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Imagen referencial de una represa, para graficar este artículo.Archivo

La escasez de lluvias puede ahogar la promesa de Daniel Noboa sobre los apagones

Análisis. El presidente está apostando temerariamente a que la normalidad va a regresar

Hace una semana, exactamente el miércoles 21 de noviembre, el presidente Daniel Noboa hizo una afirmación bastante temeraria: “En diciembre ya se acabarán los apagones y volveremos a tener una vida normal”, dijo lleno de confianza y suficiencia.

(Le puede interesar: Noboa depende de lluvias para eliminar apagones en diciembre)

La afirmación del presidente Noboa sobre el supuesto fin de los apagones es más que temeraria por una razón: no existe ningún indicador meteorológico contundente que respalde el optimismo del presidente, por lo que está perfectamente dentro de las posibilidades que se equivoque y quede como mentiroso. Y quedar como mentiroso a estas alturas de su carrera por la reelección, particularmente en el tema de los apagones, le podría significar una hecatombe electoral.

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¿Por qué hizo esa afirmación? ¿Tiene información que le permite hacer la aseveración? ¿Lo hizo exclusivamente pensando en las encuestas y sus posibilidades de triunfo? En realidad, casi todos los factores que permiten hacer el pronóstico sobre la fecha en que los apagones acabarían son muy poco contundentes y apuntan a que Noboa está equivocado. Para comenzar, hay que decir que según un anuncio anterior del mismo Noboa, a estas alturas los cortes deberían ser de máximo 4 horas, algo que ni remotamente se ha logrado. Peor aún, si se toma en cuenta aquella vez que salió en cadena nacional flanqueado por su ministra del Ambiente, Inés Manzano, y su exministra de la Productividad, Sonsoles García, para decir que los apagones iban a ir en disminución cuando en la realidad ocurrió exactamente todo lo contrario.

Los generadores de la empresa estadounidense

Además, hay otros factores para tomar con pinzas las declaraciones presidenciales: diciembre es el mes de mayor consumo por las fiestas navideñas, aumentando el consumo en alrededor de 200 megavatios, según los expertos. La instalación de los 23 generadores de la empresa estadounidense Progen en Salitral está anunciada a partir del 15 de diciembre recién y eso, según la visión más optimista. Esos generadores, se prevé, proporcionarán 100 megavatios. Esa empresa además tiene otro contrato para incorporar 50 megavatios en Quevedo, alrededor de esos días. El gobierno también ha anunciado que a finales de diciembre comenzará a operar la primera de las tres turbinas de la Central Alluriquín del proyecto Toachi Pilatón. 

Se trata de tres turbinas con una capacidad de 68 megavatios cada una, lo que da un total de 204 megavatios. Sin embargo, técnicos que trabajan en esa central le han dicho a EXPRESO que el gobierno está siendo demasiado optimista y que la operación recién estará completa en febrero de 2025. También hay que sumar 400 megavatios que, ojalá, Colombia siga vendiendo al Ecuador hasta diciembre.

Los expertos dicen que la incorporación de energía que ha anunciado el gobierno no es, ni de lejos, la que se necesita para solucionar el déficit. La falta de energía ronda los 1.700 megavatios (el consumo total estimado es de 8.000 megavatios), por lo que la única alternativa real para conseguir lo que se necesita depende de un factor que no está en las manos de los seres humanos: las lluvias.

El anhelo de que lleguen las lluvias

En otras palabras, las aspiraciones políticas de Daniel Noboa dependen, a estas alturas, de los designios del clima: algo que está fuera de la manos de los seres humanos. Pero estos supuestos caprichos del clima tampoco pintan muy bien para el presidente Noboa: los datos más recientes indican que las posibilidades de que lleguen las lluvias en las zonas de las represas son aún más lejanas de lo que parecían hace una semana en que Noboa hizo el anuncio. 

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Ayer miércoles 27 de noviembre, una nueva alerta del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) indicaba que si bien hubo lluvias el 26, gradualmente las precipitaciones disminuirán en las próximas horas. Las proyecciones no son nada alentadoras ni para Noboa ni para el país. Según lo publicado por el Inamhi en la cuenta de X, se ve que sucederá lo mismo en la central hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, ubicada en la Amazonía norte.

Es evidente que Noboa está apostando temerariamente a que la normalidad va a regresar, a no ser que tenga alguna información privilegiada que le permita saber que van a llegar las lluvias. Si no llegan las lluvias en diciembre simplemente no habrá energía eléctrica suficiente para no tener que hacer apagones. Noboa será víctima de chistes, burlas y reclamos durante la campaña. Eso, adicionalmente, el inmenso despecho y desilusión que podría sufrir la población por el hecho de que seguirán los apagones a pesar de lo prometido por el presidente.

Noboa, sin duda, tiene una personalidad desafiante y una forma de ser muy autosuficiente. Muchas veces le ha ido muy bien con esa conducta, pero muy difícilmente saldrá bien librado de esta porque el descontento social por los apagones, que está muy elevado, difícilmente disminuirá si además el electorado se da cuenta de que le han estado tomando el pelo. Con apagones no hay paraíso para Noboa.

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