Los delirios de la izquierda casi matan a Gustavo Petro | Por Martín Pallares
Análisis | El mensaje del presidente colombiano retrata las taras ideológicas de una generación de políticos de la región
El mensaje que el presidente colombiano, Gustavo Petro, le dedicó a su homólogo de los EE. UU., Donald Trump, podría convertirse para los historiadores del futuro en la máxima expresión de la irresponsabilidad de un mandatario cuando se deja llevar por sus taras ideológicas que lo llevan a ser dogmático y no pensar en la gente a la que gobierna y supuestamente debe proteger. El mensaje del presidente colombiano es una valiosísima pieza documental que retrata las taras ideológicas de toda una generación de políticos y militantes latinoamericanos que incluye también al caso de los ecuatorianos.
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El mensaje de marras lo escribió y lo posteó luego de que ya la había embarrado cambiando de opinión y negando la entrada de dos aviones de EE. UU. con deportados colombianos. Eso desató una guerra diplomática en redes que pudo haberle costado a su país una crisis comercial de pronóstico reservado. Petro había hablado, en un primer momento, asimismo en X, de que recibiría a los deportados con flores autorizando los aterrizajes, pero sorpresivamente a las tres de la mañana de aquel domingo y, sin que nadie supiera dónde estaba, negó la autorización obligando a las aeronaves a devolverse a su país de origen.
Imbuido de consignas y de un discurso de izquierdista de manual, Petro se negó a recibir a sus connacionales y obligarlos a que se regresen a EE. UU., donde seguramente fueron encarcelados en un cruel limbo jurídico. Si bien Petro tenía razón de indignarse por los maltratos que evidentemente sufrían sus connacionales, su cambio de opinión y su decisión de no dejar que aterricen los aviones aumentó al sufrimiento de los colombianos deportados.
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El mensaje que vino más tarde fue, sin duda, la obra maestra de sus delirios y ya es considerado como el acto de irresponsabilidad más grande cometido por un mandatario colombiano en la historia de ese país. El mensaje es un largo delirio que resume, fielmente, los dogmas, creencias y consignas de la tradicional izquierda continental que no abandona su aspiración de llegar al poder, como el caso del correísmo en Ecuador.
Una serie de tensiones diplomáticas entre Estados Unidos, liderado por Donald Trump, y Colombia, bajo el gobierno de Gustavo Petro, acaparó la atención mundial este 26 de enero de 2025.
— Diario Expreso (@Expresoec) January 27, 2025
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El mensaje de Gustavo Petro a Donald Trump
El mensaje arranca con una idea que siempre está presente en los manuales del izquierdista clásico: viajar a EE. UU. es un acto vergonzante. Por eso, Petro le dice a Trump en la primera oración de su mensaje que le parece aburridor viajar a EE. UU. aunque hay una excepción que legitima haber ido: ir a los barrios de negros e hispanos.
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Leer másLuego hace a manera de confesión que le gustan Walt Whitman, Paul Simon, Noam Chomsky y Miller. Con esa frase, Petro trata de cincelar su perfil de hombre culto mencionando a un poeta, un cantante, un pensador y lo que se supone es un escritor estadounidense, asumiendo que cuando dice Miller se refiere a Henry Miller.
Un poco más adelante, luego de mencionar la tragedia de los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti que murieron en una silla eléctrica en 1926 y de quienes él asegura “que tienen mi sangre”, Petro sugiere en el tercer párrafo que se tomaría un whisky con Trump a pesar la gastritis que tiene. El tema de compartir un whisky le servía seguramente para mostrarse como una persona civilizada y tolerante, pero inmediatamente se victimiza (la izquierda tradicional siempre se victimiza) y le dice al presidente de EE. UU. que piensa que pertenece a una raza inferior, cosa que niega. “Es difícil porque usted me considera una raza inferior y no lo soy, ni ningún colombiano”, le dice.
El cuarto párrafo es el más largo y el que mayor cantidad de desvaríos lleva. Repite una idea que a él le encanta y que encanta en general a los gobernantes de su línea ideológica como Nicolás Maduro o Rafael Correa: decir que va a ser derrocado por el imperio como, dicen que cayó Salvador Allende en Chile. Desde ahí el mensaje toma unas dimensiones patológicamente líricas: le dice Petro a Trump que así como resistió las torturas él lo resiste, cosa que evidentemente apenas duró unas horas porque al día siguiente reculó y se acabó la crisis.
Y así su alucinamiento y en un punto, más adelante, le hace una advertencia a Trump que quién sabe si en algún momento asustó a la diplomacia gringa: “no quiero esclavistas al lado de Colombia, ya tuvimos muchos y nos liberamos. Lo que quiero al lado de Colombia, son amantes de la libertad. Si usted no puede acompañarme yo voy a otros lados”.
Las repercusiones para Colombia
Según The New York Times, la posibilidad de que Colombia, al ser castigada comercial y políticamente por EE. UU. buscaría estrechar lazos con China, hizo que ese país haya aceptado arreglar las cosas diplomáticamente aunque siempre dejando humillado a Petro.
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Leer másLos desvaríos poéticos tampoco faltaron: Petro proclamó a Colombia “como el corazón del mundo, la tierra de las mariposas, de la belleza de Remedios, pero también de los coroneles Aurelianos Buendía, de los cuales soy uno de ellos, quizá el último”. Con ese delirio, Petro se coló con un narcisismo impresionante en la estirpe de los Buendía de ‘Cien años de soledad’, de García Márquez.
Luego de ese párrafo, los delirios van aumentando y llegan a puntos inimaginables: menciona al califato de Córdoba, a los egipcios, a los romanos y le dice a Trump que Colombia fue el primer territorio libre de América “antes de Washington”, lo cual significa que si se estaba refiriendo a la independencia está totalmente perdido ya que los actuales EE. UU. se independizaron de Inglaterra mucho antes que Colombia de España. Al final, luego de varios otros dislates, escribe un colofón que suena a profecía: “que nuestra gente siembre maíz que se descubrió en Colombia y alimente al mundo”.
Todo para terminar humillado por la marcha atrás que tuvo que dar y ver publicado en The New York Times que quien intercedió para solucionar la crisis fue su adversario político, el expresidente Álvaro Uribe.
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