Lo que debe saber y hacer para sacar mayor provecho a sus cámaras de seguridad
La combinación con programas de reconocimiento de personas, vehículos, incluso, de armas, permite generar alertas automáticas y no solo grabar vídeos.
Inicialmente, la instalación de cámaras en los exteriores de viviendas y negocios constituyó un elemento disuasivo para los delincuentes. No obstante, con el tiempo eso ha dejado de ser así y muchos equipos ahora se han convertido en un simple medio para revisar lo que ocurrió.
Y en ocasiones ni siquiera eso, porque resulta que la cámara instalada tiene un ángulo de visión limitado, porque la calidad de la imagen que proporciona es deficiente, o porque su ubicación no es la adecuada.
Fabrizio Triviño, ingeniero en Computación y magíster en Ingeniería de Redes y Servicios Telemáticos, aclara que las cámaras de videovigilancia, al igual que los teléfonos celulares o los televisores, tienen distintas capacidades y características, así como precios. Y por ello, hay unas que ofrecen menos o más ventajas que otras.
De manera general, de manera común se utilizan dos tipos de tecnología: la análoga (HD), con cámaras conectadas por cables a un servidor o grabador en la casa o negocio; y las digitales (IP), que operan mediante una red de internet y por ello pueden conectarse en cualquier lugar donde haya buena señal o cobertura.
En ambos casos, para que sirvan de alerta y no solo de registro, es preciso agregarles programas de inteligencia artificial (IA), que hacen análisis virtuales de distintos aspectos, como reconocimiento facial (personas), de placas (vehículos), de actos de vandalismo e incluso de armas.
Tenemos que ver el ángulo de la cámara, que se pueda observar en el monitor el rostro, la placa de un vehículo; también si tiene luz infrarroja para la visión nocturna.
El objetivo es que emitan alertas automáticas cuando detectan extraños o carros desconocidos merodeando por una casa o una calle, o cuando alguien utilice una pistola, dice el también catedrático de la Universidad Politécnica Salesiana.
En ello coincide Héctor Rivadeneira, ingeniero en Sistemas Computacionales y directivo de Bits, una empresa dedicada a la instalación de estos equipos. Él recomienda primero definir el objetivo de la cámara, que puede ser observación, reconocimiento o identificación, para según eso seleccionar la adecuada.
A su criterio, son preferibles las metálicas, porque si son plásticas y están en exterior, la lluvia o el sol pueden dañarlas.
Rivadeneira detalla que los equipos tienen ángulo de visión horizontal y vertical y que este puede ser de 45, 60, 90 o de más de 100 grados. Pero advierte que mientras más abre el campo de visión, la resolución baja.
En cuanto a la capacidad de visión nocturna, indica que dependiendo de la marca y modelo de la cámara, se tiene menos o más alcance de cobertura. Por ello aconseja lo segundo.
Los dos especialistas coinciden en que existen dispositivos con IA o analítica incorporada y otros sin ella. Y que la adaptación de un módulo de IA a dispositivos ya instalados es algo que depende de los modelos.
Rivadeneira pide, además, no descuidar la protección eléctrica del sistema de cámaras implementado, que es un aspecto que usualmente no se considera..
La combinación de cámaras y programas de analítica que activan y envían una alerta es lo que ahora marca la diferencia entre poder prevenir un acto delictivo o limitarse a revisarlo posteriormente, reitera Triviño.
Asegura que hay programas de analítica tan efectivos como los usados en tiendas o supermercados, que permiten reconocer el movimiento de las personas al guardarse algún producto en su ropa o bolso, diferenciándolo del gesto común de tomarlos en las manos para examinarlos.
La protección eléctrica es un tema que no se lo considera, pero es vital para que el sistema no se dañe. Hay sectores donde la energía eléctrica es deficiente o inestable.
