Destino: existe
Al nacer Dios nos da el libre albedrío, ser dueños de nuestras propias decisiones y acciones. La Iglesia no acepta la predeterminación divina, ni fatalismo alguno; no admite que existen fuerzas oscuras que perjudican o benefician a los seres humanos.
El concepto de destino es anterior al cristianismo, debe ser tan antiguo como la humanidad. Hay referencia en todos los imperios de la Antigüedad; hubo dioses simbolizando el destino, como Moirai en la mitología griega.
Es un concepto que intriga y lo analizo frecuentemente. Por ejemplo, a nivel macro, ¿por qué hay sociedades más avanzadas que otras, países que miran al futuro y otros al pasado, exceso de visionarios en unos y falta de ellos en otros? A nivel personal, ¿por qué hay personas que viven más de cien años, otras fallecen al nacer o en su niñez; seres humanos que tienen inteligencia superior y otros no. De los mismos padres, unos hijos aprovechan la vida, otros la desperdician; hermanos que llegan a ser octogenarios mientras otros mueren a través de las décadas? Las profecías como la de santa Mariana, ¿qué son? ¿No definen el destino?
Desde la Antigüedad, los grandes filósofos trataron de encontrar el significado de vivir, entre ellos, Aristóteles y Platón. Unos, como Epicuro, afirmaban que el destino no podía cambiarse. Otros, como Schopenhauer y Nietzsche, escribieron sobre la voluntad de vivir. Los filósofos encontraban como problema central la relación entre vida y muerte.
La mayoría de las personas, en un momento dado, por un acontecimiento, se ponen a pensar en el destino. Decenios atrás, un querido amigo, de la generación de mi padre, pasó cerca de año y medio en cuidado intensivo de un centro médico estadounidense. Sus hijos viajaron un par de ocasiones, para darle el adiós. Sobrevivió y regresó a Guayaquil; tuve la oportunidad de conversar con él, se encontraba espléndido. Dos meses después falleció repentinamente. Muy difícil entender los designios de Dios. Nacer con estrellas y otros estrellados, parece una probabilidad. En algunos casos es difícil ignorar el factor destino. ¿Es adecuado cuestionarse?