Un debut agridulce
Los desesperados gritos de Guillermo Almada le disputaban protagonismo a los cánticos de las barras de Deportivo Cuenca y Barcelona, ayer en el estadio Alejandro Serrano.
Los desesperados gritos de Guillermo Almada le disputaban protagonismo a los cánticos de las barras de Deportivo Cuenca y Barcelona, ayer en el estadio Alejandro Serrano. Era la forma en la que el técnico del Ídolo intentaba hacer reaccionar a sus dirigidos, que en el primer tiempo fueron ampliamente superados, pero en la etapa de complemento lograron un empate (1-1) que al final les supo a poco.
Un atrevido elenco azuayo sometió de entrada al Ídolo, al punto de superarlo en fútbol y goles antes de que el cronómetro marque los cuatro minutos.
Juan Dinneno, el atacante argentino que esta temporada llegó a reforzar filas morlacas, fue un constante dolor de cabeza para la defensa visitante. Él, junto a Walter Zea y Jhonny Uchuari, sacaron a relucir todas las falencias del bloque defensivo del campeón ecuatoriano, que durante 45 minutos estuvo expuesto a una humillante goleada. La buena actuación del guardameta Máximo Banguera lo impidió.
En el segundo tiempo, Deportivo Cuenca le cedió campo y balón a Barcelona, apostando a un contragolpe que nunca más inquietaría a Banguera.
Los de Almada parecieron recuperar la memoria futbolística que los llevó a obtener la estrella 15. Practicando el fútbol a un solo toque arrinconaron a los locales e hicieron figura al golero Hamilton Piedra.
Ely Esterilla, Jonatan Álvez y Washington Vera desperdiciaron inmejorables ocasiones, antes de que Darío Aimar alcance el tanto de la paridad.
La barra amarilla, que esta vez no fue mayoría en el Serrano Aguilar, se marchó del lugar masticando la impotencia de haber sido testigo del debut de un campeón que esta vez no justificó dicha condición. MGD