La covid-19 halla un aliado en la reticencia y las dudas sobre las dosis de refuerzo
En medio del repunte de casos hay diferencias entre médicos que piden ponerse otra vacuna y otros que dudan de su eficacia contra las cepas actuales
Los casos de COVID-19 van en aumento en las últimas semanas, pero ni eso logra vencer totalmente la reticencia ciudadana a colocarse una tercera o cuarta dosis contra la enfermedad. Más aún, en un contexto en que se incrementan a la vez los cuadros de otras enfermedades respiratorias, son más los usuarios que acuden a ponerse una vacuna contra la influenza que contra la causante de la pandemia.
Como se ha publicado, existe un recelo o temor ciudadanos por los efectos provocados por la tercera y cuarta dosis o también llamados primero y segundo refuerzos. La mayoría coincide en que son más fuertes que en las dosis iniciales y por ello se resiste a continuar con el esquema de vacunación.
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Leer másA ello se suman las dudas sobre la actual eficacia de unas vacunas creadas para combatir el virus original de 2020, que mutó rápidamente y en dos años ha dado paso a múltiples variantes y subvariantes que son las que circulan ahora.
Médicos como Raúl Alcívar, presidente de la Asociación de Clínicas y Hospitales Privados del Ecuador, dice que esto se discute en la comunidad médica internacional y que esto es algo normal. Cita como ejemplo el caso del virus de la influenza, que cada año obliga a adaptar las vacunas a sus nuevas variantes y que igual pasa ahora con la COVID-19.
Por ello considera que si se desea promover la vacunación, esta debe ser con las fórmulas actuales que ya están disponibles en otros países. Y plantea una inmunización focalizada para grupos prioritarios o más vulnerables, por el alto costo económico que representa para el país vacunar a toda la población cada cuatro o seis meses.
No es que las vacunas no sirvan, pero la eficacia está muy cuestionada. Por eso si van a promover la aplicación de las dosis de refuerzo, que sea con las nuevas fórmulas.
En cambio, Wilson Tenorio, presidente de la Federación Médica Ecuatoriana, defiende la eficacia de las vacunas y sus refuerzos para protegerse ante una infección o reinfección. Cree que es un riesgo para el país la amplia brecha que existe entre quienes tienen una o dos vacunas, que promedian el 85 % de la población objetivo; y quienes solo tienen la tercera (55% ) o la cuarta (15%).
Otros médicos, como la doctora especialista en enfermedades infecciosas, Gabriela Zambrano, concilian ambas posturas y animan a vacunarse a la vez que piden a las autoridades introducir las vacunas bivalentes, es decir, creadas para combatir dos variantes a la vez.
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Leer másLa nomenclatura del alfabeto griego utilizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las variantes del SARS-CoV-2 identificó a la cepa inicial como alfa, pero tras beta y delta, a fines del 2021 ya iba por ómicron. Y esta variante, a su vez, ha dado paso de manera sucesiva a múltiples subvariantes como BA.1, BA.4, BA.5 o las detectadas el mes pasado en el país, BQ.1 y BQ.1.1.
“Si no se vacunó la tercera o cuarta dosis (segundo refuerzo) ¡Hágalo!… Es necesario urgentemente una quinta dosis si han pasado más de seis meses de la cuarta. Es la mejor oportunidad para introducir refuerzos de vacuna bivalente, tanto en adultos como en niños”, expresa Zambrano. En última instancia, las vacunas reactivan el sistema de defensa.
Hay sectores que aún no alcanzan a comprender que el peligro no ha pasado, la pandemia no ha terminado, y que cada una de esas inmunizaciones fortalece el escudo inmunológico.