Ventas. Kléber Figueroa, luego de ser atendido en el local de Ciro Benítez.

Detras de cada bodega de cocos esta la historia de un afroecuatoriano en la ciudad

Con la canasta en la que guarda sus cocadas, Kléber Figueroa, oriundo de Manabí y vendedor de estos típicos dulces esmeraldeños, acude al local donde se provee de la materia prima para la elaboración del producto que le permite ganarse dignamente la vi

Con la canasta en la que guarda sus cocadas, Kléber Figueroa, oriundo de Manabí y vendedor de estos típicos dulces esmeraldeños, acude al local donde se provee de la materia prima para la elaboración del producto que le permite ganarse dignamente la vida.

Se trata de Punto Coco, de propiedad de Ciro Benítez, un afroecuatoriano que ha dedicado su vida a la distribución de esta fruta y algunas de sus preparaciones.

Inicialmente viajaba desde San Lorenzo (Esmeraldas) a entregar el producto a heladerías, dulcerías y restaurantes en Guayaquil.

Sin embargo, al procurar disminuir sus gastos y dificultades, decidió quedarse en el Puerto Principal y establecer su negocio en un local fijo, ubicado en las calles Lorenzo de Garaycoa y Ayacucho.

Aparte de vender la fruta en estado natural, también distribuye helados, agua y harina de coco. Sus productos son muy solicitados por vendedores que se ganan la vida recorriendo las calles ofreciendo estas delicias.

En el centro hay tres locales en las calles Esmeraldas y Febres Cordero, 6 de Marzo y Huancavilca, Lorenzo de Garaycoa y Ayacucho.

Entre ellos, el local La Palmita de Vicente Cusmes, Guayaquileño dedicado a la venta de este producto, tiene más de 30 años en esta actividad.

Viaja cada semana a Esmeraldas, trae el producto en camiones contratados, la cantidad de sacos es según lo que pueda vender durante la semana. (F) RMO