
El correísmo renunció a su plan de gobierno en Tixán
El pliego tiene 19 puntos, entre los que hay al menos dos incompatibles con el correísmo y con Rafael Correa
Si Luisa González es una persona de palabra (como habría de suponerse), entonces el electorado debe asumir que el domingo que acaba de pasar, en Tixán, Chimborazo, la candidata de Rafael Correa renunció al plan de gobierno de su movimiento, el corrreísmo. González firmó, en un acto de masas con casi 2 mil personas, un acuerdo con Guillermo Churuchumbi, representante legal de Pachakutik.
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El acuerdo consiste en un pliego de condiciones que la dirigencia indígena considera innegociable. El pliego tiene 19 puntos, entre los que hay al menos dos que son incompatibles con el correísmo y con su líder, Rafael Correa: no a la constituyente y no al extractivismo y la minería. Es decir, o Luisa González es una mentirosa consumada y aventajada porque quiere aprovecharse del voto indígena para ganar el 13 de abril o, si es auténtica y honesta, habrá dado por terminado su propio plan de gobierno. Si lo primero es lo correcto, seguramente se debe a que ella piensa que en un mes todos habrán olvidado las peticiones que están incluidas en el documento que ella firmó.
En realidad, todo lo que ocurrió en Tixán estuvo envuelto en incertidumbre e interrogantes. Primero estuvo la demora de la candidata en llegar al lugar: al menos dos horas. Un atraso que difícilmente se puede atribuir al tránsito vehicular en la carretera que lleva a Tixán, a una molestia estomacal o a algún otro motivo banal. Es mucho más probable que ese atraso haya tenido relación con el contenido de las exigencias del movimiento indígena por el simple hecho de que se tenía que firmar algo que, obviamente, no se podrá cumplir.
A esto hay que agregar el hecho de que el presidente de la Conaie, Leonidas Iza, no fue a la concentración, como estaba previsto. En lugar de estar presente en el lugar, el presidente de la Conaie prefirió enviar un video cuyo contenido incluía algunas duras críticas al correato, cosa que disgustó a apergaminados correístas como el guerrero digital Daniel Salcán, quien dijo en redes sociales que el encuentro en Tixán había sido un fracaso y que las condiciones de la dirigencia del movimiento indígena era un chantaje.
La candidata presidencial del correísmo, Luisa González, llegó a la comunidad de Tixán, en Chimborazo, para sellar un acuerdo programático con el Movimiento Pachakutik, de cara a la segunda vuelta electoral.
— Diario Expreso (@Expresoec) March 31, 2025
¿Cuáles son los 25 puntos del pacto? 👉 https://t.co/L8ixZjmMZ6 pic.twitter.com/3IG6qbcImH
La gran pregunta es, sin embargo, ¿por qué firmó Luisa González un acuerdo que llevaba condiciones que evidentemente no va a cumplir? ¿Era tan importante proyectar la imagen de que estaba sellando un acuerdo con los indígenas para así tener mayores posibilidades de ganar las elecciones el 13 de abril? A estas interrogantes habría que agregar el hecho de que firmar un documento con Churuchumbi o el propio Iza no significa necesariamente ganarse el compromiso del voto indígena.
Esto porque ni Iza ni Churuchumbi representan realmente al movimiento en su totalidad. El mismo Iza, en su video, hizo la extraña confesión de que no existe unidad en el movimiento y dio a entender que él había decidido apoyar a González independientemente de una decisión colectiva. “Las bases ya han optado para esta segunda vuelta, pero nosotros como dirigentes estamos en la obligación de dar nuestro criterio”, dijo el dirigente sin ocultar que una cosa es lo que las bases han decidido para la segunda vuelta y otra el criterio (decisión, se entiende) que ha tomado él.
Lo de Tixán fue un pantallazo
En otras palabras, lo que ocurrió el domingo en Tixán no fue el gran acuerdo con los indígenas como se proyectó, sino apenas un pantallazo, un acto de proselitismo para ganar votos. Y si en el supuesto de que todo lo que pasó ahí fue verdadero y sincero, entonces habrá que asumir que el correísmo se quedó sin plan y que el que cuenta ahora es el de Leonidas Iza, que tuvo un 5% de la votación en la primera vuelta. Fue tan evidente que todo lo que pasó ahí fue un engaño que no hay mejor resumen que el que hizo Salcán en su cuenta de X: que todo fue un fracaso porque Luisa González llegó tarde e Iza nunca llegó, que no hay unidad con los indígenas sino chantaje de éstos, que la posición extrema que tiene la Conaie contra el extractivismo es inaceptable, que todo fue decepcionante…
El correísmo ha estado desesperado desde mucho antes de la campaña de tejer una alianza con el movimiento indígena y ha hecho todo lo posible para conseguirlo, incluso con la colaboración de Iza quien, traicionando a la historia del movimiento, siempre se mostró partidario de apoyar a ese movimiento. Esa desesperación se hizo más evidente luego de la primera vuelta donde la candidata Luisa González quedó a un escaso 1% por debajo de Noboa y donde Leonidas Iza obtuvo un 5% que parecía vital para inclinar la balanza y definir los resultados el 13 de abril.
Sin embargo, la evidente simpatía de Iza con los correístas no fue suficiente: las bases del movimiento indígena mantienen la oposición al correísmo debido a la persecución y acoso que sufrieron durante el correato. Cuando Iza quiso conseguir el visto bueno del más reciente congreso de la Conaie para apoyar a González, el organismo se negó y le dejó con la bata alzada. Fue ahí cuando Iza tuvo que ir a buscar a un grupo de dirigentes de movimientos supuestamente de izquierda y animalistas para dar la impresión de que los indígenas estaban con González. Desde entonces, Iza ha actuado por fuera del mandato de las bases de la Conaie como ocurrió el domingo en Tixán, donde se escenificó lo que no fue más que un gran pantallazo.
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