Procesión. Miles de fieles acompañaron al Cristo Negro, a pie y en canoa, durante el recorrido de ayer.

Daule: el Cristo Negro emociona a sus devotos

Con una procesión náutica se dio inicio ayer en la mañana la víspera de las fiestas patronales del Cristo Negro, que por más de un siglo se celebran en Daule.

Con una procesión náutica se dio inicio ayer en la mañana la víspera de las fiestas patronales del Cristo Negro, que por más de un siglo se celebran en Daule.

A la actividad, que empezó a las 10:30 y se extendió por dos horas, asistieron más de mil devotos y diferentes instituciones, todos a bordo de 60 canoas a motor que avanzaron por el río entre cánticos y oraciones, en un recorrido donde se recordaron las doce estaciones que tuvo que padecer Jesús antes de ser crucificado.

El Cristo Negro -según la historia del catolicismo- se trasladaba en balsa a lo largo del afluente. Por eso sus devotos todos los años acompañan a los sacerdotes a esta procesión, que para los seguidores del señor de los milagros es un día de ayuno y penitencia.

Los fieles partieron del malecón y navegaron hasta llegar al recinto Naupe, a 25 minutos de Daule.

Tras culminar el recorrido fluvial, la imagen del Cristo Negro fue desembarcada de la canoa por los feligreses, al son de música en vivo, para luego marchar sobre los hombros de sus devotos por las calles polvorientas de Naupe, entre los aplausos de los habitantes de este recinto, que lanzaban desde los balcones flores y pétalos de rosas.

La caminata terminó en la iglesia de la localidad. Allí, el vicario Freddy Barzallo -por segundo año consecutivo- ofició una misa de Acción de Gracias.

En el acto litúrgico estuvieron el alcalde Pedro Salazar Barzola, concejales y los presidentes de los gremios ganaderos y arroceros, así como representantes de las iglesias de varios cantones.

Al culminar la misa, a las 13:00, la imagen del Cristo Negro salió nuevamente en hombros, volvió al río y partió de regreso al santuario Señor de los Milagros, en la Capital Arrocera del Ecuador.

Según la historia, un esclavo afrodescendiente frotó sus manos sucias sobre la imagen y al ser visto por el sacristán, este lo castigó cruelmente. Al día siguiente, la figura del Cristo había cambiado de color en rebeldía al trato del que fue víctima ese hombre.