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Wilman-Terán
Wilman Terán, exvocal del Consejo de la Judicatura, ha recibido apoyo por asambleístas de la Comisión de Fiscalización.Ángelo Chamba / Expreso

Daniel Noboa vende su alma al diablo

En el OPERATIVO DE TENAZAS para captar la Corte Nacional, el presidente y el prófugo coinciden, convergen y convienen

El expresidente prófugo está confiado. Esta semana, en una entrevista con la agencia EFE, dijo que su regreso al Ecuador “es cuestión de tiempo” y que tiene mucha fe en la victoria de su movimiento en las elecciones. No dijo (léase con atención las frases entrecomilladas de la nota de EFE), que su regreso es cuestión de tiempo porque su movimiento ganará, como se ha interpretado. No. Dijo que su regreso es cuestión de tiempo. Y que su movimiento ganará. Que no es lo mismo. Correa sueña en voz alta: acaricia la idea de presentarse él mismo como candidato, aunque sea a la vicepresidencia para gobernar desde ahí (cualquier que ponga para presidenta será una figura de paja), y tiene a una multitud de operadores trabajando en ello. Mientras el país debate sobre chanchos y alondras, la operación de tenaza que habrá de cerrarse sobre la Corte Nacional de Justicia, con un brazo en la Asamblea y otro en el Consejo de la Judicatura, se encuentra en una fase avanzada de su desarrollo. El objetivo es el de siempre: la revisión del caso Sobornos. A EFE le dijo que esa revisión vendría de las Naciones Unidas. Pero no. Es la propia Corte Nacional la que podría concedérsela, si todo le sale bien, a la vuelta de la esquina.

Un paso importante en esa dirección es el que acaba de dar la Comisión de Fiscalización de la taimada Pamela Aguirre, que convirtió el juicio político al expresidente del Consejo de la Judicatura, Wilman Terán, en una plataforma para reivindicarlo y erigirlo en testigo contra la solidez del caso Sobornos. Terán, mejor conocido como el Diablo por sus amigos mafiosos, es una las figuras más impresentables que ha ocupado cargo público en el Ecuador durante los últimos años. Procesado por obstrucción a la justicia y por delincuencia organizada, en los chats del caso Metástasis aparece en la lista de contactos del mafioso Leandro Norero, negociando sentencias en la Corte Nacional e involucrado en los operativos para excarcelar a Jorge Glas de forma fraudulenta. Resulta que ese personaje llega a la Comisión de Fiscalización, donde lo juzgan por manipulador y por corrupto, y muestra sus propios chats: unas capturas de pantalla cuyos metadatos revelan que pasaron por el Photoshop, o sea que fueron trucadas, y que provienen de un teléfono que él dice tener escondido y no entrega. Así de delirante. Y la comisión dice: traiga nomás. Prueba calificada. En este punto, el asambleísta interpelante, Jorge Peñafiel, de Construye, abandona indignado la sala y Terán se queda echando lodo contra la fiscal: que manipuló a los jueces, que se guardó evidencia, que seguía instrucciones del imperio, que lo presionó para fallar contra Correa cuando integró el tribunal que conoció la apelación del caso Sobornos... Prueba: sus chats.

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Así, en un insólito giro del libreto, el juicio político contra Wilman Terán y sus cómplices en el Consejo de la Judicatura, los vocales Xavier Muñoz y Maribel Barreno, juicio político que el correísmo llevaba más de un año tratando de evitar, se convirtió en la oportunidad que el correísmo esperaba para avanzar en su proyecto de impunidad. El informe que parió la presidencia de Fiscalización para someter a la aprobación de la mesa (cuatro de cuyos nueve integrantes son correístas) es una burla grosera a un país que durante meses contempló asombrado las arbitrariedades de Terán. De los tres acusados, que también se encuentran procesados penalmente en el caso Independencia Judicial, el informe solo encuentra méritos para llevar a juicio político a uno: Xavier Muñoz, precisamente el que decidió colaborar en el juicio penal e involucró a los otros dos en el operativo para destituir indebidamente al juez Walter Macías, relató su reunión secreta con el prófugo Rafael Correa en un hotel de Sao Paulo y contó como este le ofreció respaldo político a cambio de apoyar las acciones de Terán. En cuanto a Terán y Barreno, el informe elaborado por la presidencia de la comisión los absuelve de todos los cargos.

Si una comisión internacional encontró que el concurso para elegir jueces de la Corte Nacional organizado por Terán era manipulado; si el mismo presidente actual del Consejo de la Judicatura, Álvaro Román, descubrió que Terán había mandado a desencriptar las preguntas de las pruebas para tener acceso a ellas y declaró la “nulidad insanable total” del concurso, el informe de la presidencia de la comisión no encuentra motivo alguno para cuestionar la conducta de Terán en este caso. Si el país entero se sorprendió con la insólita manipulación del reglamento de votaciones del Consejo de la Judicatura, que permitió a Wilman Terán destituir al juez Macías con un “mayoría” de dos votos de un total de cinco, el informe de la presidencia de la comisión no ve nada sospechoso en ello. Tampoco lo hay, por supuesto, en la arbitraria decisión de prorrogar en sus funciones a cinco jueces y dos conjueces que debían ser reemplazados, que eran conocidos por sus fallos en favor del correísmo (en el caso de los helicópteros Dhruv, por ejemplo, o en el de Jorge Glas) y que tendrían que conocer más adelante, la revisión del caso Sobornos. Unos angelitos, Wilman Terán y Maribel Barreno, según los correístas de la Comisión de Fiscalización: unos funcionarios rectos y probos donde los hay.

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Liberados por la Asamblea de sus responsabilidades políticas, solo faltaría absolverlos de sus cargos penales en los tribunales. En eso están: han empezado a aplicar la viejísima estrategia de impedir que se instalen las audiencias del caso Independencia Judicial, para ganar tiempo. Ya van seis convocatorias fallidas. Pero ¿ganar tiempo para qué? Para librarse del juez Julio César Inga, a quien no controlan. En el Consejo de la Judicatura ya circula una iniciativa para devolverlo a él y a otros conjueces a sus salas provinciales de origen (en su caso, la de Azuay). Mientras tanto, el exfiscal Paúl Pérez Reyna, abogado de una de las asesoras de Barreno, ya pidió al juez que se excusara: por estar participando en el concurso para titular, dice; y un abogado del mismo círculo de Barreno (que al parecer es un círculo muy sólido y con muchos tentáculos en la Fiscalía) solicitó su recusación, con el argumento peregrino de que Inga ya falló en contra de Xavier Muñoz (aunque esa era la única posibilidad, pues el procedimiento abreviado al que se sometió Muñoz se tramita necesariamente antes).

Al final de esta jugada, si todo les sale bien, Wilman Terán quedará reivindicado pero inútil. Algún hueso le lanzarán en recompensa, para que se entretenga mordisqueándolo. Barreno, en cambio, volverá al Consejo de la Judicatura: ella no ha renunciado, está suspendida temporalmente mientras dura su proceso. El ‘timing’ sería perfecto porque la renovación de ese organismo es inminente. Así que Barreno se sumará al delegado que envíe el nuevo defensor público, Ricardo Morales, un correísta de la vieja guardia, la de Gustavo Jalkh y Ledy Zúñiga, que para eso lo querían ahí. ¿Y a quién más? A Mario Godoy, integrante de la terna que envió el presidente de la Corte Nacional para presidir el Consejo de la Judicatura; pero no un integrante cualquiera: el ungido del presidente de la República Daniel Noboa. Ocurre que Noboa es amigo de Barreno. Y Godoy es la pareja sentimental de Dolores Veintimilla, la abogada de Barreno de toda la vida, pero que dejó de serlo justo cuando Godoy entró en la terna (caramba, qué casualidad). Aquí es donde todo este delirio empieza a dar vértigo: porque resulta que, en su estrategia para captar la Corte Nacional de Justicia, en este operativo de tenaza del que se habló al principio, el expresidente prófugo y el presidente en funciones coinciden, convergen y convienen.

Godoy, Barreno y el representante del defensor público Morales. Tres no son multitud pero, en el Consejo de la Judicatura, son mayoría. Quizá entusiasmado por lo bonita que está quedando la jugada y por lo provechoso que le resultará contar con semejante mayoría a la hora de ventilar sus interminables e intrincados procesos judiciales personales, Noboa perdió la perspectiva del riesgo electoral en el que está incurriendo. Si algo enseña la literatura es que entregar el alma al diablo puede ser provechoso al principio, pero al final, el diablo cobra. Siempre. Claro que Noboa lee poco.

  • Terán héroe. Después de oponerse durante más de un año al juicio político contra Wilman Terán y sus cómplices en la judicatura, el correísmo encontró que podía sacarle provecho.

  • 3 son todo. Una vez absuelta, Barreno volverá a la Judicatura. Ella, el delegado del defensor público y el candidato del presidente de la República, Mario Godoy, serán la nueva mayoría.

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