Cuatro días por el viejo camino de los arrieros
Promotores y el cabildo cuencano analizan la antigua ruta para su difusión turística. El viaje se adentra en El Cajas remoto
El plan: recuperar y poner en valor la ‘Ruta de los Arrieros’, caminos por los que transitaban las personas que se ganaban la vida llevando mercancías de un lugar a otro mediante animales de carga. Se lo hacía principalmente a lomo de mula, por caminos y chaquiñanes australes. El recorrido era por el paraje de El Cajas para atravesar parte de la provincia del Guayas, hasta llegar a Guayaquil, llevando productos a los mercados locales.
Son los caminos que aún existen en El Cajas remoto y profundo y que fueron puntos de conexión para el Imperio Inca. Es el camino más corto entre la Sierra y la Costa, de acuerdo con los estudios técnicos que maneja la Fundación Municipal Turismo para Cuenca.
Esa ruta se bautizó posteriormente con el nombre de Camino de García Moreno, servía como sendero de caravanas de arrieros que llevaban todo tipo de bienes desde Cuenca a Guayaquil. Sirvió también como camino de contrabando de licores, especialmente aguardiente, explicaron.
El trabajo de recuperación ha comenzado con el levantamiento de información, diagnóstico del estado de los caminos, evaluación y factibilidad técnica, explicó el vicealcalde de Cuenca, Pablo Burbano. La fase inicial concluye a mediados del próximo mes.
Burbano y los técnicos realizaron un recorrido de cuatro días, siguiendo el trazado de los tramos que parte de la laguna de Illincocha, ubicada dentro del Parque Nacional Cajas, y que pasa por las comunidades de Baute, Patúl, Huahualcay, León Huayco, Chacanceo, concluyendo en Caymatán-Tamarindo, en la parte baja del cantón Cuenca.
Fue a lomo de mula -en algunos de los tramos y, a campo traviesa, en otros-. Rehicieron el trazado original y legendario que utilizaron los arrieros ancestrales. Al grupo se sumaron promotores turísticos, con la idea y posibilidad de convertir esos caminos en un nuevo destino para viajeros de paseos en la provincia. Durante el periplo fueron recogiendo e inventariando información acerca del potencial de atractivos que poseen las comunidades ubicadas a lo largo del trayecto.
La historia de los arrieros, sumado a la riqueza natural del paraje por donde atraviesa la antigua ruta, “convertirá a la zona no solo en un sitio turístico, sino también que permitirá el desarrollo de los pueblos y comunidades que se hallan a lo largo del trazado”, concluye Burbano.
- Un aporte a los festejos populares. Los arrieros fueron pioneros del progreso austral. Lo inhóspita de la ruta no fue barrera para la comercialización regional y las ferias y romerías que convocaron al intercambio, trueque y venta de productos; de rito y celebración de la amistad entre las comunidades. Conservaron el sistema heredado de una tradición hispana para el traslado de mercancías y productos necesarios. Dieron soporte a una rica era de celebración popular, expresada en fiestas, ferias y romerías que dieron vida e identidad a los pueblos.
