Las cuatro vidas que salvó un mismo donante
Hospitales retoman trasplantes tras la pandemia. En el Luis Vernaza, 4 beneficiarios sienten que un héroe anónimo les regaló una segunda oportunidad
Se siente feliz, pero la voz se le quiebra al recordar todos los días, meses y años que pasó dependiendo de una máquina para sobrevivir; mientras le rogaba a Dios que le permitiera vivir un poco más para cuidar a sus hijos. Hace dos semanas, la respuesta a sus oraciones le llegó a través de una llamada telefónica que le avisaba que debía acudir cuanto antes al hospital, pues al fin tenía un donante.
“Solo quien ha tenido este mal sabe lo que se sufre”, dice Magdalena Solís Fuentes, de 39 años, 11 de ellos atada a sesiones semanales de diálisis y sujeta a limitaciones tan estrictas que la obligaban hasta a privarse de agua por su insuficiencia renal. Una vida que la sentía tan precaria que a veces cuando iba a su tratamiento pensaba si esa no sería la última vez que vería a sus seres queridos.
Por eso ahora no deja de agradecerle a Dios y a ese donante. “Le agradezco con toda mi alma por haberme regalado una nueva vida”, expresa, refiriéndose a esa persona que, en algún momento decidió que, al morir, sus órganos pudieran salvar a otros. En su caso, logró beneficiar a cuatro pacientes.
Entre ellos está Wilman Jiménez Rivas, de 44 años, paciente con insuficiencia renal desde hace 8 y en lista de espera de un trasplante de riñón desde hace 6. “Mi única solución era la máquina de diálisis para sobrevivir”, coincide este esposo y padre, quien en estos días de convalecencia tras la cirugía ha hecho amistad con Solís y sus familiares, dado que están en habitaciones vecinas.
Su recuperación ha sido más rápida. Al momento de la entrevista para esta nota estaba próximo a recibir el alta y dialogó con el equipo de EXPRESO en la misma habitación de Solís. Un tanto en broma y otro tanto en serio, Jiménez le dice que ahora son como hermanos, pues comparten los órganos de la misma persona.
Si esa teoría fuera cierta, en el mismo piso, pero en una habitación un poco más distante está otro de los hermanados por el mismo donante. Se trata de Joel Rivera, de 50 años, beneficiario del trasplante hepático. Algo que esperaba ya desde hacía seis años, cuando los médicos le indicaron que era la única solución posible a su grave problema de salud.
Pero el tiempo pasaba y su calidad de vida se seguía deteriorando. Hasta que hace dos semanas recibió el mensaje que tanto esperaba el también esposo y padre de dos hijos: por fin había un donante para él.
“Oro todos los días por esa persona”, expresa Rivera, quien también siente que ha recibido una segunda oportunidad, lo cual tiene felices a él y a todos sus seres queridos, quienes están a la espera de recibirlo nuevamente en su casa.
La donacion de organos crecio por obligacion legal
Leer másEl cuarto fue, por el tipo de órgano, el cuadro más delicado: Víctor Manuel Pinzón Rojas, de 65 años, recibió el trasplante de corazón. Aunque los médicos afirman que su evolución es favorable, por precaución, al momento de realizar esta nota seguía en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y no fue posible dialogar con él. Un hermano dio detalles de su caso.
“En 2019, en el último trimestre, tuve que llevarlo de urgencia al Luis Vernaza porque le faltaba el aire. Allí le dieron la atención necesaria, le hicieron exámenes para detectar lo que estaba pasando y ahí fue que descubrieron que su corazón estaba funcionando al 50 %. Hace más de seis meses el doctor nos dijo que lo único que podía salvar a mi hermano era un trasplante”, relata.
Hace más de dos semanas, Pinzón se realizaba exámenes de control cuando recibió el aviso. Cuando les dijeron que había un donante les entraron los nervios por lo que podría pasar, pero al mismo tiempo estaban felices porque iba a tener su trasplante, dice su familiar.
“El sentir de mi hermano es que Dios le ha dado una nueva oportunidad de vida a través de un nuevo corazón. Como familia nos sentimos felices porque sabemos que su calidad de vida será otra”, agrega.
La operación de Pinzón fue también un hito para el Luis Vernaza, pues se constituyó en el primer trasplante de corazón de esa casa de salud, que en cambio, suma 275 renales desde 2009; y 102 hepáticos desde 2013. Y más de 2.000 entre otros órganos como córneas, piel, tendones, meniscos, válvulas, huesos, entre otros.
La operación se realizó el lunes 15 de noviembre e implicó a un personal multidisciplinario de especialistas, cirujanos y enfermeros para cuatro trasplantes en cinco quirófanos, a partir de un mismo paciente.
Para tener una idea de la importancia de este caso, basta recordar que el Colectivo Lista de Espera, que agrupa a pacientes que requieren de trasplantes, estima que solo en ese grupo hay más de mil personas.
Es una situación que no depende solo de la escasa cultura de donación y la alta complejidad médica del proceso, sino también de otras aristas éticas, legales y hasta emocionales.
Consultado al respecto, Joseph McDermott. director técnico del Luis Vernaza, señala que la prioridad médica es siempre salvar la vida del paciente. En el caso de los trasplantes, el proceso implica identificar a un donante voluntario. Algo que se expresa a través de la cédula de identidad. Luego esperar el tiempo y condiciones establecidos por la ley para que esa persona sea declarada clínicamente muerta; mientras a la par corre un tiempo valioso que pone en riesgo el estado de sus órganos.
Y, finalmente, los familiares muchas veces se oponen al trasplante de los órganos del fallecido, aunque este en vida haya expresado esa voluntad.
Un complejo proceso que, por fortuna, se pudo cumplir con este donante, como lo reconoce el hermano de Pinzón: “A esa persona que donó sus órganos en vida le estamos sumamente agradecidos por su generosidad y sensibilidad con el prójimo. Es una gran lección que nos hace meditar a todos”.
Otro caso parecido
El pasado 13 de noviembre, luego de diez años, la clínica Guayaquil, con la doctora Mónica Gilbert a la cabeza, realizó un trasplante de corazón en el país. Del mismo donante, el hígado, se trasplantó en el hospital Luis Vernaza; de Guayaquil; y los riñones en el Hospital Carlos Andrade Marín, en Quito.
Así lo indica a este Diario Mario Herrera, del Instituto Nacional de Donación y Trasplante de Órganos (Indot).
Luego de eso, al siguiente día, en el Hospital Luis Vernaza se identificó a otro donante que permitió realizar un trasplante cardíaco, un hepático y dos renales, todos ellos en la misma casa de salud, agrega la entidad.