Una deserción obliga a recontar las voluntades en el juicio político a Lasso
El optimismo opositor, en sube y baja en Asamblea. Más salidas no serían extrañas en los bloques. ‘Conversaciones’ y motivos personales pueden definir
Un proceso con desenlace impredecible. En la Asamblea Nacional el conteo adelantado de los votos que habría para salvar o destituir al presidente Guillermo Lasso es cada vez más incierto y variable. Todo depende de a quién se le consulte en el Legislativo.
La decisión del asambleísta Javier Ortiz de alejarse del Partido Social Cristiano (PSC) a vísperas del juicio político, se sumó a una de las tantas alertas sobre de qué lado está inclinándose la balanza de apoyos.
“En el último tiempo han existido cambios al interior de nuestro bloque y, a partir de ahí, las decisiones que antes se tomaban mediante acuerdos, pasaron a hacerse por amenazas”, expuso y añadió que esto es algo que afecta al resto de la bancada socialcristiana.
Nadie se atreve a decirlo públicamente, todo es entre corrillos. Pero si la semana pasada del lado de la oposición se hablaba de 96 respaldos, el ‘efecto Ortiz’ hizo que ayer las expectativas vayan a la baja y se empiece a considerar un faltante de, al menos, cinco votos para llegar a los 92 necesarios.
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Este Diario conoció extraoficialmente que en filas socialcristianas había, desde hace varios días, preocupación porque se notaba la distancia en dos de sus legisladores respecto a las decisiones y comunicados sobre la postura en el juicio político.
Algunos partidos quieren imponer la dictadura del voto, y los legisladores están diciendo: Yo así no voto.
“Es altamente probable que esta deserción en el PSC no sea la última, que Pachakutik se divida entre el radicalismo de Leonidas Iza y el realismo político y que la Izquierda Democrática siga fracturada”, dijo el excongresista Ramiro Rivera.
A eso se suma el cruce de denuncias de que se estarían canjeando votos por ministerios de lado del Ejecutivo, y de comisiones y cargos directivos en la Asamblea a propósito de su reestructuración del 14 de mayo.
El exasambleísta del PSC César Rohon considera que la voluntad de los legisladores no se puede limitar al intercambio de espacios de poder.
“En este momento los legisladores empiezan a tener criterio propio, más cuando se dan cuenta de que las pruebas son débiles y al ‘braveo’ se les quiere inducir a votar. Sin duda, puede haber una negociación que esté dentro de lo que es la política, pero no se trata de prebendas o lo que se conoce vulgarmente como compra de votos. Les van a faltar más de cinco votos”, señaló Rohon, uno de los primeros en dejar el PSC y la Asamblea en este periodo.
El correísmo tiene un 30 % de voto seducido, pero un 70 % que no quiere que vuelva al poder.
Al exasambleísta Fabricio Villamar le preocupa que se esté hablando de votos a favor o en contra, cuando el juicio está apenas en la etapa de sustanciación y el pleno ni siquiera ha escuchado al presidente Lasso.
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“A la hora de votar pesarán varios factores. Hay asambleístas que con las completas logran leer y la ciudadanía lo sabe, que jamás esperaron ocupar esos puestos, y no sería raro que en este momento hayan mejorado sus condiciones de vida y adquirido bienes o deudas en previsión de cuatro años de ingresos. Si el presidente activa la muerte cruzada y se adelantan elecciones, muchos de ellos saben que no volverán a pasar ni por la vereda de la Asamblea. Eso también va a pesar”, analizó.
Justamente, el cambio de postura y el apoyo correísta a que Lasso decrete la disolución de la Asamblea también ha hecho sonar las alarmas de que tal vez no existen los votos para la censura y destitución, y que la salida que buscan es el adelanto de elecciones.
En eso coinciden Rivera y Villamar, que consideran que la Revolución Ciudadana está convencida de que con el 30 % de apoyo que tiene a nivel país le alcanza para captar la Presidencia de la República y repetir una representación similar a la actual en una futura Asamblea, mientras otros partidos “siguen cazando tilingos”, según Villamar.
