La cultura de paz, una inversión a futuro a favor de la seguridad en Ecuador
Se perfila como estrategia a largo plazo. La resolución pacífica de conflictos y el uso de espacios públicos ayudan
El fortalecimiento de una cultura de paz puede convertirse en una estrategia crucial para enfrentar las amenazas a la seguridad pública en Ecuador, particularmente en un contexto marcado por altos índices de violencia y la infiltración del crimen organizado. Frente a las limitaciones de las respuestas tradicionales, basadas principalmente en la represión, expertos y estudios recientes coinciden en la importancia de abordar la seguridad desde perspectivas integrales que prioricen la educación, la cohesión social y el diálogo comunitario.
De acuerdo con las cifras obtenidas del portal de datos abiertos, con base en el registro del ECU-911, entre enero y septiembre de 2024 se registraron más de 2,4 millones de alertas referidas a escándalos, tanto en el espacio público como privado. Esta categoría incluye incidentes relacionados con disturbios, conflictos menores o comportamientos que alteran la tranquilidad pública o privada, como riñas, altercados entre vecinos, etc. Las cinco provincias que más alertas por escándalos reportaron, en este periodo, son Pichincha, Guayas, Azuay, Tungurahua y El Oro.
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Leer másLa educación como herramienta
Según Sybel Martínez, directora del Grupo Rescate Escolar, la cultura de paz está vinculada a la educación y al empoderamiento ciudadano en los espacios públicos. En su opinión, incorporar la resolución pacífica de conflictos desde la educación básica puede convertirse en una herramienta clave para fortalecer el tejido social y reducir la violencia en comunidades vulnerables. Martínez enfatizó que la educación para la paz permite a los niños, niñas y adolescentes comprender y defender sus derechos, promoviendo valores como la solidaridad y el respeto mutuo. Para ella, enfocarse en la cultura de paz es una inversión a futuro, pues permite “construir sociedades más justas, más pacíficas”.
Pablo Montenegro, coautor de la investigación ‘Ceguera estratégica, transformaciones estatales y cultura de paz’, publicada por la fundación Konrad Adenauer, subrayó que las respuestas represivas no abordan las raíces del problema, que según él radica en la ausencia de una articulación entre la academia, el Estado y la ciudadanía. Esto limita la implementación de soluciones innovadoras que consideren las dinámicas sociales y tecnológicas para combatir el crimen organizado, explicó.
Montenegro también destacó la necesidad de involucrar a líderes comunitarios en iniciativas que fomenten la participación ciudadana y la apropiación de los espacios públicos, transformando entornos inseguros en lugares de cohesión social y desarrollo humano.
La investigación de Montenegro, José Jácome y Humberto Gómez plantea que la cultura de paz debe entenderse como un proceso multidimensional que promueve valores democráticos y el respeto por los derechos humanos. Según este análisis, la falta de una visión estratégica impide al Estado ecuatoriano enfrentar las amenazas de manera efectiva. “Hay que considerar que no todas las respuestas pueden articularse desde la maximización de los mecanismos de represión del Estado”, se lee en el artículo.
Promover la cultura de paz
Los expertos proponen un enfoque basado en la prevención y la promoción de alianzas comunitarias. “La cultura de paz implica extender la mirada a diversas dimensiones desde las que se puede aportar al fortalecimiento de las capacidades estatales”, se explica en la investigación.
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Leer másLas políticas públicas orientadas hacia la promoción de la cultura de paz podrían incluir talleres de resolución pacífica de conflictos en escuelas, programas deportivos comunitarios y campañas de sensibilización. Estas acciones no solo generarían una mayor cohesión social, sino que podrían disminuir la influencia del crimen organizado, que recluta a menores de edad para actividades ilícitas y que se aprovecha del abandono estatal para ejercer una gobernanza criminal.
Por ejemplo, la teoría académica de la ‘ventana rota’ sugiere que mantener los espacios públicos cuidados y activos previene el desorden y la delincuencia, al fomentar su uso por parte de la comunidad y la percepción de seguridad.
Martínez destacó que “en un lugar donde los chicos no se sienten juzgados, donde pueden ser ellos mismos, donde se reconoce su capacidad de agencia, su participación activa y protagónica, seguramente vas a tener un cambio”.
Según Montenegro, las organizaciones de la sociedad civil pueden desempeñar un rol clave al capacitar a líderes locales y articular iniciativas con las municipalidades.
La calidad de las decisiones depende de un conocimiento que integre la ciencia, la tecnología y el compromiso social. “La ceguera estratégica es un pretexto para proteger intereses que no están en el desarrollo y bienestar”, sentencia la investigación.
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