Parte del crecimiento de Daniella es aprender de los errores, no huye de ellos, los enfrenta y resuelve.

Daniella Wong, un nombre que se enciende

Desde niña la construcción y la decoración la han cercado. El arte, pasión y determinación son características de esta diseñadora de interiores e iluminación.

Si se pudiera definir su personalidad a través de un tipo de luz, se podría decir que es potente e intensa cuando de ejecutar una obra se trata, pero se vuelve cálida a la hora de hablar de su familia y jamás da paso a la intermitencia en sus metas trazadas.

Así es Daniella Wong, de familia de constructores, quien reconoce que en cada lugar al que va (restaurantes, tiendas, viviendas, etc.) lo analiza todo y orgánicamente empieza a trabajar.

Admite que toda su vida amó dibujar y pintar. Cuando le preguntaban qué quería, ella respondía “dibujar”. Por eso siempre estaba rodeada de hojas, marcadores y lápices de colores. A los 15 años una profesora del colegio, quien conocía de su arte, le propuso pintar el cuarto de su bebé. Sin experiencia, pero con ganas, se animó a este desafío que la uniría a la decoración para siempre. “Iba a mi ‘trabajo’ todos los días, sin pensar que sería mi profesión. Desde las 15:00 hasta las 19:00 me quedaba pintando el mural y luego regresaba a casa a hacer los deberes. Así empezó mi gusto por esto, en un dormitorio, y no paraba de tomarle fotos. Ahora que lo veo, hay partes que tal vez las hubiese hecho diferente, pero era adolescente y no sabía nada de decoración. Aun así me animé con tres habitaciones durante mis estudios de secundaria y desde allí he aprendido a amoldarme a mis clientes y ayudarlos a plasmar sus pensamientos”.

Intentó estudiar Medicina, pero el destino ya estaba diseñado, al igual que su carrera, la cual ha desarrollado en año y medio, tiempo en el que ha obtenido importantes proyectos como la remodelación del hotel Sonesta, la decoración de la casa club del complejo habitacional Karibao (Engabao-Playas), cafeterías, oficinas de una multinacional colombiana, entre otras obras. Inicialmente pensó que se dedicaría a la decoración de viviendas, lo cual no descarta.

Enchufada a su familia

De ellos proviene la energía, por eso reconoce que el primer año que estuvo fuera del país le costó, pues es muy familiar. Sin embargo, eso le ayudó a formar más su carácter, el cual -afirma- es similar al de su padre, el ingeniero civil Elio Wong, copropietario de la constructora Elot. “De él heredé la disciplina en el trabajo, hacer las cosas recta y correctamente. De mi madre Alexandra Magnalardo, también decoradora, aprendí el sentido del hogar, atender a los demás y mostrar simpatía.”

Se ilumina al hablar de sus abuelos. Del lado paterno, la pintora Julia Lama de Wong, quien expuso en el Castillo de Sant’Angelo, en Roma, y cuyo mural ‘Flora y fauna de nuestro Ecuador’ embellece el paso a desnivel de la avenida 25 de Julio y calle Dr. Raúl Clemente Huerta. Asimismo menciona a la del lado materno, Alice de Magnalardo, quien abrió con su esposo Raffaelle un reconocido restaurante italiano y hoy con 85 años sigue al mando del negocio. De la primera heredó la parte artística, y de la segunda ser una trabajadora incansable, pues señala que labora sábados, domingos y feriados si tiene algo pendiente.

Su abuelo, el ingeniero civil Otton Wong, también tiene su trayectoria en la construcción. Edificó la ciudadela Kennedy, la cúspide del coliseo Voltaire Paladines Polo y fundó la clínica Kennedy.

Su padre: maestro y colaborador

Lo ha acompañado a trabajar desde pequeña y esporádicamente juntos han dirigido un proyecto. Él le ha dado su espacio para proponer ideas, opinar y establecer honorarios. “Es mi aliado número 1. En cierta ocasión, mientras estuve de viaje, conociendo lo recta que soy, él se hizo cargo de hacer las visitas a las obras y enviarme los reportes. Me aconseja, y si algún proveedor me falla me da nuevos contactos. Es una gran bendición contar con su apoyo, siempre”.

Otras artes

En casa todos sus hermanos y su madre tocan algún instrumento musical. Su papá no, sin embargo incentivó en ellos su gusto por la música, por lo que Daniella desde los cinco años toca piano, a los 12 aprendió guitarra y desde siempre canta. Con la música exterioriza lo que lleva dentro. Esta la inspira, la hace más creativa, no trabaja sin ella.

Otro de sus pasatiempos es seguir dibujando y pintando, actividades que iniciaron toda esta aventura, e indica que sigue cuentas en Instagram de artistas pequeños pero talentosos, de quienes aprende varias técnicas que luego replica. Es una joven muy activa, multifacética, que promete seguir brillando.

Entre luces internacionales

El mes pasado la designaron embajadora de Ecuador para Women in Lighting, plataforma digital que busca destacar el trabajo de diseñadoras de la iluminación en todo el mundo, dar a conocer su contribución en esta área e inspirar a otras. Más de 50 profesionales forman parte de esta comunidad. Lo manifiesta con alegría y sencillez, pues no permite que logros pequeños o grandes ‘apaguen’ su humildad.

Personal

- Nació en Guayaquil el 23 de abril de 1993.

- Estudió Diseño de Interiores en IADE, en Madrid. Hizo un máster en Diseño de Iluminación en el Instituto Artístico de Enseñanza, en la misma ciudad.

- Trabaja en su empresa Interlight, con las arquitectas Mónica Pérez-MacCollum y Priscilla Peré, desde 2017.

- Le fascina viajar. Conoce China, Tailandia, Estados Unidos, Kenia, Turquía y varios países europeos.