Defensoria del Pueblo cuestiona los procesos tras el hallazgo de osamentas en Pomasqui.
La madre del desaparecido David Romo está a la espera de los resultados para saber si esos huesos pertenecen a su hijo.
Con el hallazgo de nuevas osamentas en la quebrada de Santa Martha, en Pomasqui, norte de Quito, se reactivan las investigaciones de la desaparición de David Romo, un estudiante universitario que fue visto por última vez el 16 de mayo de 2013.
Hoy, la Defensoría del Pueblo se pronuncia sobre los protocolos que debieron realizarse luego de la localización de los huesos en esa hondonada, mientras se realizaba una limpieza comunitaria. Ocurrió el 29 de noviembre. Trece huesos (cinco humanos y ocho animales) fueron localizados en ese terreno.
El 17 de diciembre, otras cinco piezas habrían sido encontradas en esa área, que según Alexandra Córdova, madre de Romo, debió ser cercada como señala el protocolo, ese 29 de noviembre. Sin embargo, fue días más tarde que se cumplió con la fijación de un perímetro de búsqueda.
Sobre el tema, la institución que vela por los Derechos Humanos, alertó en un comunicado sobre la falta de efectividad en la coordinación entre los antropólogos del caso. Esto, debido a que “no se gestionaron los procedimientos regulares para este tipo de búsquedas”.
Al respecto, Córdova también resaltó la necesidad que había de tamizar la tierra para obtener indicios que permitan identificar a la persona, ya sea por los dientes o huesos pequeños. Incluso se podría averiguar la causa de muerte por el hallazgo de balas.
“Esto demuestra una falta de preparación e irrespeto para todos quienes estuvimos en esa búsqueda (del 17 de diciembre) a la espera de los implementos indispensables... Esas osamentas pertenecen a una persona y detrás de ella, está una madre, una familia, que no puede ni debe ser olvidada”.