El desempleo en Ecuador crece en la poblacion mas preparada
La escasez de trabajo repunta entre las personas que tienen entre 35 y 64 años. Es el segmento que, por lo general, posee títulos y experiencia laboral.
Las oportunidades para hallar una plaza de trabajo se han vuelto escasas para una mayoría, pero hay un segmento de la población que este año ha sentido con mayor fuerza este problema: el de las personas que tienen entre 35 y 64 años y que, por lo general, gozan de un título profesional y trayectoria laboral.
Las recientes estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) reflejan cómo a septiembre de este año, la tasa de desempleo de las personas que tienen entre los 35 y 44 años y las que están entre los 45 y 64 años tuvo un incremento. En el primer segmento, la participación subió de 14,0 % a 16,1 %; en el segundo, de 13,7 % a 16,6 %. Esto, mientras el indicador de los más jóvenes, entre los 15 y 34 años, tendió a bajar (ver gráfico).
La cifras oficiales coinciden con lo que se vive en las firmas consultoras de Recursos Humanos que, a diario, reciben hojas de vida para seleccionar personal para un cargo empresarial determinado. Karolina Pazmiño, gerente general de Gente & Gestión Ecuador, menciona que en este año ha sido notorio el repunte de entrega de carpetas. Si hace dos años, indica, por cada proceso de selección llegaba a receptar un promedio de 350, hoy en día esa cifra está por las 2.340. De ese total, el 40 % corresponde a personas que están entre los 35 a 39 años de edad que aspiran, sobre todo, a ocupar cargos de jefaturas y gerencias.
“Y esto responde a que, en este año, las empresas, sobre todo las privadas, están apuntando a hacer reestructuraciones, recortes en sus plantillas, pero empezando por los mandos medios y altos”.
En eso coincide Marcela Mardonez, gerente general de Best Talents Consulting, una consultora de talento humano que lleva 8 años en el mercado y que este año ha visto caer, de forma marcada, la contratación empresarial en cargos ejecutivos o de alto nivel, relacionados a gerencias, direcciones y presidencias. “Dentro de los recortes que llevan a cabo, se está viendo que las empresas están dando prioridad a la salida de las principales cabezas, aplanando mucho las estructuras”, explica. Eso responde a una estrategia: tratar de no afectar la estabilidad de la mayoría de empleados, pero también ahorrarse gastos.
“Obviamente, las cabezas demandan siempre más inversión. Si una gerencia tiene un salario de $ 6.000, la salida de esa persona me permite seguir conservando en mi estructura organizacional por lo menos unas tres jefaturas. Entonces resulta más factible contratar un mando medio, capacitarlo, formarlo, para que el día de mañana pueda tener una posición más ejecutiva”, sostiene.
No obstante, Pazmiño menciona que se trata de una reestructuración que, por lo general, termina afectando el clima laboral, debido a la carga de trabajo que asumen quienes se quedan, muchas veces teniendo el mismo sueldo.
En esta época, añade, las empresas no solo que piensan dos veces a la hora de contratar a alguien, sino que han optado por ofrecer una menor paga, no solo por la mala condición económica, aclara, sino porque así lo permite el mismo mercado. “Si tenemos una influencia de migrantes, venezolanos, cubanos, y hay que gente que desde hace 1, 2 años no encuentra trabajo, son estas mismas personas las que están aceptando un menor rango salarial del que estaban habituados”.
Según la Cámara de Comercio de Guayaquil (CCG), el salario promedio se redujo $ 20 en un año, tras caer de $ 368 a $ 347,7. La brecha incrementa en cargos altos. Pazmiño señala que si antes una empresa por una jefatura ofrecía entre $ 2.000 y $ 2.500, ahora entre $ 1.400 a $ 1.500.
Mardonez confirma que la afectación es a todo nivel. Un escenario que, cree, será difícil de cambiar, menos en el último trimestre de este año, donde las compañías deben asumir más gastos, incluyendo las pérdidas económicas que dejó el reciente paro nacional.