Darién: ¿Dinero o muerte?, el constante dilema en la selva
Las huellas del Darién. Los relatos de migrantes que atravesaron el Darién, hablan de los peligros encontrados
Llegar a la selva de Darién es realmente un desafío, pero salir de ella es una misión que muchos no logran cumplir. El equipo de EXPRESO estuvo en medio de la selva y pudo escuchar los testimonios de quienes calificaban como un “infierno” los días que estuvieron en medio del calor, los animales salvajes y criminales que buscan dinero o muerte.
En muchos casos parece ser ese el dilema que ronda la cabeza de los arriesgados viajeros que se encuentran acorralados por bandas criminales o comunidades indígenas que buscan robar, pero si no encuentran lo que quieren, podrían llegar hasta matar, según relatan algunos sobrevivientes.
El infierno del Darién tiene tres peligrosas rutas para el cruce de los migrantes
Leer másSegún registros oficiales, en lo que va del 2023 se han registrado 28 decesos, 11 por inmersión y 17 por causas desconocidas. Sin embargo, la misma directora de migración tiene reparos respecto a la cifra ya que asegura, que según el relato de otros migrantes, muchos se suicidan en medio de la selva tirándose desde altas montañas y otros mueren llevados por la corriente y sus cuerpos podrían nunca ser encontrados.
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Esta selva también es conocida como el Tapón de Darién, ya que es la única zona en todo el continente americano que no puede transitarse por las vías regulares. Sin embargo, el crecimiento de la migración ha hecho que desde el 2009, esta jungla sea “vendida” por las bandas criminales como una ruta para poder continuar el camino y conectar América del Sur con América Central.
Son más de 5.000 kilómetros cuadrados de una pantanosa selva donde se pueden encontrar cientos de especies de animales salvajes, insectos, aves; además de climas extremos que pueden pasar desde días sin parar de llover, hasta sequías de meses con fuerte sol y una alta radiación de rayos ultravioleta.
“Vi entre tres y cuatro muertos, dos de ellos estaban ya consumidos y comidos por los animales, solo quedaban los huesitos. Nunca había visto algo similar, fue algo horrible”, relató un hombre de nacionalidad venezolana que todavía dejaba ver el miedo que le causaba lo observado.
Si bien es cierto, en lo que va del año, más de 183.000 han pasado la selva, hay otro número desconocido de cadáveres que no han podido ser rescatados que se mantienen en el olvido, lo que habla de la peligrosidad del Darién.
Sin embargo, a la muerte no es a lo único que se le teme en esta selva. EXPRESO conoció de cerca decenas de historias que relataban los principales peligros que se encuentran dentro y fuera de este infierno llamado Darién.
“Me topé con cadáveres abandonados y descompuestos en media selva”
Casi por inercia caminan los migrantes que están atravesando el último tramo del Darién y al escuchar sus experiencias de todo lo vivido, se logra entender la razón de sus miradas tristes y perdidas.
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Leer más“Vi varios muertos. Uno de ellos estaba prácticamente descompuesto, se le podían ver los huesos y cómo los insectos se lo comían. Las personas decían que se trataba de una mujer que llevaba días”, fue horrible, dijo Darwin Cañazas, tratando de contener las lágrimas, pero dejando un nudo en la garganta que no lo dejó continuar conversando.
Otros de los relatos impactantes que recogió EXPRESO en su estadía en la selva fue el de Sergio, un venezolano que aseguró haber visto un cuerpo flotando en medio del mar. “Era un hombre obeso y además estaba hinchado, seguramente por los días que llevaba ahí abandonado. Toda esa agua estaba contaminada, pero nadie se atrevía a sacarlo”, comentó Sergio que también confiesa observó cadáveres de varios días. “Me topé con cadáveres abandonados y descompuestos en media selva. Ojalá nunca vuelva a ver todo esto”, relató.
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Algunos otros viajeros relataban que fueron testigos de personas que cayeron al vacío o fueron arrastradas por el agua de los correntosos ríos que atraviesan la selva.
EXPRESO pudo conocer que en ‘La Cruz’ una zona de la selva, se encuentra una enorme cruz en honor a los fallecidos en el sitio donde resalta una enorme bandera ecuatoriana, además de observarse imágenes religiosas y algunos artículos personales de personas fallecidas.
"Me secuestraron con mi hija y familia y pedían $800 para librarnos"
La pequeña Victoria Galeano de solo dos años no paraba de llorar, parecía que entendiera todo el sufrimiento que vivió junto con sus padres hace pocos días en el interior de la selva del Darién. La familia Galeano Mendoza estuvo dos días secuestrada por una banda criminal colombiana.
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Leer másLuis Fernando Galeano todavía no puede creer lo que vivió junto con su familia. “Los mismos guías que nos dijeron que nos harían pasar la selva nos secuestraron. Nos quitaron toda la comida, los bolsos, la medicina de la niña y dinero en efectivo”, relató Galeano que añadió que pedían cuatrocientos dólares por cada uno para liberarlos, pero no contaban con esa cantidad. “Ellos pensaban que teníamos más dinero, pero no había más. Nos golpearon y nosotros solo le pedíamos a Dios que pueda librarnos. Finalmente se les ablandó el corazón y pudimos salir de ahí”, recordó el hombre oriundo de Mérida, Venezuela.
La familia califica al Darién como “peor que el infierno” y aseguran que no lo volverían a hacer nunca más, por todo el sufrimiento que tuvo que pasar, principalmente la pequeña Victoria. “Duramos dos días sin comer nada ni beber agua. Una de las noches que acampamos en medio de la selva un árbol cayó justo donde estábamos acampando. Realmente estar en la selva esos cinco días fue peor que el infierno. No le recomendamos a nadie que haga esto”, finalizó.
Ahora la familia espera poder continuar su periplo y poder llegar lo más pronto a los Estados Unidos, donde esperan poder trabajar y darle un mejor futuro a Victoria.
"Fui abusada sexualmente por un grupo de indígenas"
Con un poco de vergüenza, pero con valentía y un profundo dolor, Dugleidis Sánchez contó a EXPRESO que sufrió de violación en medio de la selva y aseguró que sus verdugos fueron unos “indios panameños” que recuerda con desprecio.
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Leer más“Unos indios bajaron hasta donde estábamos nosotros y a todas las mujeres nos despojaron de nuestras prendas y a los hombres les quitaron las pertenencias y dinero en efectivo. De mí abusaron sexualmente y de algunas otras chicas que estaban ahí . Algunas se salvaron”, recuerda con la mirada esquiva la mujer venezolana.
Dugleidis, que viaja junto con su esposo y dos hijos menores de edad (8 y 1 año), hace una pausa para contar que ella se encuentra en estado de gestación hace tres meses y que teme que pueda perder al bebé ya que ha presentado sangrados. “Cuando estábamos en Colombia me hice una prueba de embarazo y di positivo, luego de la violación he presentado y sigo presentando sangrados. Las autoridades me llevaron al hospital y comprobaron que los latidos de mi bebé habían disminuido y me diagnosticaron que estoy en riesgo de aborto”, contó la mujer, que ahora solo clama por ayuda para poder salir del Centro de Recepción Migratoria donde se encuentra desde hace 5 días.
“He hablado con mucha gente, tengo documentos que explican mi situación. No tengo dinero para pagar los tres pasajes y llegar hasta Costa Rica, me siento mal de salud y estamos desesperados porque queremos salir de aquí. ¡Que alguien nos ayude!”, exclamó desesperada la mujer de 25 años, mientras su esposo cuidaba de los otros dos menores.
"Las crecientes de agua ocultan los cadáveres"
Navegar por el río Chucunaque, la corriente de agua que atraviesa la selva, es una verdadera situación de riesgo, más aún si se lo hace en piraguas, el único medio de transporte que llega al Darién. El equipo periodístico de EXPRESO pudo conversar con migrantes y comuneros, que relataban sobre las víctimas que fueron arrastradas por la corriente y probablemente nunca sean encontradas.
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Leer más“Aquí se han encontrado algunos cadáveres de personas que no sabemos ni cuándo fallecieron, pero imagínate las que no son encontradas, deben haber muchas. Las cabezas de agua (crecientes) ocultan a los muertos”, dijo convencido Siriaco, un conductor de piragua que contó a EXPRESO su experiencia en uno de los ríos más correntosos de todo Panamá.
Durante el trayecto se ven centenares de prendas de ropa al costado del mar. En algunas zonas el paso se vuelve muy angosto ya que se puede visualizar enormes árboles flotando en medio del agua. “Son árboles arrastrados por las corrientes. Si puede sacar un árbol de la tierra, fácilmente se puede llevar una piragua con todo y sus pasajeros”, advertía el nativo.
Los migrantes, pese a no conocer mucho sobre estas historias, miraban con asombro el mar, mientras eran conducido hasta la parte final de la selva. “¡Qué miedo navegar por aquí!. Pensé que esta parte de la selva sería más segura, pero es igual de difícil”, dijo un migrante colombiano demostrando su miedo a perder la vida. “Imagínate haber avanzado tanto para morir en la orilla”, reflexionó.
“Mi hermano trató de suicidarse en medio de la selva”
Para Jesús Villarreal es imposible no llorar al recordar todo lo que le tocó vivir durante cuatro días en la selva del Darién. El hombre de 50 años recuerda que fue víctima por varias ocasiones de robos, golpes y amenazas de muerte.
Un sueño americano que sabe a angustia
Leer más“Desde que salimos de Colombia solo robar y robar a todos y aquí al llegar nos terminan de robar, se nos llevaron la comida, celulares, la plata y los delincuentes golpearon a varios”, recordaba entre lágrimas Villarreal que asegura que los que ofrecieron llevarlos, terminaron robándoles “Los mismos guías si no tienes dinero para pagar ahí mismo te dejan o los matan. Es como si te dijeran dinero o muerte. A nosotros nos cobraron $ 1.200 para guiarnos”, se lamentaba Villarreal que recuerda que su hermano estuvo a punto de suicidarse tras los robos, pero fue rescatado en medio del río.
El venezolano denuncia que los delincuentes son colombianos y panameños, pero se disfrazan de venezolanos con gorras y camisetas de ese país. “Pedimos a las autoridades que hagan algo, que los atrapen porque están haciendo mucho daño. Hay mujeres y niños en el camino y ellos no respetan nada”.
Todavía consternado e indignado por lo ocurrido en la selva, Jesús no sabe qué hará ahora para seguir adelante y llegar hasta Estados Unidos. “Nos robaron todo, no tenemos dinero para seguir, mi familia no sabe nada de mí hace días. Ahora trabajaremos aquí para tener dinero y poder seguir”, comentó el hombre que se encontraba en el ingreso de la comunidad Bajo Chiquito.
“A mi familia le diría que no hagan esto, que se vayan a Colombia, Ecuador o Perú, a trabajar, pero no vengan acá, esto es realmente duro”, finalizó Jesús.