“Darién no es ruta”, el grito desesperado de las autoridades panameñas
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“Se ha vuelto más fácil traficar personas que un kilo de droga”. Así de determinante fue el ministro de Seguridad Pública de Panamá, Juan Manuel Pino, para referirse a los problemas que se tienen en la selva del Darién. Una zona que, pese a los esfuerzos de las autoridades panameñas y colombianas, es manipulada por las bandas criminales y algunas comunidades indígenas que viven en el sitio.
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Leer másEl éxodo de más de 679.000 migrantes desde el 2009 hasta la actualidad se ha vuelto prácticamente incontrolable. De hecho, las autoridades panameñas confiesan que es poco lo que se puede hacer en tan vasto terreno (de más de 5.000 km de selva). “Se debe entender que Darién no es una ruta. Les pedimos a las personas que no migren por esa zona porque es muy peligrosa. La vida de las familias corre peligro en la selva. Son demasiados kilómetros de selva que no se pueden controlar”, aseveró Pino, que insistía constantemente con la frase “Darién no es una ruta”.
Según contaron las autoridades locales, en los últimos meses se han mantenido constantes reuniones con sus similares de Colombia, Panamá, Estados Unidos y Costa Rica, para ejercer más control en las fronteras. Sin embargo, solo en lo que va del año han migrado más de 183.000 personas irregularmente. Una cifra que probablemente sea histórica, ya que en todo el 2022 se registraron 250.000 ingresos por esta frontera terrestre.
Ante esto, una de las opciones que indicó a EXPRESO Fernando Flores, entonces embajador ecuatoriano en Panamá (cesado hace pocos días), era cerrar esta ruta. Sin embargo, la directora nacional de Migración de Panamá, Samira Gonzaine, aseguró que esto no se puede hacer. “Es imposible cerrar el Darién. No se puede impedir el paso, además es un área protegida. Eso no se ha considerado ni se hará”, dijo tajantemente la autoridad, que advirtió que al atravesar la selva hay muchas estafas. “Llegan engañados y a punta de mentiras. Ofrecen el Darién como si fuera fácil atravesarlo y tenemos entendido que lo venden hasta en $ 1.000, pero todo eso solo es una estafa. Reiteramos a los migrantes que no atreviesen el Darién”, insistía Gonzaine, tras detallar que los venezolanos, haitianos y ecuatorianos son los países que más aportan con migrantes por esta ruta ilegal.
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Por otra parte, el teniente José Chacón, principal del Servicio Nacional de Fronteras (Senafront), explicó que constantemente buscan mejorar la seguridad de las personas que quieren atravesar la selva. “Pese a que insistimos que no se debe hacerlo, debemos buscar brindar seguridad a quienes lo hacen. Es por eso que tenemos algunas estaciones en una zona de la selva para controlar los robos y violaciones que constantemente se dan. Además, cuando existen heridos o fallecidos vamos al rescate de ellos”, indicó Chacón, quien salía de un operativo en el que tres presuntos miembros de una banda criminal colombiana fueron abatidos por uniformados de Senafront en un cruce de balas.
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Leer másLuego de que los migrantes salen de la selva, hay dos estaciones temporales de recepción migratoria que son manejadas por el gobierno de Panamá y organizaciones como la ONU y Unicef. No obstante, pese al intento de brindar ayuda a los viajeros, estos sitios también se han convertido en zonas problemáticas para las autoridades. “Aquí se trata de dar la asistencia humanitaria necesaria. Se brinda alimentación gratuita, seguridad, un lugar para que descansen temporalmente y atención a la salud. Sin embargo, constantemente llegan más migrantes, por lo que se vuelve complicado el control en el sitio”, argumentó el teniente Chacón.
DENUNCIAN MALTRATOS E INSALUBRIDAD EN LOS ALBERGUES
Que los de Senafront (Servicio Nacional de Fronteras) los maltratan, que les dan comida podrida, que el agua está contaminada, que todos están enfermos por la insalubridad y hasta que los llevan con mentiras, son algunas de las denuncias que se escuchan en los dos Centros de Recepción Migratoria ubicados en el ingreso de Panamá.
Luego de salir de la selva, hay dos albergues donde los migrantes pueden quedarse. Ahí reciben alimentación, atención médica y un techo para quedarse durante un tiempo indefinido. Sin embargo, las quejas abundan en el sitio. “Nos han entregado comida con moho, dañada y hasta podrida, el agua está putrefacta y todos estamos con diarrea. No hay nadie que esté sano en este lugar”, denunció Jaime Játiva, un venezolano que migraba con sus cinco hijos y su esposa, pero llevaba ya ocho días encerrado en el sitio porque no tenía dinero para salir.
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Leer másOtro migrante de nacionalidad colombiana afirmaba lo dicho por Játiva y reclamaba que en algunas ocasiones las autoridades que están encargados de cuidarlos los tratan mal. “Son groseros, nos insultan y a algunos hasta les pegan y amenazan. Ese no debe ser el trato con los extranjeros”.
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Otro de los reclamos de los migrantes es que aseguran sentirse “presos” en un país ajeno. “Yo no tengo dinero para poder salir de aquí y encerrado no lo conseguiré. Quiero salir a trabajar a la ciudad y no me dejan. Una vez salí junto con toda mi familia y mientras caminaba en la carretera, llegó un camión y me devolvió acá. Nos tienen obligados a estar aquí y eso no lo deben hacer”, reclamó una mujer.
Ante estas acusaciones, las autoridades responden que tratan de evitar accidentes de los migrantes en las carreteras y por eso los regresan a un lugar seguro. Y acerca de los maltratos y alimentos dañados, admiten que hay buenos y malos elementos y que además hay productos que con el tiempo se dañan, pero se hace una fuerte inversión para mantener gratuitamente a los migrantes.
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