Daniela Darquea, golfista ecuatoriana parte del top 100 a nivel mundial
La determinación y perseverancia de Daniela Darquea es inquebrantable. Cuando se aproxima una competencia, sus horas de entrenamiento inician tan temprano que aún el sol no se asoma por completo y termina cuando la luna ya la acompaña en el campo de go
La determinación y perseverancia de Daniela Darquea es inquebrantable. Cuando se aproxima una competencia, sus horas de entrenamiento inician tan temprano que aún el sol no se asoma por completo y termina cuando la luna ya la acompaña en el campo de golf. A sus 24 años, la deportista quiteña porta el título de la mejor golfista del país y actualmente está en la lista de las 100 mejores del mundo. Su familia es su fortaleza, aunque constantemente tiene que despedirse de ella para viajar por diversos destinos para representar al Ecuador. ¿Cómo logró destacarse en este deporte poco mediático en un país donde reina el fútbol? Ella lo cuenta.
Pasión innata
Este deporte es parte de la vida de Daniela desde los cuatro años. Aunque ninguno de sus familiares cercanos lo practicaban, cierto día su tío político la llevó a un campo de golf y desde entonces se volvió su pasión. “Me encantó y enseguida le pedí a mi mamá que me inscriba en un curso, pese a que el profesor decía que estaba muy chiquita. El reto de pegarle a la bola me gustó, aunque muchas veces fallaba”, cuenta alegremente.
A los seis años participó en su primera competencia infantil y cuando la etapa escolar inició, todas las tardes iba a entrenar luego de clases. A los 14, el amor por el deporte era tan grande que ya no eran suficientes las horas de entrenamiento luego del colegio, y por eso le pidió a su mamá estudiar a distancia para poder practicar todo el día. Sus padres la apoyaron y fue así como el golf se convirtió en el epicentro de su vida.
“En ocasiones tuve que dejar algunas salidas entre amigos o con familiares, pero nunca sentí que fuese un sacrificio porque sabía que al día siguiente debía levantarme temprano y comer saludable”, narra. Tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos para participar en competencias. A los 19, cuando se graduó de bachiller, le ofrecieron becas completas para representar a los equipos de las universidades estadounidenses. Ella eligió la Universidad de Miami y desde entonces asumió nuevas responsabilidades.
Etapa profesional
Revela que el comienzo fue duro. Le costó adaptarse a esa nueva etapa porque además de vivir sola en un país en el que no dominaba el idioma, tenía que rendir a la perfección académica y atléticamente. Aunque en su primer año ganó dos torneos, Daniela detalla que luego hubo una etapa en la que sí pensó retirarse del deporte “porque tenía mucha presión de mi entrenadora y la relación con ella no era buena. Estar dentro de la cancha era una tortura y varias veces pensé que quizás podía estudiar y ser una persona normal... Finalmente decidí separar lo que pasaba con el golf y poco a poco mejoró todo. Ahora agradezco haber seguido porque si me hubiese dado por vencida, nada fuese igual”, relata.
Luego, poco a poco su nivel atlético aumentó progresivamente y a los 22 años, después de graduarse de la universidad (estudió fisiología del deporte), supo que era el momento de dedicarse profesionalmente al golf.
Participó en el Symetra Tour, evento de gran importancia a nivel internacional en el que juegan únicamente los mejores.
Metas
Durante su recorrido, destaca que ha podido cumplir varios objetivos personales como conocer y jugar con varias atletas que de chiquita veía en la televisión, pero que ahora son sus amigas, por ejemplo la colombiana María José Uribe. “A 11 años cuando jugué mi primer sudamericano quedé en último lugar y ella ganó la competencia. Actualmente jugamos en los mismos escenarios con la élite mundial femenina y es lindo hacerlo”, comenta con alegría.
Al visualizar su futuro, detalla que su próxima meta es convertirse en la mejor golfista del mundo y ser parte de las olimpiadas.
Reconoce que profesionalmente no existe equidad en la cobertura de medios y premios económicos entre hombres y mujeres; pero como se considera una persona entregada a lo que hace y no es de las que se rinde fácilmente, asegura que seguirá dentro del deporte hasta los 40 años o más porque “la edad no es un limitante”.
Personal
Nació en Quito, tiene 24 años y vive entre Miami y la capital quiteña. Estudió Fisiología del Deporte en la Universidad de Miami. En su infancia hizo otros deportes como tenis, básquet, fútbol y karate. En su tiempo libre disfruta leer y estar con su familia. Su comida típica favorita es el hornado y mientras entrena escucha reguetón para concentrarse.