En Cuenca, un museo refleja y repasa la historia de la joyería
Es considerado el primero en el país en testimoniar este tipo de oficio. Se ubica en pleno centro histórico. Recrea la época de oro de las filigranas
De padres a hijos; de nietos a ahijados, así de simple y sencillo, se transmitía el oficio de la joyería en Cuenca. Era en base al ingenio, creatividad y talento para el diseño de alhajas que debían ser trabajadas con excelencia. Para ello se debía ir logrando destreza en el manejo y utilización de las herramientas manuales, con mucha experticia, cuenta Christian Sánchez, quinta generación de joyeros en la capital azuaya.
Un ceramista con oficio de artista
Leer másEs así que la urbe morlaca se convirtió en la cuna de la joyería u orfebrería, allá por los años 20, 30, 40 y 50 del siglo pasado, donde prácticamente sus principales productores eran familias completas. También era el lapso en el que se buscaban a los reconocidos orfebres de la ciudad para que sean padrinos de bautizo, primera comunión y matrimonios para garantizar a los ahijados la enseñanza de un gran oficio, bandera de la artesanía cuencana, anota Sánchez.
Muy orgulloso de lo que sabe hacer, Christian Sánchez reconoce que, por la calidad del producto, la joyería cuencana goza de un privilegio nacional e internacional. Son finas piezas que logran los diestros artesanos que no solo cautivan a todos quienes las ven, sino que engalanan a quienes las lucen.
Sánchez junto a Fausto Ordóñez, otro de los artesanos orfebres que heredaron el oficio de sus bisabuelos y abuelos, muestran a través de un museo, el de la ‘De la Joyería’ -único en la capital azuaya-, la historia del joyero cuencano como poseedor de una destreza y creatividad inigualables y el perfeccionamiento que ha logrado con la incorporación de todas las técnicas artesanales en fusión entre las ancestrales y actuales.
Esas técnicas son: el repujado, la filigrana, el modelado en cera, entre otros métodos, pues consideran que la joyería es una comunión entre la arquitectura y la escultura.
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Leer másEn ese espacio de cuatro ambientes se explica que además de las manos habilidosas de los joyeros, hay una serie de herramientas utilizadas en la creación de joyería artesanal, las cuales son esenciales para comenzar a trabajar, entre ellas, el soplete joyero, calibrador digital, arco y segueta para joyero, limas de aguja, lupa o visor de aumento, brocas para joyería, taladro.
Están distribuidas por décadas. Desde los años 30 hasta la actualidad, con la incorporación de elementos modernos para el trabajo en el metal, sea oro o plata.
Se trata de demostrar cómo la joyería aportó al desarrollo económico de la ciudad y el país, a mediados del siglo XX, siendo reconocida Cuenca como la cuna de la joyería ecuatoriana con artesanos como Julio Segovia Andrade, José Manzano Tapia, Ariolfo Vázquez, Francisco Rodríguez, Honorato Peralta, entre otros.
Hay espacios en los que están las fotografías y trayectoria de los más ilustres artesanos joyeros.
Se completa el ambiente museográfico con dos talleres. El uno donde se elaboran joyas con las herramientas antiguas y el segundo con el uso de elementos modernos, pero con la misma habilidad, creatividad, ingenio y destreza, identidad del orfebre morlaco. Más allá del valor de las piezas, está el invaluable trabajo de joyeros y orfebres que las elaboran con el mismo amor y cariño de sus ancestros.
El oficio de las filigranas
El museo se ubica en el centro histórico de la capital azuaya, un sector que ha sido el epicentro de las más aclamadas joyerías y talleres artesanales. Se las encontraba a lo largo de la calle Gran Colombia, desde la Padre Aguirre hasta Hermano Miguel. El museo consta de varios espacios que puede visitar y realizar un recorrido visual por medio de objetos y fotos de la trayectoria de los más ilustres artesanos. Hay la réplica de un taller que recrea el proceso de elaboración y hasta una sala de exhibición para venta de joyas.