Salud mental y negocios cerrados por apagones
Óptica. Patricio Silva, de 65 años, busca mantenerse optimista, pero admite que la situación hace que cualquiera decaiga. Dice que antes tenía 14 clientes, hoy unos tres diarios.ANGELO CHAMBA

Los cortes de luz también afectan la salud mental de los ecuatorianos

El impacto en la salud mental del ecuatoriano se siente. Dueños de negocios cuentan los problemas registrados 

Necesitando desahogarse frente a síntomas físicos del estrés y la angustia que les han generado los apagones, dueños de pequeños negocios mantienen su rutina. Algunos presentan insomnio; otros, dolores de cabeza. Varios muestran un rasgo en común, que los vuelve como hermanos: en sus rostros se observa tristeza. Es más, no creen que la situación mejorará con el próximo Gobierno.

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En el norte de Quito, la manabita Marilú Borrero, de 50 años, ofrece desayunos, pero sin luz no puede usar la licuadora y por tanto no vende jugos. También prepara almuerzos y encebollados. En penumbras dice que nunca usa velas.

¿Cómo está su ánimo? “Pésimo, fatal, desanimada. Llego a La Chocita a las 06:30. Salgo a las 18:30 para tomar el bus y se acercan a pedirme plata. Con la luz tengo otro ánimo, con el apagón me siento devastada, me duele la cabeza. Los dueños de casa no esperan, pago 500 dólares al mes de arriendo”.

¿Con el nuevo presidente mejorará todo? “Eso me pregunto todos los días”, dice. Su hija de 24 años es diseñadora gráfica y está desempleada.

  • En contexto: Desde la pandemia, aumentó el desempleo; se enfrenta al crimen organizado, que deja homicidios, secuestros y extorsiones; y ahora la crisis energética.
Negocios apagados y salud mental
En el local. Byron Sánchez cuenta que a la medianoche se despierta pensando en cómo adquirir un generador. Siente que vive una pandemia, no duerme bien.ANGELO CHAMBA

Su vecino Byron Sánchez, de 49 años, lleva 22 en el negocio de venta y colocación de pisos flotantes. Siente que se vive “otra pandemia”, como la de la COVID-19, que le obligó a cerrar dos de tres locales. “Me siento mal, tengo trabajadores que dependen de mí. Por los apagones hay menos obras. Y si salen, se hacen en tres o cuatro días y no en uno, por la falta de luz”.

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¿Qué cambios ha experimentado en estos días? Sánchez dice que no duerme. A diario se despierta a medianoche o a la una de la madrugada. “Sufro insomnio. Pienso: ‘¿Y si me compro un generador?’. Pero no me alcanza. Necesito 1.500 dólares”. Le parece además que no es normal vivir en un país con tantos homicidios y secuestros extorsivos.

“Por la crisis, todos los días llegan prestamistas, me dejan tarjetas. Tengo ganas de aceptar para adquirir el generador. No sé qué nos pasa, antes salíamos a protestar. Sinceramente va subiendo ese nivel de angustia, ira y desesperación y si alguien nos convocara, yo saldría”.

Un reciente estudio publicado por Multitrabajo sobre el impacto de la crisis energética en el empleo, con una encuesta a 570 personas trabajadoras y especialistas de recursos humanos, revela que el 35 % de los encuestados aseguran sentirse estresados por los cortes de energía. Otro 27 % dice sentirse angustiado.

El psiquiatra Fernando Cornejo comenta que desde la pandemia, el ecuatoriano encara un golpe tras otro. “Estamos reactivos frente a factores que provocan estrés y se empiezan a sentir estragos físicos o psíquicos: depresión, ansiedad o trastorno por estrés postraumático”.

En Ecuador y en el mundo hay más problemas de salud mental, subraya. Se sienten, dice, cambios en el comportamiento, más violencia, incluso en niños y adolescentes.

“Por los apagones, los ritmos circadianos (ciclo que experimenta el cuerpo en 24 horas) están alterados. La gente se levanta a la medianoche para completar trabajos o estudiar. Hay somnolencia e irritabilidad”.

Hace algunos años se sienten factores desencadenantes del estrés. Hay que cuidar la salud mental de la población"

Fernando Cornejo

Psiquiatra y Dir. de Posgrados de la UTE

Cornejo, director de posgrados de la UTE, señala que una respuesta ante el estrés crónico es congelarse. Podría ser lo que le pasa al ecuatoriano.

Santiago Pérez, director de Clima Social, manifiesta que se vive un cúmulo de varias crisis y que el malestar que ocasionan los cortes de luz tendrá tres tipos de efecto, a corto, mediano y largo plazo: letargo, reacción si aumentan los precios de los alimentos y manifestaciones en la salud mental y física.

Esa “apatía” es causada por las debilidades en el tejido social, no hay organizaciones sociales ni políticas representativas, dice. “Al medir el humor social en grupos focales se notan las diferencias entre una población y otra del país. En un cantón de la Costa la gente respondió que se sentía igual o peor que antes. La sensación generalizada es que estamos estancados, como que han perdido la esperanza”.

En los estudios aparece la sensación generalizada de que estamos igual, peor o estancados. Se ha perdido la esperanza".

Santiago Pérez

Director Clima Social

Así Rubén Melo, bodeguero de 52 años, dice: “Me siento inseguro, no puedo dormir, tengo un estrés fatal. Mi empleo debo conservarlo como sea”.

Otros ciudadanos, como Patricio Silva, de 65 años, buscan la forma de mantenerse positivos. Él es dueño de una óptica.

“Me doy ánimos para sentirme bien, pero esto desmaya a cualquiera. Sigo adelante por los compromisos adquiridos”. Antes tenía unos 15 clientes diarios, hoy ingresan tres. “Es la crisis más larga que hemos tenido. Realmente no creo que esto cambie, tengo visa en Estados Unidos y no quisiera irme”.

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