Crisis de pagos: médicos posgradistas sobreviven entre deudas y sacrificios
La deuda actual es de $ 6 millones y faltan recursos para los próximos tres años El Gobierno sigue ofertando becas
En las frías salas de hospitales y clínicas de Ecuador, una pregunta retumba entre las paredes: ¿Cómo se puede vivir sin un sueldo? Esta es la realidad de los médicos posgradistas y enfermeras que, mientras luchan por salvar vidas, ven cómo sus propias vidas se desmoronan por la falta de pagos y el olvido del Estado.
Cada mes, decenas de profesionales se ven obligados a endeudarse con familiares, amigos, e incluso con bancos, debido a las constantes demoras en el desembolso de sus becas por parte del Gobierno.
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Situación ante la falta de pagos
El abogado Jonathan Toaquiza, quien representa a un grupo de posgradistas en esta situación, menciona que las entidades de salud y educación superior, como el Ministerio de Salud Pública y la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), han cumplido con sus trámites. Sin embargo, el Ministerio de Finanzas no ha acreditado el pago que debía hacerse en mayo o, a más tardar, a principios de junio. “Existen dos grupos de posgradistas que están a la espera de su estipendio: 13 médicos de la promoción de 2021 y 508 entre médicos y enfermeras de la promoción de 2023”, señala Toaquiza.
Esteban Montoya, médico posgradista, describe el proceso de obtener un posgrado en Ecuador como un desafío histórico, tanto por la competencia como por los costos educativos, que pueden superar los 40.000 dólares. “Me preparé para estudiar en Italia con una beca que cubría todo, pero decidí quedarme en mi país. Aposté por hacer patria, y ahora nos enfrentamos a esta situación”, comenta Montoya. El programa de posgrados inició en diciembre de 2023 y enero de 2024, y el costo de su especialidad de Anestesiología es de 9.500 dólares por año, “Sin el dinero prometido por el Gobierno, tuvimos que buscar formas de pagar, endeudándonos y tomando medidas legales contra el Estado”.
Se siguen ofertando más becas
A pesar de que lograron el primer desembolso con tres meses de retraso, el segundo pago, que debía hacerse en julio, sigue sin llegar. Mientras tanto, el Estado continúa ofreciendo nuevas becas sin haber cumplido con las promociones anteriores. Según Montoya, “no hay dinero” es la respuesta habitual. “Hemos convocado en mesas de trabajo con varios ministerios, pero el Ministerio de Finanzas nunca responde”, añade.
#ElNuevoEcuadorResuelve | En la @UdeGuayaquil con la presencia del viceministro de @Salud_Ec, Eduardo Herdoiza, autoridades del @ces_ec, @Caces_Ec y universidades del país, se realizó el Lanzamiento del “Programa de Becas para Fortalecimiento del Talento Humano en Salud 2024”. pic.twitter.com/JsEYt8WpNe
— Ministerio de Salud Pública 🇪🇨 (@Salud_Ec) August 28, 2024
Manuel Arcos, otro médico becario, narra una historia similar. Dejó su natal Guayaquil y su nombramiento para especializarse. La situación ha llevado a Arcos a un punto crítico. “He considerado retirarme del posgrado e incluso pensamientos oscuros han cruzado mi mente. Esta no es la vida que merecemos los médicos que damos más de 280 horas mensuales para salvar vidas”, confiesa. Con tarjetas bloqueadas y deudas acumuladas, la realidad es insostenible.
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Leer másMarcela Gándara, madre soltera y médica posgradista, también vive en carne propia el impacto de estos retrasos. “El atraso en los pagos me ha obligado a dejar de pagar deudas y, al momento, solo tengo dinero para un mes más de vivienda y servicios básicos. ¿Cómo se supone que ayudemos a los demás si nosotros mismos no podemos tener una vida digna?”, reflexiona.
Los posgradistas, a quienes se les prometió un estipendio para cubrir sus estudios y manutención, enfrentan una cruda realidad: el Gobierno falla no solo a estos profesionales de la salud, sino también a un sistema que depende de ellos. Mencionan que en el país no hay especialistas porque el Estado no garantiza la educación, otros prefieren salir del Ecuador porque les ofrecen garantías en estudio y manutención.
A medida que pasan los meses sin respuestas claras ni soluciones a largo plazo, el descontento crece. Muchos consideran la posibilidad de abandonar sus becas, a pesar de las consecuencias económicas que esto conllevaría. Otros, más desesperados, piensan en paralizar sus funciones en señal de protesta.
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