Cpccs: el premio gordo de la loteria
El presidente Moreno puso al país ante el peor de los escenarios en febrero del año pasado en la consulta popular: pidió a los ciudadanos su aprobación para que los miembros del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social fueran elegidos en las urnas. 63 % respondió sí en la pregunta 3. El ente que ayudó a Rafael Correa a concentrar todos los poderes y a socapar la corrupción quedó así en manos del azar.
Ahora los electores están ante 43 personas, desconocidas en su mayoría, listas para llevarse el premio gordo de esta lotería que faculta a sus ganadores a soñar con convertirse en seres ultrapoderosos: aquellos que designan fiscal, contralor, procurador, defensor del pueblo, Consejo Nacional Electoral, Tribunal Contencioso Electoral, superintendentes, Corte Constitucional, Consejo de la Judicatura... Este es un panorama de ensueño para los políticos que no creen en la dinámica de pesos y contrapesos propia de la democracia. Un panorama que hace decir a Julio César Trujillo que si no se cambia ese poder, siempre habrá políticos que querrán controlarlo porque con 4 votos de 7, pueden aspirar a tener más poder que el presidente de la República.
La elección de este domingo está lanzada y, en esas condiciones, 7 de esas 43 personas saldrán elegidas. Con los votos que sea. En otras palabras, ese poder, que ya causó efectos funestos durante el correísmo, lejos de desmoronarse, adquirirá legitimidad en las urnas. Ese es el resultado de una decisión equivocada de Lenín Moreno que, además, no oyó la propuesta del presidente del Consejo Transitorio. El 27 de septiembre del año pasado, en efecto, Trujillo propuso una consulta popular para llevar a cabo reformas constitucionales. Entre ellas, eliminar ese poder ajeno a la tradición de la democracia republicana. Moreno tuvo cinco meses para refrendar el error, pero el 6 de febrero de este año, a pocas horas de convocarla en cadena nacional, desistió de esa consulta.
Ahora, a cinco días de las elecciones, muchos electores siguen sumidos en un dilema: saben que el Cpccs es un poder nefasto, pero no saben cómo votar. Una corriente de opinión, a la cual se sumaron Guillermo Lasso, Julio César Trujillo y el expresidente Osvaldo Hurtado, entre tantos, propone un camino: anular esas tres papeletas, convertir ese rechazo en un mensaje para las autoridades y la sociedad política, deslegitimar ese poder y allanar, de esa manera, el camino para eliminarlo en una consulta popular.
Otra corriente de opinión cree que se debe escoger entre los 43 candidatos. No hacerlo es -dicen- facilitar el camino para que los correístas vuelvan a tener ese consejo. Jaime Nebot propone una polla. Pero ni él ni los otros partidarios de esta tesis, garantizan que aquellos que salgan elegidos restituyan el cargo al país y faciliten, de esa manera, deshacerse por vías constitucionales del quinto poder. En el fondo no están en desacuerdo con la naturaleza y función de ese organismo, ajeno a la democracia republicana, que permite controlar los entes de fiscalización. Simplemente imitan a Correa en su razonamiento voluntarista: ese poder es y será nefasto si está en otras manos que no sean las suyas.
Anular o no las papeletas por el Cpccs: este ha sido el debate nacional de estas elecciones seccionales. Es la primera etapa de lo que parece ser el derrotero político ciudadano a partir del 25 de marzo: tras anular las papeletas por el Cpccs, exigir, en forma inequívoca, desmontar el aparato constitucional correísta que luce casi intacto.