Recoge cartones y plásticos para hacer dinero y sobrevivir.

Un corrientazo desfiguro al reciclador

Cuando hace sol, no aguanta el dolor en su cuerpo, pero tiene que salir a buscar cartones, botellas y plásticos, porque es su única manera de ‘camellar’.

Javier Puertas Candelario quedó con el cuerpo desfigurado. Un corrientazo lo dejó con quemaduras que hoy no le permiten trabajar con normalidad.

Está angustiado. Se dedica al reciclaje y pese al problema de salud que padece, sale todos los días en su triciclo para recoger cartones, botellas, plásticos y con eso, hacer dinero para los gastos del día.

“Me han realizado varios injertos de piel y cuando hace sol, me provoca mucho dolor e incomodidad. Pero no puedo dejar de trabajar, porque de esto vivo. Si no trabajo, mi familia no come”, sostiene el hombre de 51 años, que vive en la manzana 1324, solar 17 de la Cooperativa 29 de Abril, sector Prosperina, al noroeste de Guayaquil.

Allí alquila un departamento por el cual paga alrededor de 140 dólares mensuales, incluidos los servicios básicos.

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Cuenta que producto de su accidente laboral recibió una jubilación por la cual recibe 158 dólares cada mes. “Eso solo me alcanza para pagar alquiler de casa. La comida, medicinas y estudio de mis hijos, debo cubrirlos con lo que me gano vendiendo el reciclaje”, sentencia el afectado por el corrientazo.

Su drama

Puertas cuenta que su drama empezó en agosto del 2012, cuando laboraba para una constructora en Guayaquil.

Cierto día estaban realizando trabajos de soldadura en un puente de la vía Perimetral. Allí recibió una descarga de aproximadamente 13 mil voltios que lo dejó moribundo.

“Me llevaron al hospital en estado de inconsciencia. Tenía quemaduras de tercer grado en todo mi cuerpo. Estoy vivo de milagro”, añade el hombre que permaneció 2 meses hospitalizado.

Su trabajo

Hasta el 2014 laboró en la constructora. Una vez que lo despidieron, hizo los trámites para la jubilación y le salió. Pero tuvo que recurrir al reciclaje porque necesita dinero. Su jornada empieza a las 06:00. Hace un alto a las 11:30. “A esa hora vengo a casa con 2 o 3 dólares para parar la olla. Por la tarde vuelvo a salir y me hago un dólar más. Con eso vivimos”, sentencia.

Quisiera un negocio

Javier Puertas ‘se las ve y desea’ junto a su esposa Mariana Bastidas, de 62 años, que padece de diabetes. Ella además tiene problemas de columna y es poco lo que puede hacer para ayudar con los gastos del hogar.

Por eso, la pareja pide ayuda a alguna persona, institución, empresa pública o privada, para que le extiendan la mano y los ayuden con un emprendimiento.

“Con una pequeña tienda ya no tendría necesidad de salir todos los días a reciclar. Pero falta dinero para invertir. Apenas tenemos para comprar algo de comida”, añade Puertas.

También sugiere que los incluyan en un programa habitacional, para no seguir pagando alquiler.

“Lo que gastamos en arriendo, nos podría servir para pagar un plan habitacional que sea económico. Ojalá nos ayuden”, agrega Javier Puertas, quien esperará la voluntad de los lectores de EXTRA, para salir del duro momento que le ha tocado vivir.

Cualquier ayuda, pueden canalizarla a través del 0994118834, 0988538280.