La crisis económica pesa más en Quito
Las parroquias con más casos de coronavirus son, a la vez, las que albergan a ciudadanos de estratos medios y bajos
La situación llegó a un punto insostenible en la capital. Quito tiene al borde su sistema hospitalario por el aumento de casos de coronavirus, pero esa no es la única emergencia. A la par surge una profunda crisis económica que pone al ciudadano en una peligrosa disyuntiva: ¿Morir por la pandemia de COVID-19 o por la falta de dinero para alimentar a su familia?
La premisa, aunque parece dramática, es ajustada a la realidad. Lo dicen las cifras. 22 de las 65 parroquias que tiene la ciudad concentran el 78 % de los casos confirmados. En la mayoría de las zonas con mayor incidencia se registra población de clase media baja y baja.
Quito tomó medidas inmediatas de aislamiento domiciliario. Su alcalde, Jorge Yunda, fue el primero en pedir que la gente permanezca en sus casas desde el viernes 13 de marzo y la orden fue acatada en un alto porcentaje desde la segunda quincena de marzo. Mientras Guayaquil afrontaba los momentos más graves de la emergencia, Quito presentaba un índice bajo de casos, según el Municipio, por la prevención de la máxima autoridad.
La tranquilidad duró poco y se hizo evidente en puntos específicos. En los valles y zonas residenciales de la capital, los casos positivos eran contados y la población permanecía en casa teletrabajando o consumiendo sus ahorros. En zonas de menores ingresos económicos, el aislamiento fue momentáneo y al poco tiempo se retomaron actividades comerciales. Sobre todo informales.
Carlos Castellanos, presidente de la Confederación Unitaria de Comerciantes Minoristas y Trabajadores Autónomos del Ecuador, fue el primero en advertir ese fenómeno. Según dijo, a finales de marzo, sus representados viven al día y no cuentan con ahorros para encerrarse en su casa por más de una semana. Ellos estuvieron obligados a salir a trabajar, a vender sus productos en las calles, a exponerse al virus.
Y eso pasó, según el último reporte de contagios por coronavirus en Quito. La denominada ‘nueva normalidad’ solo empeoró la situación de la capital. Desde el paso al semáforo amarillo de la movilidad incrementó en casi 3.000 el número de contagiados. Un promedio de casi 100 contagios diarios. La mayor parte, según estimados municipales, corresponde a personas que tienen labores de alto contacto y poca higiene.
Andrés Ruiz es un ejemplo de ese tipo de actividades. Él cuida carros en el centro financiero de la capital. Usa mascarilla y mantiene el distanciamiento social. Sin embargo, debe recibir las monedas que le pagan sus usuarios. Al trabajar en la calle, no cuenta con un baño para el lavado constante de manos.
Hasta ahora, admite Ruiz, ha corrido con suerte, pero reconoce que algunos de sus vecinos no. Él vive en Chillogallo, la parroquia urbana con más casos confirmados. De los 7.816 casos confirmados de la capital, 532 están en Chillogallo, al sur de la capital. Varios de sus moradores, además de tener servicios básicos limitados, viven del comercio informal. También hay un gran número de personas que viven del reciclaje. Otro foco de infección.
Los recolectores y recicladores están en la primera línea de contagio porque tienen contacto directo con la basura que arrojan los hogares. Las condiciones sanitarias de su trabajo impiden cumplir con las prevenciones que dicta el Ministerio de Salud Pública.
Otra de las parroquias afectadas es Quitumbe. Ahí, según los registros del Ministerio de Salud que son considerados inferiores a la realidad, se detectan 223 casos confirmados. En la parroquia del sur de Quito funcionan entidades públicas como la terminal terrestre y la Plataforma Gubernamental de lo Social. Ambas retomaron actividades la semana pasada con el riesgo de incrementar los casos del sector.
La terminal, por decisión municipal del 1 de julio, cerró sus puertas nuevamente hasta el 10 de julio por el aumento de infectados. Ese día se estudiará si es prudente habilitar el transporte interprovincial. La Fundación Tierra Nueva funciona en el lugar y atiende de manera emergente a los pacientes que llegan con síntomas de coronavirus. En el sector hay una alta población de escasos recursos y adultos mayores.
Marcela Cruz, directora de la fundación, explicó, en un conversatorio, que la población del sector es vulnerable. “A nivel hospitalario se organizó un área exclusiva de emergencia de casos posibles de COVID-19 y otra para pacientes de distinta sintomatología, asegurando así, su salud y tranquilidad”.
Uno de los sectores más visibles por el descontrol de la población es el Centro Histórico. Barrios como San Roque no dejaron de trabajar ni en el aislamiento total. Ahí se cuentan 365 casos y la cifra sigue aumentando.
Un recorrido de EXPRESO por estos sectores evidenció la necesidad de trabajar, pero también mostró que hay ciudadanos que comen en las calles y que no respetan el distanciamiento. Un agravante a la difícil situación de Quito.
El centro, junto con La Ecuatoriana, Chilibulo y el Panecillo tendrán controles de movilidad más estrictos, según la ministra de Gobierno, María Paula Romo.
Pérdidas. Los estimados oficiales de la Cámara de Comercio de Quito hablan de pérdidas económicas superiores a los 5.000 millones de dólares solo en la capital.
Hospital militar rebasado
Se suspende la atención en consulta externa. Lo informó en un comunicado el Hospital Militar de Quito. Se convierte así en la primera casa de salud en reconocer que el incremento de casos y atenciones de pacientes por coronavirus provocó el colapso en emergencia, cuidados intensivos y hospitalización. El hospital de Fuerzas Armadas atiende a personal en servicio activo, pasivo, dependientes y subsistemas como IESS, Isspol, Ministerio de Salud, entre otros.
El Militar, sin ser hospital COVID-19, habilitó un piso para atención de pacientes contagiados. Luego se dispuso otro espacio y se alistaría un tercer piso para atender otros casos. Hasta el viernes en el hospital de FF. AA. se atendió a 1.714 pacientes por casos de coronavirus. En 2018 había 199 camas en 10 pisos de hospitalización y 34 camas en áreas críticas, incluidas nueve en UCI. MCV