Activistas. Miembros del colectivo que solicitó al Cabildo asumir la administración del bosque Palo Santo.

Cuatro anos sin respuestas para el bosque Palo Santo

Un colectivo ecológico pide al Gobierno local que asuma la administración del área. Solicita que se le devuelva el estatus de área cedida a la entidad.

En junio del 2014, el alcalde Jaime Nebot definió el futuro de las cuatro hectáreas de arboleda densa y abrupta que se conoce como Palo Santo, una especie de triángulo verde ubicado a un costado de la avenida Las Aguas.

“No la puede tocar, no puede construir, no la puede modificar, por eso se llama propiedad contemplativa, solo la puede ver”. Lo dijo en referencia al interés de la Urbanizadora del Salado (Urdesa) que, según activistas ecológicos y vecinos de ciudadelas de los alrededores, intentaba ocupar ese terreno para construir una ciudadela.

La reacción del alcalde tranquilizó al colectivo que defendía el bosque. Sin embargo, aquel argumento al parecer se volvió también una sentencia, asegura Verónica Albán, una vecina de El Portón (Urdesa), quien es parte del colectivo que defiende el bosque.

“Podría pensarse que la orden de que Palo Santo no se toca inmiscuyó también al mismo Municipio que no ha hecho nada en estos cuatro años por mejorarlo o redefinir mejor su estatus”.

Hasta febrero de 2013 regía sobre este estrecho remanente de árboles propios de la zona tropical seca la categoría de “área cedida al Municipio (ACM)”, lo cual determinaba también una responsabilidad sobre este espacio verde.

Sin embargo, una resolución del Concejo dictada en esos días, suprimió aquel rango y dejó al bosque sin un administrador directo.

“Eso es lo que queremos recuperar, que el Municipio se haga cargo, asuma una tutela eficaz”, agrega Albán, quien aduce que en los últimos cuatro años se le han enviado continuas comunicaciones al alcalde. “Tenemos documentos que confirman que hay trámites iniciados, pero todo ha sido un proceso muy lento. Actualmente, el pedido está sumido en el sueño eterno, reposa en el escritorio de la DUOT (Dirección de Urbanismo y Ordenamiento Territorial)”.

El historial que ha recogido este colectivo relacionado con el interés de que el Municipio redefina la situación del bosque determina que el alcalde pidió informes que aclarasen cuál debería ser el papel que el Cabildo debe asumir con respecto a Palo Santo.

En su momento (agosto del 2014), la Dirección de Ambiente municipal recomendó que se asuma la responsabilidad de conservación y preservación del bosque y que se analice el cambio de uso de suelo y se le devuelva la categoría de ACM.

Algo similar se le respondió desde la Procuraduría Síndica del Municipio. “Correspondiendo únicamente a esta Municipalidad ejercer sus funciones en el marco de las competencias asumidas en materia ambiental”.

Sobre esto, Gerardo Alvarado Arias, miembro también del colectivo, aduce que las competencias a las que se refiere el procurador son las que se determinan en el plan de desarrollo de Guayaquil, que indica que el Municipio debe elaborar y ejecutar un plan de manejo de los bosques protectores y áreas protegidas ubicados en sectores aledaños y dentro de la ciudad.

Pero en cuatro años, el Municipio no ha podido ejecutar un plan de manejo, tampoco le ha devuelto al bosque la categoría de ACM.

Verónica Albán asegura que, en su momento, el director de la DUOR, José Miguel Rubio, detuvo el proceso con la firma de un documento en el que reitera algo sobre lo que no hay discusión: que el terreno sobre el que se asienta Palo Santo es de propiedad de Urdesa. Sobre eso no se le pidió un punto de vista.

EXPRESO ha solicitado al Municipio información sobre el pedido del colectivo que trabaja en defensa de Palo Santo, pero hasta el viernes no hubo respuesta.

Aunque el riesgo de que Palo Santo sea urbanizado se detuvo, los activistas consideran que aún falta trabajo por hacer alrededor de este tema. “Esperamos del Municipio una reacción más directa. Aún hay personas que creen que el bosque es un lugar para lanzar todo tipo de desechos”, agrega César Barreto Rossi, vecino del sector.

Historia

Acuerdo

El acuerdo ministerial, con fecha del 31 de julio de 1996, declaró a Palo Santo como área de bosque y vegetación protectores. Desde ese año, el Cabildo y el Inefan dejaron en claro que el terreno es propiedad de la urbanizadora.

Primer custodio

El 1 de febrero de 1996, en la época de Febres-Cordero, el Concejo Cantonal declaró la exclusión como área habitacional de las 4,6 hectáreas de Palo Santo. Se entregó su administración y cuidado a la fundación Eco Salud, presidida por Enrique Maridueña Garaicoa.

La devolución

En las sesiones ordinarias con fechas del 24 y 31 de enero de 2013, el Cabildo determinó la devolución de los terrenos del bosque a la Urbanizadora del Salado (Urdesa). Se le suprime la identificación como “área cedida al Municipio”.