Cuestion de confianza
La reacción ciudadana ante las medidas económicas anunciadas por el régimen ha dejado lecciones que merecen ser tomadas en cuenta. Todo indica que vivimos en una sociedad incrédula en cuanto al uso que se da a los impuestos, los cuales no se traducen en beneficios directos para la gente.
Por eso, el mensaje oficial de que es necesario hacer un esfuerzo conjunto para superar la crisis a la que nos arrastró la corrupción, no terminó de cuajar en las clases más necesitadas. La falta de efectividad en la recuperación del dinero robado, que pudo utilizarse en la creación de fuentes de trabajo, en salud, educación y vivienda, ha generado una sensación de impunidad difícil de erradicar. Un país que distribuye con equidad los recursos que consigue gracias a una disciplinada y transparente política tributaria, logra una cohesión social que puede comprometer esfuerzos conjuntos para impulsar el desarrollo. De lo contrario, cualquier discurso hacia el cambio será considerado antipopular y desatará batallas campales en las calles, como las que se registraron en las últimas semanas. La confianza se construye con eficiencia en el manejo de los recursos públicos y con una seguridad jurídica que incentive la inversión. Aún hay mucho por hacer.
’El mensaje oficial de que es necesario hacer un esfuerzo conjunto para superar la crisis a la que nos arrastró la corrupción, no terminó de cuajar en las clases más necesitadas’,