Debate electoral: entre reformas inútiles y sorteos bajo sospecha
Análisis | El debate presidencial del 19 de enero de 2025 tendrá los mismos vicios. Elena Nájera hizo una denuncia
Al fiasco de las reformas al reglamento de debates electorales se suma la escandalosa revelación sobre el notario encargado de dar fe de los sorteos públicos relacionados con esos debates. Según denunció la consejera Elena Nájera en el propio seno del Consejo Nacional Electoral (CNE) (sin que nadie se dignara responderle siquiera, muchos menos desmentirla), ese notario, que se supone seleccionado en otro sorteo, a cargo del Consejo de la Judicatura, es siempre “la misma persona”: un tal Homero López, “que mantiene una relación de amistad con el secretario general” del organismo, Santiago Vallejo.
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Leer más“Yo no confío en el señor secretario -dijo Nájera en la sesión ordinaria del pasado 30 de noviembre- porque solo llama a sus amigos, a sus profesores a que vengan aquí, y tal cosa sucedió en el último concurso”. Este martes 5, por escrito, en memorándum dirigido a la presidenta Diana Atamaint, la consejera amplió el círculo de su sospecha:
“Le reitero -le dice- que no tengo confianza en usted ni en su administración. La razón es obvia: resulta inverosímil que, habiendo un amplio número de notarios en el cantón Quito, siempre salga sorteada la misma persona”.
La figura del notario es necesaria en los debates presidenciales para certificar el resultado de los sorteos públicos en los que se determina la ubicación y el orden de intervención de los candidatos participantes. Por esos servicios cobra 900 dólares. Para evitar suspicacias, Nájera ha pedido asistir al próximo sorteo, y que se permita también la participación de delegados de los candidatos.
Las reformas insignificantes
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Leer másPrecisamente sobre los sorteos gira una de las reformas al reglamento de debates electorales aprobadas la semana pasada por el pleno del CNE. Se trata de un cambio insignificante y cosmético: donde antes se hacía un sorteo para la ubicación del candidato en el set y otro para su orden de intervención, ahora se hace un único sorteo para las dos cosas, suponiendo que los candidatos intervendrán en el mismo orden en el que se sienten. Grandísimo avance.
Por lo demás, nada cambia: las reformas dejan intactas las camisas de fuerza de los formatos y los cronómetros, mantienen la puesta en escena de vitrina que desestimula la interacción entre candidatos y hasta desaparecen la posibilidad de que el moderador les exija precisiones, pues eliminan su facultad de plantear repreguntas, en lo que se podría calificar como una no disimulada complicidad del CNE con el vaciamiento del discurso político.
En resumen: cero autocrítica y cero entendimiento sobre lo que debería ser y para qué debería servir un debate presidencial. Como si del anterior no hubiera nada que mejorar.
Ejes temáticos que aterrizan sobre preguntas superespecíficas de las que nadie se pueden salir, intervenciones de un minuto, réplicas de 30 segundos, mensajes finales de 25… Disposición de los candidatos mirando de frente a la cámara, de donde se desprende que la intención de los organizadores es hacerles hablar a sus votantes, no entre ellos… Una vez más el debate ofrecerá a los participantes mucho espacio para la propaganda y la demagogia y prácticamente ninguno para el debate.
CNE ignora las sugerencias
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Leer másEn este aspecto, una vez más Elena Nájera nadó contra corriente. En un esfuerzo por abrir el debate a la posibilidad de interacción entre candidatos, presentó una propuesta de reforma que suponía cambiar todo el esquema del debate: en lugar de esa rejilla hiperformateada de intervenciones cortísimas en un orden preestablecido, planteó un cuarto de hora de careo entre candidatos a partir de una “pregunta disparadora” por cada “eje temático”.
Todo ello con una disposición escénica completamente diferente, en la que los candidatos estarían ubicados unos frente a otros, viéndose las caras entre sí en lugar de mirar hacia las cámaras de televisión.
La intención era dar a los participantes la libertad para preguntarse y responderse abiertamente, con un moderador ubicado fuera de la escena, otorgando la palabra y velando por el cumplimiento de las buenas prácticas.
Como ya es costumbre en el Pleno de este organismo cuando de propuestas de Elena Nájera se trata, este proyecto de reformas al reglamento de debates no mereció siquiera una respuesta de parte de la presidenta Atamaint, a quien estaba dirigido. Idéntico a lo ocurrido con el pedido de la misma consejera de organizar también un debate de candidatas a la vicepresidencia, que contaba ya con el acuerdo y aprobación de nueve de ellas.
La actitud de las autoridades electorales ante los debates de primera y segunda vuelta ha privilegiado, sobre cualquier otro interés, el suyo personal de no complicarse la vida en absoluto.
CNE desestima hasta sugerencias internacionales
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Leer másEn ese empeño llegaron a desoír incluso las sugerencias de expertos internacionales en materia electoral invitados específicamente para asesorar en la materia.
Es el caso de la consultora argentina Carina Petri, quien sugirió, a partir de su experiencia en los debates electorales de su país, que el reglamento y la metodología de debates sean diseñados en proceso abierto y cuenten con el consenso de los candidatos. Para Diana Atamaint, un petardo, una pesadilla.
- Vicepresidenciables. No habrá debate de candidatas a la vicepresidencia, por más que nueve de ellas han manifestado su acuerdo y están dispuestas.
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