El debate ausente sobre a qué educación van a retornar los estudiantes del país

Si hasta hace dos años el país se quejaba de su sistema educativo, de los problemas de aprendizaje de los estudiantes, del bajo rendimiento de estos en matemáticas y lenguaje, de la falta de capacitación y actualización de los docentes, de la deficiente y destruida infraestructura educativa, entre otras cosas, ahora la pandemia ha agravado todos esos aspectos. Así lo han reseñado este y otros medios, basados en recorridos y estudios de organismos locales y extranjeros; e, inclusive, en el reconocimiento de las autoridades del ramo.

De allí que si bien el anuncio del retorno general a clases presenciales era una decisión esperada y que tiene una aceptación general, hay también especialistas en el área que consideran que, junto a ello, es preciso pensar a qué educación van a volver los alumnos, sobre todo del sistema público.

“Nos vamos a encontrar con mayores desniveles entre los estudiantes. Si antes ya teníamos dificultades en diversas áreas, todo este tiempo dedicado a la educación en línea ha sido una gran desventaja para muchos alumnos”, dice el consultor educativo Patricio Cajas, exintegrante de la organización no gubernamental Contrato Social por la Educación.

En unos casos por no haber podido ser parte de estos proceso, y en otros porque esos procesos no han sido llevados de la mejor manera, acota.

“El regreso a las aulas es un regreso a la misma educación convencional, esa que hoy es obsoleta e incluso disfuncional, no logra aprendizajes ni satisfacción entre los estudiantes, profesores y padres de familias”, señala la exministra de Educación Rosa María Torres.

Por ese motivo, la autora de diversos estudios para organismos especializados, como la Unesco, cita un reciente informe de esta entidad de las Naciones Unidas que llama a los países a diseñar un nuevo acuerdo social por la educación. Precisamente, como una respuesta al agravamiento de las condiciones educativas que ha causado la pandemia.

Se titula ‘Los futuros de la educación’ y este Diario esboza un muy breve resumen de su planteamiento en el gráfico adjunto. “El consenso de los especialistas es que hay que cambiar radicalmente la educación; no más de lo mismo”, insiste la investigadora educativa.

Según la Unesco, son tres las preguntas esenciales que deben plantearse de cara a 2050: ¿qué deberíamos seguir haciendo?, ¿qué deberíamos dejar de hacer? y ¿qué debería reinventarse de forma creativa?

Y, al igual que la Unesco, los expertos consultados consideran que las posibles respuestas o soluciones deben ser necesariamente colectivas e implicar la participación de todos los actores y no solo de las instituciones gubernamentales.

“Esto no debe ser un asunto solo del Ministerio de Educación y ver cómo lo resuelve, sino de todos; hay que invitar a la responsabilidad colectiva sobre este tema, hay que pensar cómo lo hacemos”, propone Cajas.