Deudos de muertos por Covid-19 sí se quedan con las cenizas de los contagiados

Los protocolos del Ministerio de Salud Pública (MSP) para el tratamiento de cadáveres con COVID-19 o sospechosos son claros: además de una serie de normas de bioseguridad, hay que cremarlos. Esto, sumado a la restricción de realizar reuniones de más de 30 personas para evitar el contagio de la enfermedad, hace que el ritual de velación esté limitado.

Para la psicóloga Nabila Bellio, de la Unidad de Duelo del camposanto Jardines de Esperanza, la ritualización de la muerte en nuestro país es un proceso social que, muchas veces, es necesario para el deudo. “Es una forma que le ayudará a traducir estas emociones en un relato simbólico. Puede simbolizar una despedida, un cierre. Ayuda a mediar entre lo natural y lo espiritual, de acuerdo con las creencias”, comentó.

Aclara que, aunque está de acuerdo y es comprensible el protocolo de tratamiento de cadáveres del MSP, los rituales ayudan a facilitar el proceso de duelo, a asumir la pérdida.

Hasta ayer 21 de marzo, iban siete personas fallecidas por coronavirus en el país. De acuerdo con el protocolo del MSP, una vez que la persona fallece, sí se permite el acceso a los familiares dentro del primer grado de consanguinidad o primer grado de afinidad, hasta un máximo de dos personas, al lugar donde murió para una despedida, sin establecer contacto físico ni con el cadáver ni con las superficies u otros enseres de su entorno.

Deben mantener una distancia mínima de dos metros y estar máximo cinco minutos, bajo la supervisión del personal responsable, previa colocación del Equipos de Protección Personal (EPP), como gafas, traje de protección, mascarilla N95 1860, guantes y zapatones, que proporciona el personal de salud.

Puede angustiarlos

Según Bellio, el no realizar una despedida como las acostumbradas podría generar en los parientes la intensificación del duelo, angustia, dificultades relacionadas con sus cogniciones y conducta, frustración, culpa, ira, temor y autorreproches.

Luego de la despedida, de acuerdo con el protocolo de Salud, el cadáver se deberá mantener íntegro y hay que envolverlo todo, sin retirar catéteres, sondas o tubos que puedan contener los fluidos del mismo.

La bolsa impermeable y sellada donde está el cadáver puede introducirse en un féretro normal. El personal de funerarias debe usar EPP. “El destino final será la cremación, en las condiciones habituales. Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo y entregadas a sus familiares, porque no tienen peligro. Se las dan envasadas al vacío”, informó el Ministerio a EXTRA a través de un correo electrónico.

Añadieron que, “en todo caso no confirmado, la simple sospecha hace obligatoria la aplicación de todos los lineamientos de protección y cuidados aquí descritos como mínimos (manejo de cadáveres infecciosos), al igual que los establecidos en la normativa de bioseguridad emitida por la Autoridad Sanitaria Nacional”.

Bellio reiteró que sí es importante enfatizar que, aunque esto tenga consecuencias para los deudos, hay que seguir las medidas de seguridad y sanidad de los protocolos ante el estado de emergencia.

¿Qué pueden hacer los familiares?

De acuerdo con la psicóloga Bellio, el duelo se vive diferente de persona a persona. Sin embargo, hay pasos que podrían seguirse para evitar una intensificación del pesar. Esto se puede hacer en el hogar, sin reuniones masivas.

Recomienda, primero, poder detectar los elementos relevantes en la vida del fallecido. “Identificar ciertas características de su personalidad, para poder hacer un ritual propio”, dijo.

Añadió que se pueden usar imágenes de la persona fallecida, videos, flores, un poema. Eso dependerá de lo que el familiar elija.

“Este ritual, además de tener una carga racional, también tendrá una carga estética”, precisó.