Las costumbres de los abuelos se van olvidando en los pueblos andinos
Un investigador cultural dice que los dulces son los más visibles en Navidad. Antes, de regalo les daban un poncho a los niños
Diciembre era para los pueblos andinos el tiempo de la feminidad y el de los consejos a los niños. Ahora, en medio de la Navidad occidental, lo que prevalece es la entrega de caramelos.
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Leer másJosé Parco, investigador cultural y dirigente comunitario, relata que de acuerdo con varias publicaciones de Guamán Poma, antes de la llegada de los españoles la cosmovisión indígena reconocía cuatro raymis (fiestas) durante el año, que estaban identificados con los equinoccios y los solsticios.
Cada etapa estaba marcada por un raymi y diciembre se consideraba el tiempo de la feminidad y la fiesta de los niños.
“En diciembre ya está nacida la chacra, entonces es tiempo de cuidarla, darle ese amor y atención para que se desarrolle. Esto fue trasladado al nacimiento del niño”, relata al explicar que hubo sincretismo con la Navidad católica.
En antiguas canciones que recopilan la sabiduría ancestral, se advierten ciertas comparaciones. “Kasawan chiriwan wawake wacharish kanki” (Con helada y frío has nacido niño) dice una de las más entonadas en este tiempo. Parco lo compara con la chacra.
“Los sembríos, que eran de diferentes productos, no eran grandes extensiones, sino lo necesario para subsistir. Debían afrontar las heladas, propias de este mes; de ahí el cuidado, la atención. Los antiguos colocaban bateas con agua que atrapaba el hielo y luego regaban ceniza”, detalla.
Así mismo, era el tiempo de la autoridad, del consejo de los abuelos. “Los wawas (niños) acudían donde los abuelos, o los achik (padrinos) por consejo. Llevaban los medianos (regalos) y estos les brindaban su sabiduría”, explica.
Los ‘escarabajos’ se lucieron por la Navidad
Leer másLos mayores incluso los amonestaban si había algún mal comportamiento, pero luego, también cumpliendo otro principio de la cosmovisión andina (reciprocidad), le entregaban un regalo, pero no comprado. Por lo general, se trataba de un poncho o una faja que tejían con sus propias manos.
Otros, con más recursos, entregaban una cría de los animales de pastoreo que crecían con ellos. “Se los llamaba wakcha y vendría a ser una especie de mascota. Ellos aprendían a cuidarlo y muchos así reunían y tenían algunos, porque siempre se enseñaba que todo se consigue con trabajo y sacrificio”.
Lamentablemente, todas estas costumbres se han perdido. Con la globalización y el Internet, cada vez más los jóvenes entran en el consumismo de la fecha, y ahí es cuando más se visibilizan las diferencias, señala el investigador.
Ahora quieren los caramelos que les dejan personas y organizaciones de la zona urbana, pero es como “caridad” y algunos no reciben nada.
“Cómo ha cambiado todo”, comenta el experto en estos temas. Lo más importante es pasar en unión de la familia, entregar amor a los hijos y pedir a Dios salud y prosperidad.