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Jorge Peñafiel
Proceso. Jorge Peñafiel, legislador interpelante, de Construye, durante su presentación de alegatos contra Wilman Terán y Maribel Barreno.René Fraga

El correísmo mata dos cucos

Análisis. La RC consiguió suspender por un día el juicio político a Wilman Terán y Maribel Barreno para reagrupar sus filas

El asambleísta Jorge Peñafiel, de Construye, proponente del juicio político, expuso las pruebas de cargo. Una de las acusadas, Maribel Barreno, ejerció su derecho a la defensa. Al otro, Wilman Terán, preso en La Roca. No quisieron trasladarlo las autoridades del SNAI: dijeron que la distancia es mucha y el operativo de seguridad, muy costoso; que lo máximo que podían hacer era conectarlo al Zoom para que compareciera desde la cárcel.

Era el pretexto que los correístas necesitaban para boicotear la sesión y quemar tiempo. El juicio político contra los vocales del Consejo de la Judicatura se suspendió tras cinco horas de instalado y la bancada correísta, insegura de sí misma, consiguió 24 horas para reagrupar sus filas.

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Leonardo Berrezueta estaba feliz de ser el operador de la estrategia correísta. Solicitó un punto de orden e hizo notar que, para recibir una comparecencia por teleconferencia, se necesitaba la autorización del Consejo de Administración Legislativa (CAL). Y no la había. El presidente Henry Kronfle, que había encargado la conducción de la sesión a sus vicepresidentes, prefirió curarse en salud y no dar el menor pretexto para impugnaciones futuras.

Cuando el Pleno entró en receso, cerca de las tres de la tarde, fue él quien decidió suspender la cosa y reanudarla al día siguiente, con Terán presente o la autorización del CAL para recibirlo por Zoom, cualquiera de las dos. A las cinco y media, de vuelta del receso, Kronfle instaló la sesión nomás para suspenderla. El juicio político continuará el miércoles 17 al mediodía.

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Dos fantasmas de un solo golpe había logrado conjurar el correísmo: primero, se aseguró de que la posesión del nuevo presidente del Consejo de la Judicatura, Mario Godoy, tuviera lugar. Kronfle había convocado a sesión con ese fin para las 17:00, pero era obvio que tendría que suspenderla porque el trámite del juicio político a los vocales se prolongaría hasta la noche.

Al evitar la comparecencia de Terán por teleconferencia, los correístas liberaron la tarde; Godoy, que fue abogado de narcotraficantes y es hombre cercano al correísmo (como tantos otros abogados de narcos, algunos de los cuales lo son también de los prófugos y presos de ese partido), se lo agradece.

El Pleno de la Asamblea este martes 16 de julio.
El Pleno de la Asamblea este martes 16 de julio.EXPRESO

El segundo fantasma que conjuró el correísmo tenía que ver directamente con el proceso a Terán y Barreno y era, nada menos, la posibilidad de perderlo. Desaconsejado por la Comisión de Fiscalización de mayoría correísta, el juicio político fue aprobado por el Pleno la semana pasada, con el voto de 88 asambleístas: apenas cuatro menos de los 92 necesarios para aprobar la censura.

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El caso es que, al iniciar la sesión del martes, no todos los correístas estaban seguros de que Terán y Barreno debían ser salvados, como defiende su partido. Si el juicio concluía esa noche, como se tenía previsto, era posible que Terán y Barreno salieran censurados con el apoyo de esos inconformes. El correísmo ganó tiempo para hacer ese trabajo interno de emergencia: asegurarse la fidelidad de los miembros de su bancada o, probablemente, su reemplazo por los correspondientes asambleístas alternos.

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Una vez concluida la defensa de Barreno, corresponde arrancar la continuación de la sesión con la de Terán, para luego escuchar la réplica de Jorge Peñafiel. Contra el expresidente de la Judicatura se han levantado cuatro cargos: violación del reglamento de sesiones en el proceso de destitución del juez Walter Macías; extensión arbitraria del período de siete jueces de la Corte Nacional; manipulación del concurso para la renovación de esa misma corte; dilación en el proceso administrativo por error inexcusable contra la jueza Cenia Vera. A Barreno se le acusa únicamente del primero de esos cargos.

En su defensa, conjugó la aridez de los argumentos procedimentales con la audacia de sus acusaciones políticas. Dijo ser víctima del “ensañamiento” y la “despiadada persecución” de la Fiscalía y repitió todos los tópicos del discurso correísta: dijo “influjo psíquico”, dijo “falsos positivos”, dijo incluso que quienes meten la mano en la justicia son los medios. La bancada correísta vibraba visiblemente de empatía y buen rollito.

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