado con lo que hacen”, les advertía en voz amenazante, aunque entrecortada Pamela Aguirre a los integrantes del Consejo de Participación.
“Cuidado, cuidado con lo que hacen”, les advertía en voz amenazante, aunque entrecortada Pamela Aguirre a los integrantes del Consejo de Participación.Foto: Flickr Asamblea Nacional

El correísmo amenaza y acosa al Consejo de Participación para tomarse la justicia

Análisis. La sesión en Fiscalización es la evidencia más patética de cómo el discurso de despolitizar al Estado fue una farsa

Los genios iluminados de Montecristi le prometieron al Ecuador que en ese país de las mil maravillas que acababan de crear en 2007, los partidos políticos no podrían nunca más elegir jueces, contralores y fiscales. Que sería la ciudadanía, la sociedad no política, los hombres de la calle los que harían esa tarea, juraban una y mil veces. El Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS) era la gran genialidad que se encargaría de salvar al país, decían.

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Pero ocho años más tarde, el miércoles 10 de julio de 2024, lo que se confirmó es que esos juramentos fueron una enorme farsa. Una estafa sin nombre ni perdón. Lo que ocurrió, en efecto, en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea fue la escenificación de las peores perversiones de ese marco constitucional creado en Montecristi, que finalmente resultó ser la coronación del más desvergonzado sistema para que los políticos controlen y decidan sin escarnio su metida de mano en las designaciones.

Resulta que ayer la Comisión de Fiscalización, entregada de cuerpo y alma al partido de Rafael Correa, durante más de cuatro horas acosó, amenazó y prácticamente ordenó al CPCCS cómo votar por el nuevo presidente del Consejo de la Judicatura, pieza clave en la pugna que existe por controlar la justicia y que para el correísmo es, ni más ni menos, la gran joya de la corona. La sesión fue, en efecto, delirante. “Cuidado, cuidado con lo que hacen”, les advertía en voz amenazante, aunque entrecortada Pamela Aguirre, la más rabiosa de los correístas a los vocales del CPCCS.

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Aguirre les daba a entender que si no nombraban a quien su movimiento tiene en mente, es decir, Mario Godoy, tendrían que atenerse a ser juzgados y destituidos por la Asamblea. “Ustedes deben saber que si no votan por la reconsideración del nombramiento de Dunia Martínez son sujetos de fiscalización”, agregó todo envalentonado el correísta Daniel Barreto.

La intervención amenazante y agresiva de la comisión de Pamela Aguirre tenía como antecedente el nombramiento hecho por el CPCCS de la catedrática cuencana Dunia Martínez, que no es nada del gusto del correísmo ni del gobierno de Daniel Noboa

Una designación que se produjo porque, un par de días antes, no estuvieron en la sesión para votar ni el hipercorreísta Augusto Verduga, que había pedido permiso de paternidad, ni la expresidenta del organismo y aparentemente gobiernista Nicole Bonifaz, quien trató de entrar en la sesión virtual segundos luego de proclamado el triunfo de Martínez, con la evidente intención de alterar los resultados.

Como Dunia Martínez no se ajustaba a las necesidades correístas de controlar la justicia, la Comisión de Fiscalización decidió convocar al CPCCS para que horas antes de la sesión, en la que se haría la reconsideración de la votación, escuchen sus advertencias y amenazas. 

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El discurso del correísmo en la sesión fue de que la votación fue ilegal porque no se había permitido votar a Nicole Bonifaz y porque se habían cometido otras ilegalidades que nunca pudieron ser probadas en la sesión. Fue tan grosero y brutal el sesgo del correísmo, que Aguirre dio paso a un video donde su coideario Augusto Verduga se quejaba de que no le tramitaban su regreso al CPCCS luego de su permiso de paternidad interrumpido, pero impidió que se viera el video de la sesión que pedía el presidente del CPCCS, Andrés Fantoni, para que se pudiera constatar la falsedad de otro video que circulaba en redes y que hablaba de un complot para impedir el voto de Bonifaz.

En ese video, aparecía una foto montada de la también anticorreísta consejera Mishelle Calvache, con un audio que evidentemente no era de ella y en el que se escuchaba a una mujer decir que, si se le permitía votar a Bonifaz, Fantoni se “jodía”. 

El pedido de Fantoni era que se viera el video de esa parte de la sesión para constatar que los únicos micrófonos abiertos en ese momento eran los de las consejeras Yadira Saltos, correísta, y Nicole Bonifaz. Según el presidente del CPCCS, el audio solo podía venir de esos dos micrófonos y que Calvache no podía haber dicho nada. Sin embargo, Pamela Aguirre nunca dio paso a ese video, pero sí estuvo abierta a que se expusiera el de Verduga quejándose de Fantoni.

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Además, en cinco ocasiones los correístas le preguntaron a Fantoni y a otros consejeros de si iban a votar o no por la reconsideración de la votación para echar abajo la designación de Martínez.

El final de la sesión ya fue la coronación del más desvergonzado y desembozado intento de la Comisión de Fiscalización por imponer su criterio para la elección del nuevo presidente del Consejo de la Judicatura, ante una evidente caída de la designación de Dunia Martínez: se aprobó una moción en la que se exhorta al Pleno de la Asamblea a no posesionar a Martínez alegando que su nombramiento estaba rodeada de irregularidades. 

¿No dizque los políticos no iban a intervenir en las designaciones del CPCCS? Lo de la Comisión de Fiscalización fue, en efecto, la evidencia más patética de cómo el discurso de Montecristi de que el CPCCS iba a despolitizar al Estado ecuatoriano fue una farsa absoluta. Ahora, lo que importa al correísmo es la toma de la justicia y la presencia de Dunia Martínez les sirve para nada. Eso nomás.

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